Día de las ballenas y los delfines: ¿Cómo se protegen estos animales en Chile?

El pasado 23 de julio fue el “Día de las ballenas y los delfines”, proclamado por la Comisión Ballenera Internacional, organización que tiene como propósito prohibir la caza de estos mamíferos marinos que son considerados animales en peligro de extinción. Chile -por su kilométrica costa en el pacífico sur- es foco principal de avistamiento de cetáceos, por lo que muchas entidades buscan visibilizar la situación en la que viven los seres acuáticos. 

Los delfines, las ballenas y las marsopas son considerados entre los animales más inteligentes de nuestro planeta y ayudan a mantener la salud del ecosistema marino. No obstante, cada dos minutos un delfín, una marsopa o una ballena muere accidentalmente en el mundo debido a la pesca.

Los cetáceos son un grupo de mamíferos importantes en la función de los ecosistemas marinos y, por ende, estos organismos pertenecen al orden Cetáceo, el cual se divide en dos subórdenes: Mysticeti y Odontoceti; que comprende 86 especies actuales de mamíferos marinos, incluyendo a las ballenas, delfines y marsopas. Si bien tienen amplia distribución, la mayoría son consideradas especies en peligro de extinción.

Delfines en la costa de Chile.
Foto: Diario Concepción.

La licenciada en Oceanografía en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Andrea Piñones, explica cómo se desarrollan estos animales en su ecosistema: “Chile es un corredor para las ballenas, donde se pueden avistar en todo su litoral. Dichos animales viajan de norte a sur para alimentarse durante la primavera y verano y regresan de sur a norte en otoño para reproducirse en invierno, en aguas de Perú, Ecuador y Colombia”.

Camila Calderón es médico veterinaria del Centro de Investigación Oceanográfica Copas Sur-Austral de la Universidad de Concepción, quien aseguró que existen pocos estudios sobre la abundancia y biodiversidad de cetáceos en la Región del Biobío. Sin embargo, las especies de las que hay registros frecuentes son de las ballenas Sei, Fin, Jorobada, calderones grises, delfín chileno, orcas y cachalotes: “Principalmente los avistamientos son en Caleta Chome, Llico, Isla Santa María, Isla Mocha y el Golfo de Arauco en general. Esta es una descripción general, ya que cada especie se comporta de una manera distinta y al no existir una red oficial de avistamientos ni estudios actuales en la zona, no sabemos si, por ejemplo, hay animales que estén quedándose todo el año o si existe alguna zona de alimentación como la del Golfo del Corcovado o el Parque Marino Francisco Coloane en Magallanes”.

La Fundación Valve fue creada a inicios de este año por estudiantes de Biología Marina en la Universidad de Concepción, quienes como equipo se dedican a realizar estudios científicos sobre ecología, biología, oceanografía, entre otras. El alumno de Ciencias del Mar y fundador de esta organización, Sebastián Cavour, se dedica al estudio de los cetáceos hace cuatro años y comenta sobre la protección que se le brinda a estos animales en Chile y el rol de su entidad: “Como fundación nos ocupamos de estudiar a los cetáceos, principalmente, porque en el país y en la zona del Bío Bío hay mucho avistamiento de estos animales y buscamos visibilizar sus problemáticas, como lo es la caza y la contaminación en el mar”.

Sebastián Cavour, fundador de Valve.
Gentileza: Fundación Valve.

La caza de ballenas

El problema con la caza de ballenas no es nuevo y solo está visibilizado hace 33 años atrás. En realidad, los primeros intentos de controlar la caza de ballenas se hicieron antes de la segunda guerra mundial. En ese momento, la Liga de Naciones desarrolló un primer documento al respecto, pero no fue hasta 1972, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano, que se aprobó la primera moratoria de diez años donde se frenaba la caza de las ballenas, para garantizar que aumentara su población y así evitar su extinción.

No obstante, el problema se siguió presentando y, en 1986, la Comisión Ballenera Internacional prohibió definitivamente la caza comercial. Resolución que hoy en día se sigue violando, principalmente por Japón, el único país que se niega abiertamente a dejar de cazar tanto a ballenas como a delfines. Es más, cuentan con fechas alegóricas para ello, como la atroz matanza anual del delfín que realizan los pescadores de Taji entre septiembre y abril.

Asimismo, Daniel Quiroz, biólogo marino de la PUCV, aseguró que hoy ya no se realiza la práctica de caza de ballenas en las costas sudamericanas: “En cambio, Japón tiene actualmente permiso de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) para desarrollar lo que se denomina la caza científica de ballenas. El impacto sobre la población del mamífero es bastante discutible y no se puede evaluar en este corto espacio. El impacto es más bien simbólico y comunicacional”.

Los cetáceos son animales a los cuales se les debe respeto y cuidado, no solo por su majestuoso e impresionante tamaño, sino que además por su aporte en el equilibrio de la fauna marina.

Aleta de ballena azul.
Foto: Fundación Keto
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