Lo esencial es no improvisar

Desde el jueves 15 de abril el comercio volvió a cierta normalidad, después de dos semanas en que se restringió la venta de productos tipificados como no esenciales.

Las medidas minuciosamente pensadas y estudiadas por el comité de expertos anti Covid-19, nuevamente nos sorprendieron y hace unas semanas nos regalaron una imagen genial que refleja cómo hacen las cosas y piensa este gabinete; las góndolas de ropa infantil en los supermercados estaban cerradas mientras que las de alcohol no. Es irrisorio preguntarse, ¿en qué afectan las prendas de bebé al contagio? La escena era inentendible a todas luces. Más allá de la lógica justificada por el Gobierno para disminuir la movilidad, es un pésimo ejercicio definir qué productos son esenciales para una persona y cuáles no.

Las críticas no demoraron en llegar y no solo desde la ciudadanía, sino que también desde el mundo del comercio y empresarial de diversos sectores. Pues es un error la tipificación de esenciales que busca el Gobierno entendiendo que las necesidades son subjetivas en cada persona. Esto es totalmente inviable y además vulnera los derechos y libertades consagrados en la ley que aplica para el consumidor y el comerciante.

Ante la tardía agudeza de la irracional medida, el Minsal decidió dar paso atrás a la medida y levantó la restricción de productos desde el jueves pasado, dando señales nuevamente de las improvisadas políticas sanitarias. Sin embargo, los daños económicos generados para los miles de emprendimientos y empresas que se vieron afectados estas dos semanas son irreversibles.

Ni siquiera por delivery se podía comercializar productos no tipificados como esenciales. Gentileza: Chócale.

Lastimosamente, para quienes viven de esto, lo esencial no son los productos, sino que su fuente de ingreso lo es. El gobierno no puede privar de trabajar a estas personas, sobre todo a los pequeños y medianos emprendedores que muchos viven de la recaudación por día. Con este paso en falso, lo mínimo que debió prever el Ejecutivo es compensar los daños económicos perjudicados y brindar apoyo verdadero y transversal a muchas familias que sufren los devastadores efectos.

Es irrefutable adoptar medidas sanitarias relativas a la evolución de la pandemia, pero urge que estas no sean el resultado de una burda y perjudicial improvisación.

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