Fase dos en Concepción: la delgada línea entre retomar la cuarentena o avanzar de fase

La segunda etapa del plan Paso a Paso pone a la capital del Biobío en una dicotomía: por un lado, los transeúntes vuelven a aglomerarse en los centros comerciales, mientras que locatarios de otras áreas claman por protocolos para reabrir ante la lenta mejoría de las cifras sanitarias.

Son las cuatro de la tarde en Concepción. El sol golpea con fuerza y caminar para realizar trámites puede resultar caótico, dependiendo de la calle que se elija para estos fines: si se opta por la explanada de Barros Arana o las estrechas veredas de O’Higgins, esta aventura puede resultar riesgosa para la salud, pues transitar entre quince personas, que comparten un metro cuadrado, parece no ser compatible con las recomendaciones sanitarias. Menos cuando, dentro de ese grupo, nadie respeta los protocolos de distanciamiento social.

Sin embargo, las personas están al tanto. Miradas ansiosas permiten imaginar caras de angustia bajo sus mascarillas, que adornan el paisaje de cada calle, siempre musicalizada con el grito unísono de “se venden mascarillas y escudos faciales”.

Estos gestos, si bien no significan una pérdida de interés en la pandemia, impiden que Concepción entre a la anhelada tercera fase del plan Paso a Paso, pues hasta el miércoles 11 de noviembre la ciudad mantenía 186 casos activos, una cifra ligeramente menor que los 215 informados por el reporte del 18 de octubre, último día de cuarentena en la capital del Biobío. No obstante, el informe del miércoles entregó cifras más preocupantes: los casos nuevos en la zona superaron por primera vez a los de la Región Metropolitana; 164 versus 156, respectivamente. 

Tras este reporte las palabras de preocupación se multiplicaron, sin embargo, no se reflejaron en la actitud de los transeúntes, cuyo panorama vespertino aún consiste en hacer extensas filas para ingresar a negocios y tiendas del retail. Esta panorámica contrasta con la que Concepción mostró durante su cuarentena, cuando hasta las calles más estrechas gozaron de amplios espacios, aire fresco y, por sobre todo, muchos fiscalizadores. 

Esta falencia es reconocida por Rosario Bustos, directora de la Dirección de Administración de Salud Municipal (DAS) en Concepción, quien rápidamente reconoce que el incremento en la circulación de las personas afectó la capacidad de los Centros de Salud Familiar (CESFAM) del sector céntrico. 

Ante esto, señala que una de las estrategias de la DAS será extender el calendario de atenciones para los fines de semana en los CESFAM de la comuna. Además, se establecerán aforos máximos y nuevos protocolos de sanitización, sobre los que prefirió no ahondar. 

De las medidas a la práctica

Estas demarcaciones intentan resguardar la distancia física afuera de bancos y supermercados. Fotografía: Pablo Ortiz Bascuñán.

A este anuncio se suman los vistosos portales de sanitización que la Municipalidad de Concepción instaló en Plaza de la Independencia y el Palacio de Tribunales, así como las llamativas demarcaciones de espacio pintadas en cada vereda. No obstante, esta infraestructura es opacada por el ritmo frenético de la ciudad. 

Además de estas medidas, la estudiante universitaria Daniela González destaca que algunas tiendas ofrezcan alcohol gel y termómetros a sus visitantes. Esto contrasta con lo que sucede en sus vitrinas exteriores, donde el cuidado y la fiscalización son nulos. La situación se torna más caótica en el Terminal de Buses Collao, donde si bien existe fiscalización, falta información esencial para viajar de manera segura.

Funcionarios de la salud al límite

La desprolijidad que relata Daniela tiene como principal consecuencia una débil trazabilidad y, por ende, contactos estrechos de pacientes contagiados que no podrán ser detectados. A su vez, esto repercute en la labor de los funcionarios de la salud, quienes se mantienen escépticos ante la seguridad dispuesta por las autoridades.

Equipo multidisciplinario del CESFAM Víctor Manuel Fernández, ubicado en el sector oriente de Concepción. Fotografía: Comunicado Servicio de Salud Concepción.

Rebeca Sepúlveda, dirigente local de la Federación Nacional de Profesionales Universitarios de la Salud (Fenpruss) se expresa con calma y decisión al responder por las condiciones de trabajo de su gremio. “Cuando se decretó cuarentena ya era tarde, lo que aumentó la ocupación de camas críticas en el Biobío, y acentuó la sobrecarga laboral, estrés y desgaste físico”, señala.

Al respecto, Sepúlveda especifica que la disponibilidad de camas en la zona se situó en un 10% durante los meses de cuarentena, lo que considera crítico. Además, aprovecha la oportunidad para denunciar que, desde marzo, Fenpruss está exigiendo medidas básicas como testeos preventivos y búsqueda activa de casos, sin embargo, estos llamados no han sido atendidos.

Estas falencias no tienen prioridad para ser corregidas, ni posibilidad alguna de acción para los transeúntes, quienes deben hacer filas en el centro sin protocolos que los resguarden. ¿Las consecuencias? Van más allá de la salud: la labor de los hospitales y la viabilidad financiera del comercio “no esencial” se han visto sumamente perjudicadas.

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