Alimentación sustentable: la alternativa sana para el ecosistema

Entre pandemia, sedentarismo, escasa vida saludable y mala alimentación, la población en Chile asoma con altos índices de obesidad y explotación de la industria alimentaria con mayor impacto para el medio ambiente.

En medio de la pandemia por coronavirus, la limitación al desplazamiento, las cuarentenas y el ejercicio libre restringido han atentado no solo contra las campañas deportivas, también inciden negativamente en las políticas de consumo saludable de alimentos. Muchas veces, entre el estrés y la rutina repetitiva, el sedentarismo absorbe lo que se ha avanzado en una materia donde Chile es de los primeros dentro de los índices de obesidad. Sin ir más lejos, según datos de la Encuesta Nacional de Salud de 2017, se estima que la población con problemas de peso es de un 71%. Si hablamos de naciones dentro de la OCDE, solo Estados Unidos nos supera.

Nivel Socioeconómico como factor de mala alimentación

Un factor importante es el ritmo de vida que se tenía antes de la pandemia, donde la mayoría de la población optaba por seleccionar alimentos en base a la inmediatez de la oferta, a modo de aprovechar el escaso tiempo que disponía para ingerir los alimentos. Así lo relata Javiera Norambuena, nutricionista UCSC con un diplomado en obesidad, quien señala: «el país está en desarrollo, hay más trabajo y más dinero, pero también hay menos tiempo para dedicar a la preparación de alimentos. Entonces nos aferramos a lo más fácil, a las comidas rápidas y alimentos procesados».

En 2010 la población obesa en Chile era del 64%, hoy en día esa cifra es cercana a un 74% según datos de la OCDE. Imagen cortesía: Emol.com.

En esa misma línea, Norambuena considera que la comida orgánica y natural es más cara, sin embargo, también apunta a que la población carece de educación para buscar alternativas económicas que vayan de la mano con una dieta sana: «hoy la gente no tiene educación alimentaria, no sabe que, con cosas más baratas, igual se puede llevar una alimentación saludable, como lo hacían nuestros abuelos o incluso antes. Mucho tiempo atrás la gente se alimentaba del campo, con productos que hoy llamamos orgánicos. Ahí está un factor importante, que es el tema de la sustentabilidad», comentó la nutricionista.

Actualmente, se lleva a cabo un proyecto de investigación por parte del gobierno de Canadá y la Universidad Adolfo Ibáñez, en donde analizan las políticas públicas respecto a la alternativa sustentable en el país. Felipe Vásquez, doctor en economía agrícola y de recursos, es uno de los investigadores a cargo y en sus consideraciones menciona que la definición comenzó a acuñarse con miras a paliar el calentamiento global y las emisiones de gases efecto invernadero, debido a que la industria alimentaria incide de gran manera al planeta y todo su ecosistema. Sin ir más lejos, el impacto de esa industria solo es superado por la explotación de las energías fósiles. Vásquez señala que alimentación sustentable es: “aquella dieta que considera tanto aspectos nutricionales como medioambientales, en simple, ayudará a las personas y será amigable con el medio ambiente”. Además, dentro del rubro, la industria agraria y pesquera son las más explotadas y de esta forma: “solo la producción de alimentos aporta con un 30% de las emisiones de GEI en el mundo”, aseveró.

La industria pesquera no solo aporta con productos de consumo directo sino también con el proceso de la harina de pescado que funciona para alimentar a animales de granja. Imagen cortesía: Latercera.com.

La tendencia apunta a cambios en las dietas

En nuestro país, el consumo de carnes ha ido en aumento, siendo liderado por las aves y cerdos, en conjunto estos animales representan el 80% del total que gastan los chilenos en sustento de origen animal. En dicho sentido, Guillermo Parajeeconomista e investigador de la UAI, considera la importancia de virar hacia alimentos saludables y que generan armonía en el ecosistema, particularmente destaca que: “la literatura académica habla de dos puntos fundamentales, los nutrientes a limitar y los nutrientes para promover. Los primeros son las grasas saturadas, sodio y azúcares. Entre los nutrientes a promover se encuentra vitaminas, hierro, entre otros”. De esta manera, Paraje explica la importancia de los sustitutos a la hora de consumir alimentos más nutritivos en contraposición a las carnes, puesto que: “la que más contamina es la producción de carnes de vacuno, sin embargo, es la más fácil de erradicar de la dieta, porque tiene un muy buen sustituto que es mucho menos nocivo con el planeta, como son las legumbres”, cerró.

Y es que lamentablemente, la industria del consumo animal no ha logrado disminuir sus remanentes nocivos tanto para el medio ambiente como para los animales, quienes continúan siendo vistos como un número y eslabón más dentro del proceso. Todo esto hace propicio la aparición de dietas veganas, preferencias de lo vegetal y natural por sobre la producción animal, apoyado por especialistas que recomienden y verifiquen la correcta ingesta de nutrientes y vitaminas. De tal modo, el ecosistema completo toma un respiro, generando un ciclo que beneficia a las personas, los animales y el planeta.

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