Radiografía del “estallido ciclista”: la importancia de las ciclovías en la planificación vial de Concepción

Distintos actores sociales ponen en tela de juicio la calidad de la red de ciclovías que actualmente lucen las calles penquistas: mayores estándares de seguridad, cantidad de kilómetros construidos y respeto de los automovilistas, son las principales demandas.

Junto con el proceso de desconfinamiento, las personas optaron por disfrutar de las bondades del aire libre en las principales calles y plazas de Chile. Asimismo, la bicicleta se convirtió en una compañera indispensable para realizar esta actividad de forma segura, dado el distanciamiento que permite. Concepción, uno de los principales polos urbanos del país, no se quedó fuera de esta tendencia.

De este modo, tras un rápido recorrido por el centro penquista, se puede constatar que las condiciones de seguridad de las vías exclusivas para ciclistas, en algunos casos, no son las mejores. Así, existen ciclovías -como la de avenida O´Higgins- que lucen una demarcación casi inexistente tras el paso de los años y el deterioro, producto de las barricadas en el contexto del “estallido social” de octubre pasado.

Sin embargo, a juicio del coordinador de la Oficina Ciudadana de la Bicicleta de la Municipalidad de Concepción, Andrés Vidal, entre todas las estructuras de uso público, las ciclovías fueron las que presentaron menores niveles de daño, pues afirma que, a diferencia de algunos semáforos o aceras, estas no quedaron inutilizadas. Asimismo, Vidal aprovecha la pregunta para destacar el proceso de planificación de estas ciclovías, que explica, se trabajó en conjunto con la comunidad y las organizaciones ciclistas. Además, asegura que cumplen con los estándares de seguridad establecidos por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu).

No obstante, Vidal reconoce que deben establecerse medidas concretas en favor de la educación vial de todos los actores de la movilidad pública para disminuir los accidentes. Vale decir peatones, ciclistas y conductores de vehículos motorizados.

La intersección de Tucapel con O’Higgins cuenta con un espacio bicibox para viraje prioritario de bicicletas. Sin embargo, tras las últimas reparaciones de la calzada, la delimitación de este es inexistente. Fotografía: Pablo Ortiz Bascuñán.

Pero los problemas de infraestructura no son lo único que aqueja a los usuarios de bicicletas, sino que también, la poca preocupación de las autoridades regionales por su mantención. Así lo señala Ariela Muñoz, fundadora del colectivo ciclista Muévete, quien señala que las veredas y ciclovías con las que cuenta Concepción no son seguras ni cuentan con inspección alguna que resguarde el respeto a las normas de tránsito.

A esto, agrega que la motivación de las autoridades a usar las ciclovías no se condice con las numerosas fallas de diseño de estos carriles, que a su juicio, no están preparadas. De igual modo, desmiente la tesis de Vidal al asegurar que no se respetan los estándares de construcción definidos por el Minvu, lo que hace depender a los ciclistas de las decisiones de los municipios, que no tienen los medios necesarios para apegarse a estos estándares.

“La revolución será ciclista o no será”

En consecuencia, esta problemática, que no es exclusiva de la capital del Biobío, trajo consigo numerosas manifestaciones, denominadas ciclomarchas, centradas en las históricas inquietudes que enfrentan los ciclistas al ponerse el casco y pedalear por las principales calles del país. En esa línea, cabe preguntarse ¿cuáles son las principales motivaciones de este incipiente movimiento?

Así, al diagnóstico de Ariela se suma el de Nicolás Martínez, periodista y habitual ciclista de las calles del centro penquista, quien señala que el problema sigue siendo la falta de cultura de peatones, automovilistas e incluso del municipio, quienes bloquean las ciclovías con materiales de construcción e impiden usarlas con normalidad. “Levantaría la separación entre la calle y la ciclovía. Es común que, incluso, automóviles avancen por ellas para evitar tacos, entonces se necesita una separación más notoria y una mejora en las señaléticas, además de algo que eduque a conductores y peatones”, señaló.

La reparación de las aceras en O’Higgins entorpece el normal tránsito de los ciclistas por aquel eje de Concepción. Fotografía: Pablo Ortiz Bascuñán.

Por su parte, Andrés Vidal reconoce que “el escenario ideal de una ciudad cicloinclusiva es sin ciclovías, pues, se entiende que los usuarios del espacio público (peatones, ciclistas y automovilistas) deben moverse con responsabilidad y respeto por los demás. Es decir, que la calle sea compartida mediante una sana convivencia entre las personas”.

Desafortunadamente, existen voces que evidencian que ese escenario no es tal en Concepción, como Orietta Lucero, una de las voceras del movimiento Callejeras Autoconvocadas Biobío, que ha cumplido un rol protagónico en el desarrollo de ciclomarchas: “Si bien, este medio de transporte permite mayores medidas de seguridad sanitaria -como el distanciamiento físico- este se contrapone con la falta de infraestructura vial y la falta de cultura en el convivir de automovilistas y ciclistas, lo que se ha visto reflejado en el aumento de usuarios de ciclovías fallecidos por atropellos”, señala.

