Educación para personas con discapacidad (Parte 1): Más necesidad que oportunidad

En Chile las personas en situación de discapacidad deben enfrentar un entorno hostil, debido a que la sociedad aún está internalizando el concepto de inclusión, siendo el acceso a la educación un frente que presenta problemas graves como la discriminación sistemática a jóvenes y niños con discapacidad.

Las personas en situación de discapacidad y sus familias, muchas veces atraviesan el proceso de buscar un colegio adecuado para cubrir necesidades especiales en educación, sin la información suficiente sobre el tema, o derechamente desde la ignorancia.

Los jóvenes y niños con discapacidad, que han sido matriculados en lugares que no tienen las herramientas competentes para realizar una labor educativa adecuada para su condición, quedan expuestos a realizar el intento de integrarse a un sistema que no está preparado para recibirlos, por lo que la frustración es experimentada tanto por ellos, como por sus familias.

Rechazados por el sistema

El exponer a un niño o joven con discapacidad a compartir un ambiente de clases junto a niños que están incluidos en un sistema educacional “convencional” puede provocar episodios como el que ocurrió en Constitución, donde un menor con discapacidad auditiva sufrió de maltrato físico y psicológico por parte de sus compañeros, en custodia del centro educacional al que asistía.

Las estadísticas de denuncias por discriminación en el sistema educacional dan cuenta de situaciones donde menores son molestados por presentar una condición específica. La madre del menor que sufrió discriminación sistemática por parte de sus compañeros de curso, afirmó a BioBioChile.cl que la adaptación  “no fue fácil”, dado que el afectado “padece discapacidad auditiva severa, la cual le impide relacionarse de forma normal”. Lo anterior reafirma el hecho de que jóvenes y niños con discapacidad son expuestos por sus propios padres a ambientes educativos no adecuados para sus necesidades.

El tener que cambiarse de colegio muchas veces a lo largo de la etapa escolar formativa, indudablemente provoca problemas emocionales, tanto en los estudiantes como en sus familias, por lo que es fundamental que encuentren un centro educativo con las facultades necesarias para tratar con personas en situación de discapacidad.

El Centro de Educación Diferencial F-526 de Concepción, es uno de los dos establecimientos educacionales municipales en la provincia, indicados para impartir educación especial para personas con discapacidad intelectual. Ana María Varela es directora de este recinto educacional, y comenta sobre el escenario que enfrentan las familias de personas con discapacidad a la hora de entrar al sistema educacional, y cómo en su colegio ayudan a sobrellevar la carga de experiencias de este tipo.

Datos obtenidos por la Superintendencia de Educación

 “En nuestro colegio tenemos un alto número de alumnos que vienen retornados de programas de integración fracasados. Alumnos que han pasado por cuatro o cinco establecimientos regulares, antes de los doce años. Tratamos, desde esas experiencias, de reparar y acompañar en el duelo a las familias, a través de una dupla psicosocial y de los docentes. Intentamos que los padres comprendan la situación de sus hijos y que busquen sacarle el mayor potencial”, explicó Ana María Varela, quien es profesora especialista en educación diferencial. 

Imagen: Ana María Varela, profesora de educación diferencial con más de 20 años de experiencia  (foto por: Elmundodemamá)

 

¿Qué dice el ministerio de educación?

El Ministerio de Educación, estableció en 2015 el decreto número 83 de diversificación de la enseñanza, cuyo objetivo es aprobar nuevas directrices para mejorar la educación de estudiantes con necesidades especiales, en nivel básico y parvulario.

Los establecimientos educacionales regidos por el decreto 83 deben proveer un conjunto de recursos humanos y técnicos, además de conocimientos especi

alizados y ayudas, para atender las necesidades educativas especiales que puedan presentar algunos alumnos de manera temporal o permanente a lo largo de su escolaridad.

 

En el sistema municipal de la provincia de Concepción existen dos colegios que están regidos por el decreto 83. Sin embargo estos son de cupos limitados y enfrentan la falta de recursos económicos. El Centro de Educación Diferencial F-526 de Concepción es uno de ellos, y sobre estos aspectos su directora, Ana María Varela, explicó lo siguiente: “La mayor parte de los cursos necesita de un docente y un asistente técnico de nivel superior. Esto representa el doble de gasto de una escuela regular, sin embargo nosotros no somos beneficiarios de la ley SEP. Chocamos con el ministerio en que la subvención especial preferencial se asigna a los alumnos que son vulnerables y que se pueden cuantificar, y nuestros estudiantes no son medibles”.

La modalidad de educación especial, según el Ministerio de Educación, no reconoce los cursos de sus alumnos, debiendo rendir exámenes especiales para que sus habilidades y competencias sean valoradas en el sistema educacional. “Tenemos alumnos que pasan 10, hasta 15 años en la escuela especial, y al ingresar su rut en el sistema, no aparece ningún papel”, comentó Ana María Varela.

El concepto de inclusión pareciera ser un mantra repetido por la sociedad, pero que aún no se internaliza por completo. El último Censo realizado en 2017 junto con cifras del SENADIS, y que incluyó a Ñuble en la medición como parte de la Región del Biobío, dio cuenta que existe alrededor de un 18,3% de individuos en situación de discapacidad, es decir 434.469 personas de un total de población de 2.037.414 de habitantes.

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