Sacarse las palabras

Escribir porque es liberador. Cuando se trata de un ejercicio de emancipación, los agregados se van puliendo en el camino. La forma, el cómo, la estrategia, a quiénes, la plataforma y el formato vienen después, se tornan secundarios aunque igualmente trascendentes.

El ejemplo masivo más representativo de textos fluidos, espontáneos, concisos y rupturistas en Internet se traduce en Fotolog. La imagen en ese entonces, era un acompañamiento que complementaba la historia en una narrativa desordenada pero que los millennials captaron perfecto. El adultocentrismo atónito poco comprendió.

El consumo de texto en Internet es casi invisible aunque al mismo tiempo una unidad básica que actúa como cimiento para otras formas de expresión. Cambiamos los libros clásicos por extractos de post. De manera fugaz ampliamos nuestro espacio íntimo conectándonos con otros, vinculándonos con sus vidas y sus problemas, sus gustos y desaciertos.

Camila Gutiérrez a pesar de escribir desde un computador, organiza sus ideas en papel. Fotografía de Paniko.

Autobiografía y ficción

Camila Gutiérrez, periodista, escritora y guionista, comenzó el oficio sin plena consciencia de lo que estaba haciendo. “Me parecía divertido y en el fondo era casi una necesidad, mi círculo era muy pequeño y tenía restricciones de todo tipo”, dice. Justamente ahí, en Internet, conectaba con esa realidad que añoraba. Las interacciones le otorgaban un sentimiento desconocido de compañía a través de la pantalla.

Comenzó escribiendo cual diario de vida posmoderno en Fotolog con el nombre de JovenyAlocada, a la vista y el alcance de todos. En pocos párrafos y con frases entrecortadas. La sexualidad, la religión, la familia, el tío pastor y conceptos como fornicación, matrimonio y pureza toman protagonismo. Camila también ficciona, aunque poco. Prevalece su historia y al mismo tiempo intercala narradores, por momentos se separa de su voz. Agrega detalles, modifica personajes y transforma diálogos. Da rienda suelta a creatividad que la caracteriza.

 

Afiche en formato de blog de la película Joven y Alocada, por Fabúla.

Naturalmente, decidió estudiar Literatura en la Universidad de Chile. En primer año de carrera le escribe Marialy Rivas y le propone realizar una película de su historia desde su infancia hasta los dieciocho. “Pensaba que mis textos eran muy episódicos, con una lógica que no calzaba con un largometraje”, señala. Contrario al precepto de Camila, su guión y la dirección formaron un engranaje novedoso.

“No es lo mismo escribir para ti mismo que hacerlo de manera consciente pensando en un receptor”, explica JovenyAlocada, engullendo la evolución paulatina desde Fotolog a Instagram, Facebook y Twitter. Ahora desde esas plataformas sigue escribiendo, jugando con fotos, vídeos y experimentando con nuevos formatos.

Contingencia y opinión

Matías García, tatuador, ilustrador y escritor, se inició en las letras como un ejercicio contestatario. En la búsqueda por conversar, discutir y consensuar. Desarrolla temáticas vinculadas al amor, el aborto, la autodeterminación, el capitalismo, la sexualidad y la música. A veces, es políticamente incorrecto y los debates en Facebook son parte de su rutina.

Aunque su aparición como escritor es reciente, ha sumado colaboraciones a Revista Minga, Santiago Fusión, Nación Progresiva, Corriente, Disonantes y Ruda. “Disfruto mucho escribir, básicamente lo hago porque no soporto atorarme con las palabras, estoy predispuesto a que salgan”, dice.

La narrativa de Matías está cargada de simbolismos, de diálogos cotidianos, de miradas efusivas, de calles y de canciones. “Todo lo que me interesa está aquí”, señala, aludiendo a su red social predilecta.

La observación es la base de sus historias, todo puede terminar siendo un texto. Desde un pájaro en la ventana hasta el discurso de Sebastián Piñera. “Está relacionado, vivimos en sociedad y no es lo uno ni lo otro, es un sistema complejo el que me aturde y exige mi atención”, explica Matías.

Internet mutó

Rodrigo Agurto, periodista y magíster en Comunicación Social, se ha especializado en estudiar el fenómeno de la Web y su vínculo en los modos de construir realidad. El salto de los blogs a los medios sociales “tiene su origen en la migración de las audiencias dado por la masificación de Facebook y Twitter, esto cambió la manera de consumir contenidos y se terminó de hiperfragmentar”, explica.

Desde cualquier lugar hacia Internet. Fotografía por Alice Donovan.

Las bitácoras quedaron obsoletas. La instantaneidad y la portabilidad vinculada a un equipo móvil abrieron el espectro de contenidos para públicos más específicos. Surgen los nichos, referentes y comunidades. 

El formato de blog “implicaba una redacción distinta y una profundidad del contenido que quedó atrás frente al posteo en tiempo real y minimizado”, señala Rodrigo. El reto es desarrollar la capacidad de comunicar mucha información de manera concisa (por algo el éxito de los memes).  En cierta medida todos los usuarios hacemos el ejercicio, la diferencia radica en la técnica y la calidad del contenido.

La redacción para Internet implica utilizar todos los elementos que complementen la historia, incrustando contenido derivados de distintas plataformas. En resumen, es la capacidad de construir relatos transmediales acordes al prosumidor. Aquí la dificultad y la profesionalización de los que se aspiran a la escritura como un modo de vida. 

Camila Espinoza
La música. Escribir. El sur.
http://Espinoza
Top