Desde la diputada Pamela Jiles corriendo como Naruto, hasta la Tía Pikachu que bailaba durante el estallido social. El anime en Chile se ha popularizado gracias a su fácil acceso en la actualidad.

El anime en Chile llegó como un intento de la televisión por ampliar su catálogo en los tiempos en que no existían las plataformas de streaming. Y en la actualidad, ha sumado millones de adeptos gracias a lo atractivo de sus historias. Sin ir más lejos, según La Tercera, nuestro país consume más anime que el resto de Latinoamérica.

A pesar de lo masivo que puede verse el consumo de la animación oriental en Chile, su inicio fue bastante tímido. Ya que, no existía la posibilidad de acceder a mucho contenido proveniente de Japón. Luis Perilla, en su investigación llamada Otakus en Chile (2009), detalla cómo fueron esos orígenes:

“Se origina en los años 70’ con la proliferación de series de dibujos animados japoneses en Chile (Tales como Candy, Mazinger Z, Marco, entre otras), continuadas por los más recientes éxitos televisivos (Sailor Moon, Dragon Ball Z, Caballeros del Zodiaco, Pokemon, Samurai X, entre otros).”

Luis Perilla, antropólogo.

El ataque de los animes

La animación japonesa se ha popularizado a tal punto, que en la actualidad existen plataformas dedicadas exclusivamente a la difusión de este contenido. Además de la integración de animes a servicios de streaming, como es el caso de Netflix y la incorporación de películas animadas por Studio Ghibli. Uno de los estudios de animación japonesa más reconocidos a nivel mundial que cuenta con algunas de las películas que más han recaudado en este género.

Otro de los factores que influyó en la popularización de este tipo de animaciones, fue la inmediatez que proporciona la globalización. Tal es el reciente ejemplo del exitoso anime Shingeki No Kyojin (Ataque a los Titanes). Esta serie estrenó su última temporada el domingo 6 de diciembre, la cual llegó subtitulada a nuestro país en menos de 5 horas, algo impensado años atrás.

El anime entre los chilenos y chilenas

El estallido social permitió a muchas personas utilizar parte de la cultura japonesa como herramienta para expresar sus ideas. Los cosplays, disfraces y pancartas haciendo alusión a los animes más populares abundaban en las distintas marchas a lo largo del país. Siendo uno de los disfraces más destacados el de la Tía Pikachu, quién utilizó al popular personaje del anime Pokemon para manifestarse.

Otro de los animes que hace de las suyas es Naruto. Su influencia se vió reflejada en la celebración de Pamela Jiles, durante los dos retiros del 10% al correr como el protagonista del manga japonés.

Es que a tal punto a llegado la influencia del anime en Chile, que este mismo año se publicó «Neo Tokio: Historia del animé en la cultura chilena» del escritor Wladymir Bernechea.

Sin dudas, la popularidad de la animación japonesa se encuentra en ascenso. El consumo de anime se ha vuelto parte natural de los chilenos y chilenas que seguirán disfrutando de la gran diversidad de historias que emergen desde el otro lado del mundo.