Piratería: ¿Un problema de nunca acabar?

Al ser un término tan usado durante los últimos años, resulta importante hacer algunas precisiones para comprender el fenómeno en torno a la piratería. A pesar de la resistencia opuesta por la industria, el problema continúa vigente, como señal de que, aparentemente, aún quedan asuntos por solucionar.

La piratería es el término coloquial con el que se hace una referencia generalizada a las reproducciones no autorizadas de material que es de autoría de terceros.

A pesar de ser una práctica ilegal a nivel global, se encuentra fuertemente arraigada entre los hábitos digitales de los usuarios de Internet. Este hecho se puede comprobar haciendo una sencilla búsqueda en Internet. Casi cualquier película, obra musical, libro, software u otra clase de obra original que goce de cierta popularidad, cuenta con una reproducción no autorizada que, usualmente, es de acceso expedito y gratuito.

Como fenómeno, la piratería ha sido un constante dolor de cabeza para las industrias creativas que figuran como víctimas de esta práctica. Sin embargo, mirando en retrospectiva, la Internet de hace una o dos décadas atrás es muy diferente a la que hoy conocemos. Actualmente, nuevos modelos de negocio, como el surgimiento de plataformas de contenidos mediante streaming, que operan bajo modelos de suscripción, han otorgado una alternativa que cambió el paradigma, desplazando las descargas ilegales a un segundo plano.

Sin embargo, a pesar de los nuevos movimientos de la industria, la piratería continúa activa en la red. Para analizar esta situación, diversas personas involucradas con la creación de contenidos compartieron sus apreciaciones.

La piratería bajo la lupa de la Ley

Felipe Burgos. Fuente: icdt.cl

Felipe Burgos es abogado, Master in Laws (LL.M.) in Competition, Innovation & Information Law por la Universidad de New York y Licenciado en Ciencias Jurídicas por la Universidad de Concepción. Actualmente se desempeña como consejero del Instituto Chileno de Derecho y Tecnologías y como docente de la cátedra de Propiedad Intelectual en varias escuelas de derecho de la región. 

A modo de contextualización, para explicar el marco bajo el que se regula la piratería, el jurista señaló que la norma rectora de esta materia es la Ley 17.336 sobre Propiedad Intelectual, que data desde 1971. A nivel macro, el texto legal trabaja en torno a dos grandes conceptos, que son la Propiedad Intelectual, que agrupa los derechos de autor y los derechos conexos sobre obras de los más diversos tipos, y la Propiedad Industrial, que aplica sobre patentes, modelos y marcas.

La piratería, como infracción, consiste en la vulneración de los derechos de Propiedad Intelectual de terceros. “Por ejemplo, si generas una pintura, el derecho que tú tienes como pintor es que nadie puede reproducir esa obra sin tu autorización”, señaló el docente para ilustrar lo que la ley protege no sólo en ese caso, sino que también ante cualquier otra obra creativa. 

Como precisión, cabe comentar que la piratería como concepto no existe en la legislación, lo que reduce esta palabra a una expresión coloquial. 

La respuesta de las industrias creativas

Juan Diego Polo. Fuente: juandiegopolo.com

Juan Diego Polo, ingeniero español, quien es fundador de Wwwhat’s New, medio digital especializado en tecnología y además, creador de PoolDigital, consultora dedicada a asesorías en marketing digital, ha sido un testigo privilegiado de la evolución del rubro en las últimas décadas. 

Respecto a cómo han evolucionado las estrategias contra la piratería de las industrias involucradas, el experto del área señaló que este sector nunca ha realizado lectura adecuada del problema. “Sabemos que existe una demanda de contenidos, sabemos que existen personas que no tienen recursos para acceder a ese contenido y que en muchos sitios el contenido está sobre facturado”, comentó Polo desde Barcelona. 

“Lo que ha hecho la industria es adaptarse a lo que Internet ha ido dando sin querer. Si por la industria audiovisual hubiera sido, continuaríamos con los mismos videoclubs, los Blockbuster y la venta de discos DVD a 35 euros en las librerías”, agregó. 

Sobre los pasos posteriores, aquellos que configuraron el presente de la distrubución digital, el también autor de dos libros señaló que, en principio, “el streaming no era bueno ante los ojos de la industria, pero YouTube vino con el primer ejemplo, después llegó Netflix y eso lo cambió todo”, como precedente de lo que después ocurrió con Spotify y otras plataformas similares en más áreas.

Idealizando escenarios futuros, Juan Diego Polo comentó que le gustaría ver que “se premie a la creatividad de alguna forma, que los creadores realmente puedan despertarse imaginando cosas, sabiendo que de alguna manera eso les va a traer comida en el plato”. “Para que esa creatividad realmente funcione, tendría que haber algún tipo de de licencia de derechos o de subvenciones, para que ese contenido no dependa de algoritmos extraños que viralizan lo que se publica en Internet”, señaló también.

