Lo que hemos aprendido

En este tiempo de pandemia mundial hemos aprendido una valiosa lección: podemos lograr todo lo que nos propongamos.

Por: Lucas Tapia Mardones

La nueva realidad ha adaptado nuestra manera de vivir, cómo nos desenvolvemos y realizamos nuestras actividades día a día.

Llevamos encerrados más de 6 meses y hemos visto cierre de negocios, colegios y cese de actividades de otras áreas del comercio y educación. Vimos con angustia como nuestro mundo cambió y nos obligó a transformar nuestros pensamientos más profundos sobre la manera en que se desarrollaba todo.

Antes creíamos que las cosas que se realizaban físicamente eran imposibles en un contexto a distancia. Después de mucho tiempo las cámaras de nuestros equipos tecnológicos recibieron la luz y captaron imágenes luego de quitar la protección con la que nos defendíamos de los espías informáticos, tal como si fuera una exploración a algún planeta del espacio.

Surgieron muchas preguntas sin respuesta, sin embargo, siempre un grupo es el que se anima a dar el primer paso. ¿Cómo llevar una a cabo una clase de manera efectiva sin estar físicamente presentes? Los agentes de la educación vieron la posibilidad de desarrollar una clase en directo a través de una videoconferencia y tomaron esa opción. Aunque los resultados no son del todo efectivos y no se han logrado cubrir las brechas socioeconómicas ya existentes.

Centro de Concepción vacío y tiendas cerradas. Fotografía por Pablo Ortiz.

               Por otro lado, el cierre de locales comerciales parecía el fin del mundo, ni hablar de retirar fondos de ahorro porque la economía se haría pedazos. Luego de la desilusión, vino la reinvención de cada uno de los emprendedores que con esfuerzo habían levantado el sueño de su vida. Hoy muchos se dedican a lo mismo, abarcando un plano más pequeño, pero con las mismas energías a las que tenían cuando administraban una gran infraestructura.

De estos negocios emergentes, nació la necesidad de llevar productos a distintos lugares de la ciudad y las tradicionales empresas no dieron abasto en capacidad ni en cantidad. Esta necesidad permitió potenciar la mensajería de tracción humana sobre dos ruedas que resultaron ser más confiables, seguras y rápidas.

Son muchos los ejemplos que se pueden dar para graficar el potencial que tenemos como personas. La innovación no tiene límites y menos cuando nos vemos en la necesidad de afrontar un desafío que puede resultar vital para nuestra subsistencia. Sigamos con responsabilidad, recuerda que al cuidarte cuidas a tu familia y tus cercanos. No sabemos hasta cuándo nos durarán las energías.

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