¿Sangre plástica?: El incierto futuro de nuestra sociedad

MICROPLÁSTICO

Desde hace tiempo que estamos escuchando a grupos ambientalistas decirnos que debemos proteger la naturaleza y disminuir el uso de plásticos. Ninguna prueba que nos mostrara lo plagados de plástico que estamos nos hizo entender y ahora que convivimos con microplástico, ¿lo haremos?

Los microplásticos son partículas de materiales derivados del petróleo o de base biológica mayores a 1mm. Actualmente estos están incorporados en pinturas o artículos de higiene y cosmética como geles de baño, exfoliantes e incluso, pastas de dientes. Básicamente convivimos con ellos, pero ¿será que la utilización de este material para facilitarnos la vida, la está empeorando? ¿Será que nos estamos boicoteando nosotros mismos?

A comienzos del año, científicos provenientes de Italia descubrieron microplásticos en las placentas de varias madres, los que no causaron ningún problema en el parto de estas. Recientemente, dos investigadoras de la Universidad Libre de Ámsterdam publicaron su investigación realizada a 22 personas en donde el 75 % demostró tener en su torrente sanguíneo 1,6 microgramos por mililitro, lo que es equivalente a una cucharadita de 4 componentes básicos del plástico (PET, Polietileno, polímeros de Estileno y Polimetilmetacrilato) en mil litros de agua.

Hasta ahora no hay conocimiento acerca de los efectos que tenga la inclusión del plástico en nuestro cuerpo. Prontamente se desarrollarán estudios para saber si es que es posible que estas partículas ingresen a órganos humanos como el cerebro y si las sospechas de que puede dañar el sistema inmunológico de los recién nacidos son ciertas.

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A pesar de que es posible, solo un 9 % de los plásticos de un sólo uso son reciclados según datos de la ONU.
Imagen obtenida de Getty Images.

En nuestro país, para intentar detener los efectos de este material creamos leyes como las que prohíben las bolsas, bombillas y revolvedores plásticos de un solo uso, pero al parecer esta medida ya no es suficiente, ¿será que prontamente tendremos que compartir, además de nuestra tierra con el plástico, nuestro cuerpo?

No es para nadie una sorpresa que los humanos somos persistentes, virtud que en muchas ocasiones nos ha servido para salir adelante o evolucionar, pero ¿podrá ser que ahora sí nos equivocamos? ¿Que el hecho de fabricar tanto plástico para nuestra comodidad al salir del supermercado, beber algo en la calle o incluso cambiarle el color a una pared en nuestro hogar finalmente nos mate?

Mientras que los debidos estudios se realizan, nuestra actuación sólo se limita a esperar, ya que el ingreso de este material a nuestro torrente sanguíneo y, por ende, a nuestro cuerpo, ya no está en nuestras manos. Así que, aunque muchos crean que nunca es tarde para arrepentirse, puede que esta vez ya no podamos rectificar nuestros actos y sea demasiado tarde.

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