A casi 4 años de la promulgación de la Región de Ñuble, la zona aún tiene que demostrar que da el ancho y atiende a todas las necesidades que requiere el distrito. Los gestores de actividades culturales observan que estas se ven amenazadas por el centralismo en la capital regional Chillán y temen la estandarización de las diversas realidades que se viven en el territorio.

Ñuble ya conoce el centralismo, una realidad de la que buscaba escapar al separarse de la Región del Biobío. Actualmente, la región es víctima de la centralización de servicios en la capital Chillán y el descontento de los pobladores rurales. El área cultural es dañada por la falta de recursos en ciertas zonas y la escasa representación que estas tienen dentro de la identidad regional.

Uno de los hitos culturales en Ñuble es el encargo fotográfico ‘‘Ñuble 2019. Retratos de la nueva región’’, creado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Este fue planeado principalmente desde la capital regional, gestado en conjunto con la Unidad de Patrimonio de la Municipalidad de Chillán y el Centro de Extensión Cultural (Cecal) de la UdeC. El proyecto comisionó a 5 fotógrafos para retratar la identidad de Ñuble y pretendió alcanzar rincones olvidados, por lo que se extendió a Quirihue, Bulnes y San Carlos. En su producto final, rescató a sólo cuatro comunas de las 21 que componen a Ñuble.

La estandarización del territorio ñublensino

La Red de Museos de Ñuble, conformada el 2020, agrupa a centros de Chillán y a pequeñas sagas museológicas rurales, la mayoría establecidas por sus respectivos municipios que dependen del trabajo de sólo un encargado. Han estado más de un año con las puertas cerradas debido a las medidas sanitarias que se han tomado por la pandemia mundial de covid-19 y tienen problemas para la conservación de sus piezas.

El apoyo que reciben de las autoridades regionales es deficiente. Fabián Irribarra, director de ‘‘Itata, Museo Antropológico’’ de la comuna de Quirihue y ex coordinador de la red, indica que más allá de una reunión con la Seremi de Cultura, no han sido apoyados.

Irribarra se mantiene crítico hacia las gestiones gubernamentales, en particular a la postulación de financiamiento a proyectos, pues es una de las pocas oportunidades para obtener financiamiento en medio de la pandemia. Los requerimientos a estos fondos no están adaptados a la vivencia rural, donde aún existen problemas en telecomunicaciones. También mira con desconfianza el encargo fotográfico del ministerio, ya que este no empleó a fotógrafos regionales -a excepción de Fernando Melo- ni se extendió a zonas costeras. Irribarra comenta: ‘‘se estandariza una realidad urbana, que no tiene relación con las experiencias de otros territorios’’.

Pavimentar el camino

Uno de los ejemplos más fuertes -y menos apreciados- de la descentralización de la cultura en Ñuble es el caso del Liceo Bicentenario de Excelencia Polivalente de San Nicolás. Sus aulas abiertas y libertad de cátedra han hecho posible que inviertan en artes, música y deportes, y que el colegio se asiente como un espacio de educación, investigación y extensión, donde se reúnen artistas nacionales e internacionales para educar.

Reinaldo Aliaga, artista y mentor del colegio, relata una experiencia similar a la de Irribarra, el contacto con la Seremi no se tradujo en apoyo. Frente al centralismo en Chillán, alega la falta de visión y conocimiento de las nuevas autoridades sobre Ñuble: ‘‘cuando tienes autoridades que no son expertos, no puedes crear buena cultura regional’’.

El interés de Aliaga en fortalecer el patrimonio cultural de la región está conectado con su labor pedagógica: ‘‘a los alumnos hay que pavimentarles el camino para que después sean respetados’’. Para esto levantó la convocatoria abierta ‘‘Nuevas Visibilidades 2020’’ junto al Museo Internacional de la Gráfica y Cecal UdeC.  Aliaga menciona: ‘‘no es solo un proyecto regional, es una base de datos, un catastro de artistas que deben ser visibilizados’’.

Destaca el rol de Cecal al abrir oportunidades para la integración de la identidad rural en el ecosistema urbano. La encargada del centro, Amara Ávila, señala: ‘‘nos resulta muy atractivo poder fomentar y colaborar en el desarrollo de iniciativas interdisciplinarias, como fue el proyecto de Evelyn Rozas y Lorena Villablanca en Quinchamalí’’. Actualmente, la institución se enfoca en crear instancias virtuales para cualquier interesado en la Región de Ñuble.

Las experiencias retratadas por los gestores indica la alta dependencia que tiene el crecimiento cultural en el trabajo colaborativo entre organismos independientes del gobierno. Para concluir, sólo queda esperar que las autoridades sean capaces de atender a las críticas y demandas para formar una identidad regional genuina y acorde a las diferencias que marcan al territorio ñublensino.