Educación vial ¡ahora ya!

Según algunos ciclistas que frecuentan la ciudad, muchos de los problemas que los aquejan podrían evitarse si los automovilistas los respetaran. Sin embargo, reconocen que dicho problema trasciende la conducta individual, ya que tiene que ver con un tema de educación vial.

Y es que por mucho que se dispongan vistosas señaléticas, si quien debe respetarlas desconoce su significado, la eficacia de estas es prácticamente nula. Así lo describe Jaime Paz, fundador del movimiento Mascleta, quien categórico señala: “Nunca tuvimos una campaña de educación vial decente, más allá de un instructivo escueto y vago. La idea es aprender a convivir todos en la calzada. Si la ley de convivencia de modo se cumpliera y cada vehículo nos adelantara 1,5 metros de distancia, como lo exige la ley, no tendríamos que construir ciclovías”.

Para quienes transitan dentro de los límites demarcados para bicicletas, los símbolos y normas que guían su camino son claros. Además, respetan a cabalidad las exigencias, como el uso de casco y luces. Sin embargo, el foco está en el lugar equivocado, afirma Ariela Muñoz, ya que a su parecer “nadie les dice a los automovilistas cómo actuar, ni qué medidas deben tomar al compartir calle con los ciclistas”. Así, afirma que actualmente no existe respeto por las personas adeptas a este tipo de transporte, lo cual a su juicio, no va a cambiar con una ciclovía más, sin importar sus estándares.

Las organizaciones sociales definen las ciclomarchas como una forma segura de continuar manifestándose ante la pandemia de Covid-19, pese a las complicaciones de seguridad vial que sufren a diario. Fotografía: Cecilia Ananías.

Una “ruta ciclista” para Concepción

Sin embargo, entre los ciclistas, no todas las apreciaciones son negativas. Para Jaime Paz, las exigencias que tenían como Mascleta están resueltas: “Partimos pidiendo la reivindicación de la bicicleta como medio de transporte y la construcción de una estructura dedicada al ciclismo urbano. Hoy en día estos requerimientos se han cumplido bastante bien”, señaló.

Así, a diferencia de hace tres años, cuando solamente existían ciclovías en lugares turísticos y/o de entretención, hoy el radio céntrico de la ciudad cuenta con cuatro ejes de ciclovías: O’Higgins, Manuel Rodríguez, Ongolmo y Roosevelt, lo que ha permitido a los usuarios de este medio de transporte -amigable con el medioambiente- movilizarse por la zona céntrica sin tantas interrupciones. Estas se suman a las que existían previamente en Víctor Lamas y Barros Arana.

Sobre su experiencia al usar las ciclovías de Concepción, Paz señala que “ha sido buena ya que, sobre todo las nuevas, otorgan gran seguridad y funcionan excelente, excepto la de O’Higgins que en invierno se inunda”.

A su vez, producto de la pandemia, se encaminan más avances en esta materia: durante 2021 se comenzarán a implementar ciclovías temporales en las calles Caupolicán, Rengo y Barros Arana, según explicó Pedro Venegas, encargado de la Secretaría de Planificación Comunal al portal BioBioChile.cl. Esta decisión, que se enmarca en el Plan de Movilidad del Ministerio de Transportes y sumará 4,6 kilómetros de este tipo de carriles, fue tomada tras el alza en el uso de la bicicleta por las calles de Concepción, desde marzo de 2020. Se trata de medidas que revisten gran relevancia para los penquistas, sobre todo si se tiene en cuenta que, en promedio, circulan 450 personas a diario por las ciclovías del Gran Concepción, según cifras publicadas por Diario Concepción que reflejan el creciente protagonismo de la bicicleta en el paisaje urbano de las calles penquistas.

Los ciclistas están ocupando cada vez más las calles del Gran Concepción. Fotografía: Isidoro Valenzuela.

Entonces, cabe preguntarse si calles como Rengo y Caupolicán -consideradas ejes centrales del transporte público- serán capaces de soportar, además, un flujo constante de personas a bordo de bicicletas. Esto trae a colación otro cuestionamiento: ¿por qué, con un número considerable de ciclistas, aún no se ha contemplado un eje ciclista por las avenidas Paicaví y Los Carrera, que habitualmente sufren de congestión vehicular?

Este tipo de interrogantes solamente se podrán dilucidar cuando las nuevas ciclovías anunciadas ya estén operativas y se pueda disponer de sus cifras de uso, la cantidad de accidentes y la frecuencia de episodios de congestión vehicular dentro de la ciudad.

De este modo, la seguridad ciclista se convierte en un tema que, dada su complejidad, escapa a falencias estructurales, pues conlleva un trabajo de enseñanza sistemática de respeto a las normas de tránsito y, por supuesto, hacia terceros.

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