Veganismo en Chile: el impacto de un estilo de vida que promete un mundo más ético

Alrededor de trescientas mil personas en el mundo se hicieron veganas en 2019 gracias al programa Veganuary, que busca entregar información y asesoramiento para quienes quieran cambiar al veganismo de manera fácil y económica.

Durante los dos últimos años, el alza del estilo de vida vegano ha impactado tanto a la sociedad como a las industrias chilenas. Basado en el consumo responsable y empático con los animales, el veganismo deja fuera cualquier tipo de alimento o producto que derive de la explotación o tortura animal. 

Uno de los principales motivos para adherirse a este estilo de vida es la reducción del impacto en el ecosistema. Según datos de Greenpeace, el sector agrícola es responsable del 24% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, mientras que el 14,5% del total proceden de la ganadería. Además, el 80% de la deforestación mundial es resultado de la expansión agrícola, ya que al menos un 20% de las hectáreas se utilizan para la producción del alimento de los animales de granja.

Por otro lado, la erradicación de la explotación animal se alza como uno de los motivos más populares. En este sentido, es importante saber la diferencia existente entre vegetarianismo y veganismo, ya que este último elimina cualquier producto que sea de origen animal, mientras que el vegetarianismo solo excluye carnes rojas y blancas.

De acuerdo con un informe realizado por las Naciones Unidas, las industrias que procesan carne, huevos y productos lácteos son responsables de un 65% de las emisiones de óxido nitroso en el mundo. Pero estas empresas no solo contaminan el aire, ya que para generar  tan solo un kilo de carne se necesitan alrededor de 2.400 galones de agua, generando sequía en la mayoría de los sectores donde se encuentran las plantas de producción.

No obstante, un estudio de la Universidad de Oxford realizado en 2016, resalta que las dietas a base de plantas tienen un enorme potencial a nivel económico, medioambiental y de salud, asegurando que podrían salvar alrededor de ocho millones de vidas animales para el 2050. De lo contrario, si el consumo de carne  sigue aumentando, esta industria sería la responsable de un aumento del 50% de las emisiones de gases invernadero para el mismo año.

Una alimentación que salva vidas

La revista británica The Economist consideró el 2019 como el año del veganismo. Sin embargo, el 2020 sorprendió con sus cifras: el consumo de carne mundial alcanzó su punto más bajo en nueve años, disminuyendo en un 3%  per cápita durante el año. 

En 2016, el Ministerio de Salud chileno reconoció la legitimidad de dietas vegetarianas y veganas luego de que la ONG Animal Libre solicitara al Colegio de Nutricionistas y al Instituto de Nutrición de la Universidad de Chile dar a conocer sus posturas frente a estos tipos de alimentación, lo que hizo posible certificar la validez de estas dietas.

Según un estudio de las Naciones Unidas sobre
alimentación y agricultura, Argentina es el país que más consume carne en 
Latinoamérica, con un promedio de 100 a 150 kg por persona al año.
Foto rescatada del sitio web Elespanol.com.

Por otro lado, un estudio realizado en 2017 por la Universidad de Florencia, comparó los beneficios que existen entre una dieta vegana, vegetariana y omnívora. La investigación concluyó que la alimentación vegetal aminora las probabilidades de padecer enfermedades cardíacas y cáncer. En este último caso, los académicos encontraron una reducción del 8% en el caso de una dieta vegetariana y de un 15% con la dieta vegana.

El nutricionista Anyelo Riquelme, confirma esta información explicando que una dieta basada en plantas tiene ventajas por sobre una dieta omnívora, ya que cuenta con más consumo de fibra, esteroles vegetales, fenoles y varias sustancias que, debido a diferentes mecanismos, mejoran el organismo y reducen el riesgo de problemas cardiovasculares. “A lo largo de los años se le ha recomendado a la ciudadanía aumentar el consumo de frutas, verduras y legumbres, por los beneficios que tienen. Al mismo tiempo, se le ha hecho promoción a hábitos de vida saludables, como el evitar alimentos excesivos en grasas y azúcares.”

Además, Anyelo añade que: “Es difícil intervenir de forma tajante, ya que la alimentación de una persona está condicionada por diferentes factores tales como la cultura, aspectos económicos, geográficos, sociales, entre otros”. 

Animales como sujeto de derecho

De acuerdo con el Código Civil chileno, los animales no humanos son definidos como “bienes muebles” y carecen de leyes que los protejan efectivamente ante el maltrato. La campaña #NoSonMuebles, creada por la organización Veganos de Chile pretende concientizar sobre la falta de dignidad con la que se inscribe a los animales a nivel legal, invitando a condenar el maltrato y la desprotección de algunas especies que no están incluidas en la ley por no ser consideradas como mascotas.

Según la FAO, aproximadamente un 75% de las nuevas enfermedades que
 han surgido en los seres humanos en las últimas décadas son de origen animal.
Foto rescatada de Upsocl.com.

Dentro de esta cosmovisión, se busca no reconocer a los animales como una especie de consumo, sino como seres sensibles a su entorno. Marysabel Pavez, abogada e integrante del colectivo Derecho y Defensa Animal, comenta que es imperativo eliminar la concepción de que los animales son objetos de propiedad. “Todos los animales sintientes merecen la misma consideración, pensar lo contrario seria discriminación arbitraria.” Además, insiste en que toda lucha por avanzar en la abolición de la explotación animal es valiosa: “Pelear por los casos más reconocidos puede expandir el pensamiento de las personas a otros casos invisibilizados”.
Si bien el debate sobre el maltrato animal se ha intensificado en el último tiempo, la idea de incorporar a todas las especies no humanas en la nueva constitución surgió debido a las demandas exhibidas durante el estallido social del 25 de octubre. Por lo que varias organizaciones animalistas ya se están preparando para presentar una propuesta que garantice dignidad y protección a todos los animales.

