Crudiveganismo: ¿Pureza o peligro?

Las decisiones tomadas en torno a la alimentación pueden acarrear beneficios y riesgos dependiendo de cómo se apliquen. Por lo mismo, las dietas que excluyen cierta clase de componentes suelen causar dudas en la sociedad.

En los orígenes más recónditos de la raza humana, la comida cruda solía ser la piedra angular nutricional. En relación a la supervivencia y el consumo de estos alimentos, se plantea que el cuerpo humano tiene una mejor recepción de los nutrientes que otorgan ciertos alimentos en su estado más natural.

Si bien puede tomarse como casi primitivo, una considerable cantidad de personas está apuntando a esta costumbre mediante el crudiveganismo. Esta es una rama bastante estricta del veganismo que, junto a la exclusión de toda comida de origen animal, quita todos los alimentos que necesiten de cocción o calentamiento por sobre los 42 grados celsius.

Aplicación progresiva

El adoptar un régimen alimenticio que excluya ciertas comidas es un proceso largo que no puede darse de un día para otro, debido a los riesgos que puede atraer. Así lo relata Rodrigo Castro de 38 años, dueño del local de comida vegana Ital Store: “Me estoy adaptando hace un tiempo a la dieta crudivegana. Lo hago poco a poco, ya que no quiero lanzarme y cometer errores en los que muchas personas caen. Algunas llevan tres o cuatro años consumiendo sólo crudos y después sufren deficiencias de nutrientes”, afirma.

Una de las razones del crudiveganismo es mantener el alimento puro, sobre todo en la actualidad – Fotografía extraída de Internet.

Rodrigo es vegano desde los 13 años. Hace un par de años decidió adoptar el crudivorismo mediante períodos: “Tengo etapas de comida cruda de tres o cuatro meses, alimentándome a base de frutas, luego detengo por un mes o dos este proceso y lo vuelvo a aplicar por tiempos más largos”, cuenta.

Pese al escepticismo que puede existir hacia esta clase de dietas, el dueño del local y también nutricionista reconoce sentirse bastante bien alimentándose de esta forma. Su energía aumenta tanto como su ánimo, y su rendimiento se potencia con el avance del tiempo, según su relato. Admite que come no come mucho, pero que le basta para estar satisfecho y con un buen nivel de salud.

Su alimentación empieza en la mañana con un vaso de medio litro de jugo de cítricos como naranjas, piñas, arándanos o mandarinas. Si no es líquido, come la mitad de una piña. En medio de su jornada laboral, consume frutas más sólidas. Finalmente, termina el día con ensaladas contundentes y algunos frutos secos.

Herencia crudívora
Convencido de lo saludable que puede ser su vida, heredó a sus dos hijos su régimen alimenticio. Su hijo de 4 años es vegano desde el vientre, mientras que su hija de 2 años es crudívora desde su nacimiento. La dieta de su hija es en base a frutas y vegetales verdes y, hace algún tiempo incluyó disecados. Además, destaca la vitalidad de su hija con esta dieta: “Tanto los abuelos de parte mía como de su madre la han visto bien. Observan la salud y el comportamiento de ella. Es más despierta, entiende cosas que recién los niños de 3 años podrían. No se ha enfermado nunca, salvo una vez que casi se resfría, pero le duró 3 días”, comenta.

El crudiveganismo desde el nacimiento que tiene la hija de Rodrigo podría sorprender a cualquiera, pero él lo justifica: “En un adulto es distinto a un niño. Uno está acostumbrado a los alimentos cocidos, entonces cuando comienzas este régimen hay hartas cosas que limpiar y que acondicionar al cuerpo. Puede sonar raro, pero es natural de nuestro organismo. En cambio, un niño viene preparado y apto para esto, uno lo va acostumbrando con el tiempo”, asevera.

El escepticismo existente en estas dietas radicales data de casos como el de Areni Manuelyan, niña de 9 meses que en el año 2000 falleció por falencias pulmonares provocada por una desnutrición crónica, dado que su familia la alimentó con una dieta frugívora. Finalmente, la justicia decidió condenar a los padres por la responsabilidad de la muerte de su hija.

Riesgos principales
En relación a lo anterior, la nutricionista Tamara Orellana afirma que existen riesgos al aplicar esta clase de alimentación. Sin embargo, considera que pueden ser manejables. En su experiencia, lleva años atendiendo pacientes de distintas ramas del veganismo, incluyendo crudívoros. Aclara que todo régimen es un arma de doble filo: “Como cualquier otro tipo de alimentación, la comida cruda también tiene riesgos, sobre todo si no se cumple con el requerimiento de todos los nutrientes, esencialmente la vitamina B12”, comenta.

Pese a eso, Tamara reconoce que el crudiveganismo es un estilo llevadero “en la medida que se integren todas las proteínas vegetales”. Además, considera necesario tener en cuenta que, al no poder tener una cocción, hay ciertos tipos de nutrientes que no eliminan sus antinutrientes, como las verduras verdes, por lo que urge aumentar las dosis de algunos alimentos para alcanzar los requerimientos esenciales, como las semillas de chía, linaza y las nueces.

Otro de los riesgos existentes tiene relación con la salud de la piel, según explicó la nutricionista Paula Klein al medio eldefinido.cl: “Si llevamos esto por más tiempo, digamos 5 a 10 años o más, llevan a una disminución de la calidad y cantidad de colágeno, llevando a problemas de envejecimiento de la piel”.

Los jugos se convierten en una gran alternativa para la gente que se inclina por esta dieta – Fotografía extraída de Ayuna.com

De esta forma, se entiende que esta dieta puede ser llevadera siempre y cuando se aplique de la forma correcta. Hay personas que la aplican al 100%  de su dieta, mientras que otras sólo la aplican en algunos aspectos. Por lo mismo, la forma en que se realiza la inserción a esta clase de alimentación, será clave para tener una alimentación más pura o sufrir riesgos nutricionales a futuro.

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