Salud mental: ¿un derecho garantizado o una lucha social?

“Nunca más las personas estarán solas para enfrentar sus necesidades en salud mental”. De esta manera trata la propuesta presidencial de Gabriel Boric una problemática que lleva años aquejando a un gran porcentaje de la población. 

La promulgación de la ley 21.331 “Del reconocimiento y protección de los derechos de las personas en la atención de salud mental” es un avance para los expertos, pero continúan manteniendo las dudas sobre su correcto funcionamiento. Esto producto que es el primer roce estatal en el tratamiento de la temática y desde su promulgación en 2021 los casos de suicidio no se detienen, es más, van en aumento.

Desde un punto de vista internacional, Chile ocupa el segundo lugar dentro de los países de la OCDE en más suicidios al año, seguido por Corea del Sur. Y los grupos etarios que más suicidan son jóvenes de entre 20 a 39 años y adultos mayores hasta 80, los cuales continúan en aumento y se espera que dichos números se agraven. La situación es alarmante debido a que no existe, para los expertos competentes, un financiamiento adecuado para tratar el problema. 

La familia juega un papel preponderante en la educación emocional en niños, niñas y adolescentes pero por qué observamos a diario hechos de violencia en colegios y liceos, ¿es competente la familia y su educación emocional? A la vista de los hechos observados de violencia escolar, la respuesta es no. Las familias, en especial las madres, son las encargadas de velar por la educación emocional primera, ya que de una u otra forma son capaces de tener una cercanía singular. Pero luego viene, junto con el jardín una serie de inconsistencias con lo que el niño o niña debe lidiar. La competencia, las evaluaciones, las doctrinas y dogmas del mundo adulto desvían el sistema de enseñanzas con el que viene el niño o la niña. 

De este modo irrumpe el neoliberalismo de manera pura y precisa sobre las jóvenes y maleables mentes. Llegando a límites que al día de hoy no sorprenden a nadie.

Tratar una mente depresiva o con cualquier trauma a una edad tardía es mucho más caro que introducirse en la infancia, que es donde empiezan la mayor parte de las problemáticas en salud mental. Es entonces necesario un replanteamiento del tipo de educación que reciben cientos de miles de jóvenes en las aulas de todo Chile.

Además, es necesario reafirmar que el desarrollo de un país no sólo pasa por la cantidad de dinero que circula o por los avances en materias de desarrollo económico, lo que hace a un país desarrollado es la calidad de vida de sus habitantes y observando el panorama chileno se desprende que hacen falta años de políticas públicas en materias de bienestar y salud mental.

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