Chile se ha posicionado como uno de los grandes productores de energías renovables gracias a su diversidad geográfica que permite implementarlas. Sin embargo, al momento de realizar esto se deben tener en cuenta los posibles efectos que puedan tener en el medioambiente.
Uno de los principales problemas que está atravesando la humanidad en estos últimos años es lo relacionado a la crisis ambiental y, principalmente, al cambio climático. Este último, es producido por la gran cantidad de emisiones de gases de invernadero que conllevan las actividades humanas en general, siendo una de estas el uso de energías no renovables (fósil y nuclear) para abastecer el resto de acciones industriales o no.
Este tipo de energías dejan una huella ecológica importante debido a que, al necesitar combustionarse para producir la electricidad, liberan grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) que dañan la capa de ozono. Ante esto, desde hace varios años han surgido como alternativa las energías renovables, producto de la toma de conciencia respecto a esta problemática a nivel mundial.
La principal característica de las también llamadas energías verdes, es el hecho de que no contaminan emitiendo algún tipo de producto secundario que afecte de manera negativa al medio ambiente. De hecho, la Agencia Internacional de las Energías Renovables (Irena por sus siglas en inglés) establece que esta, además, representa otros beneficios socio-económicos, tales como proveer nuevas plazas de trabajo, no afectar en la salud de las personas, mayor accesibilidad a la energía, una rápida implementación en caso de emergencia y una baja probabilidad de fallas.
A pesar de esto, con los años se ha podido evidenciar que, si bien la huella ecológica de las energías renovables es muy baja, esta puede llegar a afectar de otras formas al medio ambiente y a la sociedad. Esto se puede reflejar en ciertos impactos que tiene sobre el paisaje o la flora y fauna en donde se instala, afectando asimismo en la percepción que la gente tiene de estas y dificultando su implementación.
Las energías renovables convencionales
En conversación con el académico y vicedecano de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción, Roberto Urrutia, explica que “no hay actividad humana que realicemos que no produzca un efecto en el ambiente, incluso las energías renovables no convencionales. En este sentido, es importante tomar las medidas correctivas necesarias para prevenir ese tipo de impacto, de modo que puedas disminuir el efecto sobre los ecosistemas”.
Respecto a esto, las centrales hidroeléctricas y mareomotrices son las que poseen un impacto medio ambiental más alto y, a su vez, es la fuente más utilizada en gran parte del mundo debido a la alta disponibilidad de recursos fluviales. De hecho, según la Comisión Nacional de Energía (CNE), la energía hidráulica representa el 35% de la capacidad instalada en Chile, sólo superada por las fuentes fósiles con un 60%.
A pesar de que la energía obtenida de las hidroeléctricas es barata, el impacto que supone en el ecosistema de los ríos y terrestre es alta. En el primero, para implementar una central hidráulica, se deben construir represas lo que alteran el curso del río y, por ende, las rutas de la fauna que en estos vive. Asimismo, afecta los terrenos aledaños, ya que al tener que desviar el agua se pueden producir severas inundaciones.
Alternativas no convencionales y su impacto
Según datos revelados por la Comisión Nacional de Energía y el Centro de Energías Renovables, en Chile las fuentes de energías no convencionales representan un 6% de la producción total de electricidad. Dentro de este porcentaje existen cuatro tipos de recursos que son utilizados en el país: solar, eólica, biomasa y biogás.
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Cabe destacar que si bien la huella de estas fuentes es mínimo, como mencionaba anteriormente el profesor Urrutia, siempre se deben tener en cuenta al momento de implementarlas. Para ello se deben realizar los estudios necesarios que aseguren que el impacto ambiental y social sea el más reducido posible.
Respecto a la energía solar, el académico de la Universidad de Concepción asegura que afecta principalmente a los ecosistemas intervenidos por los paneles. “El calor que se produce sobre ellos genera que cualquier ave que lo sobrevuele pueda morir por el calor que se refleja y, además, producen un efecto de sombra en la superficie terrestre que impacta en las comunidades de insectos y animales que viven en el desierto”, recalca.
De este modo, toma mayor relevancia el prevenir el impacto de los parques solares, considerando el enorme desarrollo que han tenido en la zona norte de Chile. Estas, han permitido generar un gran aporte de energías no convencionales al Sistema Interconectado Central (SIC), que abastece cerca del 90% del país. Durante el 2017 se generaron 2.110 MW (megavatios), permitiendo disminuir considerablemente el consumo de otros tipos de energías.
En tanto los efectos de la energía eólica son similares. A pesar de que no posee un gran impacto sobre el terreno en que se instala (permitiendo incluso realizar otras actividades), si puede alterar el ecosistema de las aves, ya que si alguno choca con las aspas puede llegar a morir. Otra desventaja que dificulta su implementación, es que la energía producida no se puede almacenar, por lo que tiene que ser rápidamente distribuida.
Finalmente, el uso de biocombustibles, es decir, la utilización de sustancias orgánicas mediante la liberación de CO2 que estas mismas producen son las que menos huella ecológica dejan. De esta forma, el mayor problema presente es que, para producir grandes cantidades de energía, se necesitan muchas áreas de cultivos produciendo la pérdida de terrenos forestales (que absorben el dióxido de carbono) y, además, requiere grandes cantidades de agua.
A continuación te invitamos a revisar las principales centrales y parques de energía renovable no convencionales del país: