Los delitos de mayor connotación social disminuyeron en medio de la pandemia, pero -al parecer- hay algunas cosas que no paran ni siquiera con la COVID-19. Por otro lado, cuando las personas no confían en sus instituciones, recurren a tomar sus propias medidas.

Con el pasar de los años Chile ha ido viviendo una escala preocupante en la cantidad de delitos. Las autoridades en la materia, además de candidatos a diversos cargos, han apelado a combatir a los responsables. Algunos incluso han prometido eliminarlos para siempre. Es verdad que se han tomado medidas al respecto, creado proyectos de ley y hecho reformas constitucionales, pero pareciera que ninguna ha surgido efecto.

Según el estudio Índice Nacional 2020, desarrollado mediante vía telefónica por la Fundación Paz Ciudadana, se asevera que la cantidad de delitos disminuyó considerablemente durante el pasado año. Esta baja pasaba del 40,6 % al 27,4 % en medio de la pandemia por la COVID-19, mientras que la sensación de seguridad aumentaba. Pero en estas cifras, ¿se consideró como factor determinante la salida de militares y mayor contingente policial en las calles? Si bien nos encontramos en un periodo de encierro, donde existe menos visualización de lo que ocurre en nuestro entorno, resulta entonces complejo el poder evaluar hechos o percepciones de manera correcta.

El Centro de Estudios y Análisis del Delito (CEAD), sistema de monitoreo perteneciente al Ministerio del Interior y Seguridad Pública, durante el año 2020 -en plena pandemia- registró 386 483 delitos de mayor connotación social, que son aquellos hechos violentos que atentan contra la vida y bienes de las personas. Si estos datos se comparan con los obtenidos durante los dos primeros años del segundo mandato del presidente Piñera, 549 837 (2018) y 554 829 (2019), queda en evidencia que la reducción de estos actos -que bajó un 30,3 %- no se ha debido a una prevención.

Hoy se aprecian delitos violentos al estilo de la pantalla grande. Contamos con una Subsecretaría de Prevención del Delito (SPD) que -al parecer- se limita a entregar los cambios del Plan Paso a Paso y medidas restrictivas. Las personas están prefiriendo realizar justicia con sus propias manos, con detenciones ciudadanas y grandes golpizas, en vez de confiar en las instituciones. ¿Será que ahora es trabajo de la ciudadanía velar por su tranquilidad y seguridad? ¿Seremos, hoy en día, jueces y verdugos? Al parecer es una pregunta que solamente cada uno puede responder desde su propia realidad.