Con la poca atención que reciben los científicos y el área de la ciencia en general, la gente olvida que estamos en medio de una crisis climática, que si no tuviese caras humanas visibles, quizá sería totalmente desconocida para nosotros.

El activismo por el cambio climático no es reciente, considerando que el cuidado y preservación del medio ambiente en América Latina ha existido desde el tiempo de los pueblos originarios. Las culturas originarias y sus sucesores se sentían parte de los ecosistemas que habitaban, por lo que el respeto y esfuerzos por su preservación eran parte de ellos.

Esta forma de vida perduró generaciones, hasta que en algún punto histórico del siglo 15 se impuso un nuevo estilo cultural, priorizando la expansión del hombre por sobre el cuidado del medio ambiente, perdiendo gradualmente lo que por décadas se había enseñado.

Desde eso hasta hoy, el panorama ha cambiado. De vez en cuando, las personas se ven forzadas a enfrentar noticias desalentadoras sobre el estado del planeta, mostrando en los medios de comunicación alertas de sequías y especies de animales en peligro de extinción, entre muchos otros.

Pero por otro lado, están quienes incesantemente luchan por evitar que el daño siga, aportando con sus propias ideas e investigaciones que pueden no ser soluciones explícitas, pero sin duda aportan para comprender el por qué de ciertos problemas, conteniendo en ellos características que ayuden a las mentes brillantes a encontrar respuestas.

Decenas de mujeres han dedicado su vida a la investigación de distintos ámbitos de la naturaleza, desde elaborar estudios sobre la metamorfosis de insectos gracias a una muy joven Maria Sibylla Merian (alrededor del año 1660), hasta un nuevo modelo político para el siglo XXI, poniendo la sustentabilidad y el medio ambiente como focos principales del gobierno, generado por Sheila Watt-Cloutier.

¿Recuerda usted a Greta Thunberg? ¿Hace cuánto tiempo no la ve en los diarios o en la televisión? La adolescente no ha cesado con su activismo, no ha pausado sus ideales y mucho menos los ha abandonado. Quienes han dejado el tema son los medios de comunicación que, si bien tienen otros temas para abordar en sus noticieros o secciones, constantemente olvidan que las causas por el medio ambiente siguen buscando difusión.

Existen opciones que parecen mínimas, como disminuir el uso del agua en nuestro diario vivir u optimizar la energía, pero ningún cambio significativo puede ser implementado si no hay compromiso como sociedad. Tener poca información sobre lo que sucede en nuestro planeta debería ser un llamado urgente para saber qué pasa, frenar y evitar procesos, sin necesidad de contar con una Wangari Maathai que nos diga lo que ya sabemos, pero que nadie acepta.