El mes del libro: el privilegio de leer

Las discusiones en el poder legislativo no han prosperado para coordinar alguna solución a la problemática del impuesto al libro y hoy, a 46 años de la quema de libros y la consiguiente censura y prohibición, se hacen notar las secuelas de un acto que aún está impune. 

Camino a comprar un libro, José Artiaga, estudiante de antropología, narra cómo se ha hecho amigo del empleado de la Librería Estudio, lugar que suele frecuentar por su vasta cantidad y  calidad de novelas. “Llevo ahorrando dos meses para comprar éste libro, y éste lugar es el único que lo tiene en el formato que a mi me gusta”. Así, al llegar a la librería ubicada en Galería Italia, O’Higgins, en voz baja narra cómo su familia ha influenciado en su ánimo para leer. “En casa tenemos demasiados libros, la gran mayoría en buen estado que forman parte de la biblioteca familiar que se ha ido agrandando con el paso de los años”.

José forma parte de un grupo privilegiado de chilenos que disfruta de la lectura, no como pasatiempo simplemente, si no que vive un real hábito lector en el hogar, que según cuenta, comienza con las lecturas y narraciones de su madre y de su padre, quienes solían pasar poco tiempo en casa pero aún así, “lograban darse el tiempo de leerme uno o dos cuentos cada día”, afirma.

Según el documento de la Política Nacional de la Lectura y el Libro, un 51 % de los chilenos lee como parte de su tiempo de ocio y el resto lee sólo con fines de estudio y/o trabajo. José suele comprar libros para saciar sus ánimos lectores, con ejemplares que parten desde los 13 mil pesos hasta los 50 mil. Sin lugar a dudas, son precios altísimos, pero él y su familia suelen no ofuscarse cuando encuentran algún tomo que sea de su agrado.

Según la Segunda Encuesta de Comportamiento Lector 2014, un 93 % de niños entre 9 a 13 años lee por motivos de estudio. Crédito a Picsels.

En diciembre de 1976 se oficializa el impuesto al libro como una medida tomada en la dictadura de Augusto Pinochet para disminuir el acceso a la lectura, que para ese entonces, solía considerarse peligrosa para el funcionamiento del país. Hasta el día de hoy, las discusiones en el senado no han dado frutos respecto a la eliminación al impuesto del libro.

El día miércoles 07 de mayo de 2014 se discutía en el Senado el proyecto de ley de rebaja al IVA del libro, donde el actual presidente Gabriel Boric, en ese entonces senador, narraba sus argumentos para oponerse a dicho proyecto. Sus dos argumentos centrales se basaban en que si se bajaba el precio del impuesto al libro, “no existía la certeza de que el precio final de los libros disminuyera y de esa manera, los más beneficiados serían editoriales y parte de la industria de libros” afirmaba el senador Boric. También, se preguntaba el por qué de bajar el impuesto al libro, si “la gran parte de las personas que consumen dicho bien son quienes más recursos tienen” afirmaba.

Antonio, trabajador de Librería Estudio afirma que bajando el impuesto al libro, efectivamente se incentivaría la compra de estos. Pero también hace foco en otra problemática, y es que para muchos, no está dentro de sus necesidades primarias el leer. De esa manera, Antonio asegura que donde se debería trabajar más al respecto, es en la niñez. Debería incentivarse más la lectura, pero no de una manera obligada como suele ser, si no, con métodos dinámicos, coloridos, relajados y entretenidos al mismo tiempo”.

En este sentido, Consuelo Herrera, escritora y fundadora de Amaranta ONG está de acuerdo. Consuelo es escritora, presidenta y directora de vinculación con el medio. Su cercanía a este público la ha hecho reflexionar sobre cómo el sistema educativo va disminuyendo el ánimo hacia la lectura en niños y niñas. “El comienzo al mundo de la lectura debería ser guiado, acompañado y siempre, amoroso y contenedor”.

Según datos oficiales en Chile existen 550 bibliotecas vinculadas al Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas. Créditos a Pxfuel.

Parte del trabajo que realiza Consuelo radica en la elaboración de historias de niños y niñas que se enfrentan a un mundo adulto serio y sin color. De modo que la lectura y los actos de amor y confianza van formando lazos para incentivar el despegue de habilidades comunicativas y de habilidades emocionales. Todo esto, guiado por la narración y la puesta en escena de la disciplina.

“Esto no significa que el trabajo educacional sea el de desmotivar a las juventudes en el mundo de la lectura, si no, que los esfuerzos que se hacen deberían ir en pro de crear un hábito para conocer el mundo a través de la lectura, no comenzar a odiarlo a medida que creces.” Afirma Consuelo.

Al día de hoy, aún se observan herencias de la dictadura militar y a pesar de todos los años de democracia no se ha podido legislar en materias importantes. El impuesto al libro y la poca lectura, la empresa forestal y la consiguiente sequía, los conflictos en la Araucanía y el aumento de financiamiento policial son sólo una parte superficial de las contradicciones que se viven en el día a día. Aún así, queda esperanza en la niñez y en su potencial para poder cambiar con simples hábitos y dedicación, el legado de la dictadura.

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