Peso a peso destruyendo los ecosistemas

Los Parques y Reservas Nacionales en Chile tienen como objetivo asegurar la conservación de ecosistemas únicos, primando la no intervención de factores externos. A partir de esta política, la legislación chilena prohíbe toda actividad extractiva dentro de un área protegida, sin embargo, si la explotación es de interés nacional, se puede autorizar, entonces, ¿Hasta dónde llega la intención de proteger las áreas de conservación cuando hay un interés económico de por medio?

En la actualidad existen cuarenta proyectos mineros a lo largo de todo el país distribuidos en once regiones que se encuentran en diferentes fases de desarrollo, pero que tienen algo en común, son una amenaza a dieciséis Parques y Reservas Nacionales, es decir, que se encuentran dentro o en los alrededores de estas áreas. Algunos de ellos se encuentran operando, otros no han iniciado sus operaciones o están en trámite y cuatro de ellos están inactivos, sin embargo, existe la posibilidad de que vuelvan a flote.

Los proyectos se concentran principalmente en el norte del país, donde existe una mayor actividad minera, ya que se encuentra la mayor parte de yacimientos de cobre, oro, plata y litio, el nuevo “oro blanco”, puesto que es el más demandado a nivel mundial, y el 52% de este se encuentra en el salar de Atacama.

Chile es el país con la mayor reserva de cobre a nivel mundial
Fotografía extraída de IPC Chile.

 Sin tener en cuenta la importancia de los bofedales, salares, humedales y ecosistemas, las grandes empresas se montan en explotar sin rigor alguno y en donde los organismos estatales no presentan una información clara sobre los proyectos mineros a la ciudadanía de sectores cercanos, ni tampoco las consecuencias que estos producen a nivel medioambiental como comunitario.

Mucho se habla sobre Chile como un líder mundial de explotación del cobre, pero lo que pocos conocen es que también es líder en desechos mineros, transportando sus residuos a través de mineroductos y depositados en quebradas, a su vez, realizan desvíos de cauces de agua y contaminación, ya que la minería necesita grandes cantidades de agua para sus procesos productivos, generando impacto por décadas de extracción de recursos hídricos en las zonas afectadas. Solo ocho de los cuarenta proyectos han sido sancionados por haber afectado el ecosistema, donde la mayoría únicamente han tomado planes de acciones alternativos de cumplimiento.

Chile no genera ni fomenta el respeto a la naturaleza, las empresas mineras tienen el derecho de interrumpir los ciclos naturales aun cuando estas son áreas protegidas, viéndolas solo como un recurso y no como una parte de nosotros, se destruyen los ecosistemas sólo para la avaricia de unos pocos.

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