Cuando la política se cruza con la salud EntrelíneasPor Deniss Monsalve - 5 abril, 2021 La posibilidad de aplazar las elecciones me pareció en primera instancia una coherente determinación. Entendiendo el estado sanitario que atraviesa el país era bastante arriesgado llevar a cabo las votaciones, incluso si estas se desarrollaban en dos jornadas. De todas formas, sigo manteniendo la postura de que, aunque el ejercicio electoral es una muestra de democracia, primero se debería velar por la seguridad y salud de los ciudadanos. Aunque la idea de una reprogramación aún debe pasar por una Comisión Mixta, me atrevo a pensar que esta será acatada, sin embargo, creo que en la actualidad nadie podría predecir si para el mes de mayo la pandemia ya estará controlada, ni mucho menos adelantar cuántas personas irán a ejercer su derecho a voto. Una consideración importante es que a diferencia de los comicios de noviembre los sufragios próximos buscan la selección de alcaldes, gobernadores, concejales y constituyentes. Referente a ello, tengamos en cuenta que según el estudio de «Logística de elecciones en pandemia», el plebiscito de 2020 -que solo distinguía entre un sí y un no-, sumado a las medidas sanitarias correspondientes, podía demorar tres minutos. Ahora, si incluimos la extensa lista de candidatos para las presentes votaciones ese tiempo podría incrementarse el doble. Con la tardanza de cada votante, es muy posible que se produzcan filas y tiempos de espera extensos para llevar a cabo el ejercicio del voto, lo que traerá consigo una masa de personas. Aquello es lo que se busca evitar con las cuarentenas en casi la mayoría de las ciudades y, en este caso, la movilidad de los individuos se vería justificada en un derecho que no se puede coartar. La alta movilidad de las personas que podría traer las elecciones aumentaría la circulación del virus. Fuente: La Tercera. Aunque la mayoría de las personas estemos desencantadas con la política, creo que las próximas elecciones tienen un sentido de obligación más profundo que el de las anteriores. Esta vez, además de elegir a nuestros gobernantes, escogeremos a quienes redactarán la nueva carta magna que regirá al país –claramente en caso de aprobarse-. Por ello es importante que cumplamos con nuestro deber cívico, ya que más tarde los lamentos no se podrán revertir tan fácilmente. Me parece imperante que entre el Ejecutivo y los Parlamentarios piensen en todas las aristas que puede tener la realización de los comicios en medio de una crisis sanitaria. Hay que brindar espacio para la democracia, pero también para la seguridad. Entiendo que algunos se vean cegados por las ansias de poder, pero créanme que debe ser más fácil retrasar una propaganda electoral que lidiar con el colapso del sistema hospitalario.