Una nueva cara para las aceras penquistas

Adoquines convertidos en proyectiles, arena en medio de la calle e inseguridad al caminar por calles como O’Higgins. Problemas transversales que tienen sus días contados, tras anunciarse el rediseño y reconstrucción de las veredas en el centro penquista.

Son las once de la mañana en el centro de Concepción, específicamente en calle O’Higgins, eje fundamental para que la ciudad día a día funcione. Sin embargo, fácilmente se observa que la infraestructura vial y, específicamente las aceras, no están en óptimas condiciones: numerosos parches con cemento irregular y otros tantos espacios, que dejan al descubierto porciones de tierra suelta, tras las sucesivas vandalizaciones durante el denominado “estallido social”. 

Pese a esto, lo que también se puede observar son las barreras y conos, que bajo los rayos del sol resaltan sus fuertes colores neones, desviando la vista del ajetreado tránsito y transeúntes, que esquivándose entre sí, simbolizan algo nuevo: los trabajos de reparación en los puntos más críticos de las veredas de esta calle. 

Se trata del plan anunciado durante esta semana por la Municipalidad de Concepción, en conjunto con el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), que busca devolverle la seguridad y belleza al suelo que transitan día a día multitudes de personas mientras buscan hacer su trámite más demandante o hacer una pausa, yendo por un buen café. 

Así, en un plazo de tres meses a contar de noviembre, los tradicionales y controvertidos adocretos que daban uniformidad a las aceras de O’Higgins serán reemplazados por baldosas, las que según el comunicado difundido por el Minvu, son más voluminosas. Esto, se espera, dificultará que se vuelvan a repetir los hechos anteriormente vistos en los momentos más fervientes de la revuelta social.

Nueva cara, nuevos estándares

Evidente es, que el cambio del material de las veredas, significa una radical nueva cara para esta infraestructura: colores, formas y distribución de los hitos urbanos coronarán el renovado rostro de la trinchera peatonal de esta céntrica calle penquista.

En esa línea, el concejal Ricardo Tróstel señala que las obras, que se desarrollarán con fondos de la Subsecretaría de Desarrollo Regional, contemplarán vistosas baldosas de cemento, que espera, beneficien principalmente a los adultos mayores, considerando que pueden ser más susceptibles a daños al tropezarse por los desniveles provocados por la falta de adocretos.

Sin embargo, reconoce que las expectativas podrían relacionarse a un trabajo final poco armonioso visualmente, dados los materiales empleados. No obstante, aunque sus aspiraciones apuntan a diseños arquitectónicos más rupturistas, como el paseo peatonal multicolor emplazado en la calle Bandera, de Santiago Centro, se abre a la posibilidad que el resultado final luzca mejor que los controvertidos adocretos.

Un antes y después en la convivencia urbana

Incidentes posteriores a una marcha en Concepción. Fotografía: Agencia UNO

Entre lacrimógenas y adoquines lanzándose por los aires, es posible conocer una serie de historias sobre desesperanza, preocupación y mudanzas ante la insostenible situación. Una de ellas es la exestudiante universitaria Francisca Valdés, quien vivía en plena “zona cero” de los incidentes en Concepción.

Así, una marea de gritos constantes desde la mañana a la medianoche, provocaba que Valdés se levantara con el fuerte, desagradable y característico olor a lacrimógena en el interior de su departamento, ubicado en Colo-Colo con O’Higgins, el cual perduró por semanas y meses.

Son estas cuadras las que albergaron parte de sus mejores recuerdos, pero también los peores, quizás. “Me deprimía ver las veredas así”, recuerda con cierta desazón, a la vez que destaca que la violencia en algunas manifestaciones aumentaba con este tipo de hechos, lo cual considera, fue absolutamente innecesario.

Sin embargo, relata con alivio, quizás porque se trata de acontecimientos pasados, que los últimos meses que vivió en dicha esquina fueron sumamente caóticos. A su vez, se mantiene escéptica ante el anuncio de las nuevas veredas. Incluso, no descarta que las nuevas baldosas sean aún más fáciles de romper. 

Distinta opinión tiene la abogada Karen Muñoz, quien habitualmente transita por O’Higgins para comenzar cada día de su trabajo. Ella va más allá y considera que los arreglos son más molestos, ya que entorpecen el libre tránsito. “Concepción es una ciudad que está en constante renovación, por lo que esto ya es algo normal”, señala.

Sellar calles y errores del pasado

Desperfectos en otras calles de Concepción. Fotografía: Miguel Formas – TVU Noticias

Entre las autoridades, el foco está en no repetir los errores del pasado. Las experiencias fallidas con este tipo de reparaciones, se pueden constatar tras caminar algunas cuadras hacia el Parque Ecuador: transitar por avenida Chacabuco es una montaña rusa de desniveles, ladrillos sueltos y automóviles estacionados sobre la acera, que dificultan aún más conservar en buen estado la vía peatonal.

No obstante, aquí la causa no fue el vandalismo, sino una licitación inconclusa, explica el concejal Tróstel. Ese tipo de desprolijidades es el que, espera, no se vuelva a cometer en esta ocasión. ¿Y cómo? mediante sanciones más severas y topes de entrada más estrictos para las futuras licitaciones, señala.

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