Según la Encuesta Nacional sobre Medio Ambiente  realizada en 2018, en Chile existen alrededor de un millón y medio de personas que no consumen carne, lo que equivale al 6% de la población total. Mientras que un estudio realizado por el colectivo español Ecología Verde afirma que, actualmente, más de tres mil animales en el mundo mueren de forma violenta para convertirse en comida para humanos.

Aillen Bastías, veterinaria de la Universidad San Sebastián, explica que los animales que viven en granjas de producción industrial pueden llegar a desarrollar trastornos de ansiedad y estrés producto del maltrato. “Estos animales son encerrados en espacios reducidos y poco higiénicos. Muchos cerdos, vacas y gallinas son obligados a vivir entre sus heces, orina, otros animales con enfermedades e incluso los cadáveres de los que fallecen antes de ser sacrificados”. 

La especialista también se refiere al comercio de pieles: “Este negocio suele ser más cruel de lo que se piensa, muchas especies son asesinadas de forma brutal. Lo más triste es que por lo general, se utilizan las pieles de las crías  y los métodos de extracción de piel pueden considerar el electroshock, la asfixia e inyecciones letales”. Por otra parte,  los animales que no se crían en granjas, como las focas, mueren a causa de golpes proporcionados por los cazadores. 

De acuerdo con Aillen, el maltrato animal y la explotación son prácticas que el sistema capitalista ha avalado por décadas. Según el sitio especializado Cruelty free kitty, Estados Unidos determinó en 1938 que los animales podían ser utilizados para probar productos como los cosméticos y fármacos, lo que justificó el uso de especies como los conejos o los ratones para experimentar en laboratorios especializados.

Cambios en el mercado nacional

A pesar de que el movimiento anti especista llegó a ser materia de interés para las marcas tradicionales tanto en Chile como en Latinoamérica,  solo la organización Vegetarianos Hoy posee la licencia para entregar el sello V-Label, que certifica que los productos catalogados como veganos  no poseen ingredientes de origen animal.

Estas certificaciones deben estar visibles en cada paquete y pueden ser de dos tipos: V-Label y Sello Vegano. Esto se da con mayor frecuencia en el mercado tradicional, donde muchas empresas han adaptado o incorporado productos de este estilo a sus catálogos, por lo que deben garantizar la integridad de estos a sus consumidores.

El estudiante de cuarto medio, Francisco Mora, comenzó su camino al veganismo  dejando la carne a los 13 años. “Yo elegí este estilo de vida por los animales. No concibo que otro ser tenga que nacer para sufrir, ser abusado y utilizado toda su vida con el fin de ser alimento para mí. La explotación animal y la desinformación que existe en torno a este tema es enorme. Si en el colegio nos enseñaran cómo se produce la comida que tenemos en nuestros platos, estoy seguro de que el porcentaje de personas vegetarianas y veganas sería aún mayor”, declara.

Sin duda, el veganismo ha captado la atención de un amplio sector en la sociedad, por lo que las industrias tradicionales se han visto en la obligación de incorporar productos de este estilo en sus marcas. Pero antes de que los productos veganos llegaran al supermercado, las opciones a las que muchas personas debieron recurrir en una primera instancia,  fueron los emprendimientos y pequeños comercios que elaboraban sus propios productos.

Un estudio apoyado por el Injuv y la Dirección de Educación de Santiago, indica que 
el 15% de las alumnas y alumnos de liceos emblemáticos de Santiago, no comen carne.
Foto rescatada de Segurosdetuatu.com.

La nutricionista Valentina Bello, administradora de la página Trinu Veggie en Instagram, comenta que mucha gente busca motivación en internet para seguir este estilo de vida. “Decidí compartir mis recetas porque las personas suelen creer que ser vegano es solo comer lechuga, cuando en realidad se pueden crear una variedad enorme de platos sin la necesidad de matar a ningún animal”.

Según la organización Igualdad Animal, las redes sociales ayudan a esparcir el mensaje  del veganismo aún más rápido. Sus videos e investigaciones sobre la industria ganadera han alcanzado los 75 millones de reproducciones en plataformas como Instagram y YouTube. Los aportes realizados en material gráfico y audiovisual ha podido concientizar a más público a cambiar su alimentación por una que no promueva la violencia.

Por otro lado, el debate que existe sobre las empresas que producen carne y productos para veganos y vegetarianos a la vez se ha acrecentado con el tiempo. “Yo creo que se están aprovechando de que el veganismo se ha vuelto más popular. Es importante no caer ante la propaganda de productos instantáneos, porque a final siguen asesinando animales en sus granjas. Te venden un producto vegano, pero las marcas más grandes, por ejemplo La Crianza, saca una hamburguesa sin carne y seis hechas de diferentes animales. Eso no es tener consciencia, es oportunismo”, señala Valentina.

En general, más que un estilo de vida, el veganismo se ha transformado en una postura ética que invita a las personas a vivir en armonía con el entorno. También es importante comprender que, a pesar de los prejuicios y excusas que aún existen para seguir con el consumo de carne, optar por una vida libre de crueldad animal es más fácil de lo que se cree socialmente, solo se requiere un poco de empatía y compromiso.

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