Deportes paralímpicos en Concepción: ¿hay suficiente inclusión?

Un factor importante de integración de personas discapacitadas es la actividad física, sin embargo, Chile todavía tiene deudas pendientes en esta materia, lo cual se manifiesta en la realidad penquista.

El 5 de septiembre del 2021, y tras un año de postergación debido a la pandemia, se daban por finalizados los Juegos Paralímpicos Tokio 2020, la decimosexta edición que se realizaba. Evento en donde los deportistas chilenos hicieron historia llevándose seis medallas, registrando el mejor desempeño que ha tenido el país en una competición multideportiva de nivel mundial. Un logro que resultó sorprendente debido a la poca cobertura y apoyo que tienen en Chile los deportes inclusivos y adaptados.  

De acuerdo con el último Estudio Nacional de la Discapacidad realizado el 2015, un 16,7% de chilenos mayores de dos años presenta algún grado de discapacidad, alrededor de 2,8 millones de personas. De esta cantidad 360 mil personas se encuentran en la región del Biobío, un 18,3% de su población total.  

Esta misma encuesta arrojó que sólo el 6,8% del total de esta comunidad practica deportes en su tiempo libre, una cifra baja considerando que los espacios de actividad física inclusiva buscan motivar y fomentar la participación de dicho colectivo.

¿Qué sucede a escala comunal con esta situación? ¿Qué medidas en beneficio de la inclusión han sido aplicadas por las instituciones pertinentes? Y según lo mencionado anteriormente ¿qué ocurre con la práctica de deportes paralímpicos en Concepción?

La integración en materia institucional

A nivel general, la inclusión de personas discapacitadas dentro de la región ha ido en ascenso. En el último periodo el Servicio Nacional de la Discapacidad (SENADIS) ha impulsado diferentes medidas para este cometido. Estas políticas públicas están enfocadas en distintas áreas como el financiamiento de ayudas técnicas, la mejora de accesibilidad en entornos físicos y la eliminación de topes en prestaciones de salud para niños y niñas menores de 6 años.

Carola Campos, la directora regional de este organismo, afirma: “Tanto en la región, como en el país, hemos avanzado en materia de inclusión de las personas con discapacidad, sin duda gracias a un trabajo colaborativo realizado entre los sectores público y privado junto a las organizaciones sociales. Esto ha permitido levantar las necesidades existentes e ir generando estrategias para mejorar y fortalecer las políticas públicas”.

Ahora, abordando el tópico específico de los deportes inclusivos, el SENADIS tiene un convenio en conjunto al Ministerio y el Instituto Nacional de Deportes, centrándose en desarrollar actividades e instancias para aumentar la tendencia a la vida sana. Además, existe un trabajo en conjunto con la Corporación Santiago 2023 para dotar de accesibilidad universal los próximos Juegos Panamericanos y Parapanamericanos que tendrán lugar el próximo año en la capital.

La condición actual de los deportistas

Por otro lado, la realidad de los deportistas paralímpicos de la región resulta un tanto difícil, esto debido a la poca disponibilidad de lugares para practicar actividad física. Héctor Sepúlveda, presidente del club Gran Bulls de básquetbol en silla de ruedas, menciona: “Hay muchos espacios deportivos en Concepción, el problema es que no son inclusivos. Hay pocos accesos para sillas de ruedas y tampoco hay camarines ni baños adecuados”.

Además, una de las complicaciones más grandes es el problema de financiamiento que existe para quienes desean competir de manera profesional. “Ser deportista a tiempo completo es imposible, nosotros practicamos deporte no remunerado, o sea, sólo cuando hay tiempo libre” explica Sepúlveda.

A esto se le suma la necesidad de traslado, equipamiento adecuado y suministros de alimentación e hidratación. Percances típicos y recurrentes que afectan de una u otra forma el potencial rendimiento de quienes quieran practicar.

Sin embargo, en Concepción se encuentran las Casas de la Inclusión y de la Discapacidad, ambos entes gestionados por la municipalidad y que se encargan de generar espacios para personas de esta comunidad.

En este lugar trabaja Cristian Araneda, kinesiólogo y uno de los actores principales en la organización de actividades deportivas inclusivas dentro de la comuna. “Tenemos que saber que nuestra realidad comunal tiene límites. Muchas veces no hay recursos económicos, pero intentamos facilitar, por ejemplo, el traspaso de sillas de ruedas a los jugadores, aunque la mano de obra sea yo mismo” menciona Araneda sobre la falta de recursos económicos y humanos destinados a este tipo de instancias.

Son problemáticas presentes y que no están lo suficientemente visibilizadas. La práctica de deportes inclusivos o adaptados no es sólo algo recreativo, es una nueva oportunidad para personas que, usualmente, se sienten desplazadas y discriminadas por la sociedad. Los Juegos Paralímpicos del año pasado fueron prueba de esto.

Más allá de los galardones obtenidos, la importancia de este logro recae en romper la barrera de los prejuicios y motivar a personas en situación de discapacidad a realizar actividad física, demostrando así que su condición no es una incapacidad para esto.  

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