Nuevo modelo, nuevas oportunidades

Sweet Pomelo. Fuente: @sweetpomelo.wav en Instagram

Nicolás Hernández es productor musical independiente y líder del proyecto electrónico Sweet Pomelo. Su visión sobre la piratería delimita dos contextos posibles, uno donde la declara admisible y otro donde no, bajo estándares éticos.

“Me acuerdo de algo que dijo Pedro Lemebel una vez, que le daba lo mismo que piratearan su libro, alegando que mientras más lo hicieran, mejor terminaría siendo”, comentó Hernández, para después agregar que, bajo su apreciación, “nunca va a ser malo que alguien copie tu trabajo si es por las razones correctas”.

Complementando ese punto, señaló como ejemplo que “no es lo mismo sacar cientos de fotocopias de un libro para entregárselas a una escuela de escasos recursos, que replicar esos mismos para lucrar con ellos”, haciendo alusión a la ética citada anteriormente.

Respecto a su área de desempeño, declaró que el cambio de paradigma en el modelo de distribución de contenidos en Internet, forzado inicialmente como respuesta a la piratería, favoreció a los músicos independientes, otorgándoles la oportunidad de competir bajo igualdad de condiciones con artistas mejor posicionados. “Antes era impensado competir de igual a igual con los grandes éxitos del momento, pero hoy un proyecto independiente surgido desde Chile como el mío, puede llegar a estar en una misma lista de reproducción que The Weeknd, por ejemplo”, comentó el músico.

Internet, tierra de nadie

Sebastián Barros. Fuente: @tabularasaestudio en Instagram.

Sebastián Barros es realizador audiovisual y codirector en la productora Tábula Rasa Estudio. Desde su experiencia, señaló que la piratería es algo difícil de detener y es un factor que todo creador de contenidos debe considerar durante su trabajo.

“El ciclo de vida de una obra debe ser planificado. Por ejemplo, si rodé una serie de televisión, en primer lugar debería planificar la adjudicación de un fondo, contemplar su tiempo de emisión al aire y después, asumiendo que una vez que publicas algo en Internet de inmediato pierdes el control sobre eso, definir bajo qué modalidad publico el material en la web. A fin de cuentas, el propósito general es que tu contenido llegue a la gente”, agregó el profesional.

Bandas tributo y el “favor tácito” que le rinden a la industria

Year Zero Project, personificando a Ghost. Fuente: @yearzeroproject en Instagram.

Las imitaciones o reproducciones no autorizadas en el campo de la música, también comprenden la difusión de covers y la ejecución de imitaciones no autorizadas.

Claudio Salgado está dando sus primeros pasos como músico independiente. Sin embargo, durante los últimos seis años ha personificado a varios integrantes del conjunto sueco de heavy metal Ghost. Hoy, forma parte de Year Zero Project, donde encarna el personaje de Cardinal Copia, vocalista de la banda.

Respecto a la categoría bajo la que se desempeña su proyecto, el joven músico oriundo de la Región Metropolitana señaló que en sí, las bandas tributo no son una real amenaza para la industria. “Si tienes por un lado la opción de ver a una banda extranjera de renombre esta noche en el Estadio Nacional, y por otro, la oportunidad ver a un tributo de ellos mismos en un bar a la misma hora, no creo equivocarme al pensar que estaríamos todos en el Nacional, a juzgar por la propuesta musical y escénica”, comentó Salgado.

Bajo la apreciación de Claudio, para que una banda tributo se aparte del concepto de una imitación burda y superficial, “debe ser concebida con la base del respeto y en sentido de homenaje, contemplando todas las aristas que conlleva la creación original, ya sean planos visuales, estéticos y propiamente los auditivos”.

En cuanto a la vulneración de la propiedad intelectual ajena y sus derechos conexos, el líder del tributo a Ghost señaló que existe una especie de pacto tácito al respecto, pues, a fin de cuentas, le terminan haciendo un favor a la industria, a su parecer. “No creo que un tributo musical constituya en sí mismo una reproducción pirata del trabajo hecho, debido a que éstas en su gran cantidad son creadas sin fines lucrativos. Lo que cobran usualmente es lo mínimo para llevar a cabo el propio show. Según mi forma de ver esto, los tributos son indirectamente una tribuna para acercar la banda original a fans consagrados y a nuevos públicos”, sentenció el intérprete.

Rescatando una expresión cada vez más incorporada en el vocabulario popular, vale la pena precisar que no todo lo ilegal es antiético. Considerando además que el origen de las leyes y normas suele ser reactivo, pues buscan solucionar problemas sobre los que se manejen precedentes suficientes y no hipotéticos, los antecedentes y datos compartidos permiten, por lo menos imaginar, un futuro en el que la piratería podría ser cada vez menos necesaria, ante una eventual oferta más amplia y mejorada de contenidos accesibles y asequibles.

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