Suicidio infantil: una realidad que incomoda

La niñez y la adolescencia son etapas difíciles. Se aprende y se descubre, surgiendo una variedad de dificultades que, si bien eventualmente pueden convertirse en algo positivo, también pueden llegar a ser bastante fatales.

La salud mental sigue tomando importancia.. Preocupantes cifras sobre depresión han llevado a que cada vez más gente busque ayuda profesional. No obstante, hay algo que sigue siendo alarmante y es la cantidad de niños y adolescentes que se quitan la vida.

De acuerdo a un informe realizado por Mónica Kimelman, directora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad de Chile, junto al doctor en Psicología Infantil, Felipe Lecannelier, entre un 12 % y un 16 % de los niños chilenos sufre de depresión y/o ansiedad. Mientras que, a nivel mundial, el suicidio es la tercera causa de muerte entre los 10 y 25 años de edad. Así surge la pregunta: ¿por qué un infante podría llegar a tomar una decisión como esa?

Factores de riesgo

Lo variadas que pueden llegar a ser las circunstancias que aumentan las probabilidades de que se produzca algo así, hacen que las respuestas a dicha interrogante sean difíciles de averiguar. Pese a esto, la psicóloga Paula Díaz busca ayudar a entenderlo. 

“Los factores pueden ser genéticos, contextuales o debido al temperamento del niño”, explica la profesional especializada en la rama infanto juvenil, haciendo especial hincapié en cómo “acontecimientos adversos durante la infancia pueden ser factores de riesgo de importancia”. 

De esta manera, la separación de los padres, la enfermedad o muerte de algún familiar cercano o mudanzas abruptas, son algunos ejemplos de situaciones que podrían desencadenar escenarios emocionales críticos en un niño o adolescente.

Es de considerar también el círculo social en el que se desarrolla el menor. Por eso Díaz medita sobre “la deuda pendiente que existe a nivel educacional, siendo el bullying una de las principales razones de que un escolar presente sintomatología”.

Un 85 % de los escolares admite haber sufrido bullying. Fotografía: ucchristus.cl

Al rescate de quienes no tienen los medios

No obstante, más allá de dichos componentes, uno de los grandes problemas de la salud mental en Chile es la inaccesibilidad a tratamientos. Lo que gesta la inquietud: ¿qué hacer ante este escenario?

La responsabilidad ha caído en manos de la atención ambulatoria y la pediatría, surgiendo como alternativas complementarias y suplementarias ante el difícil acceso a horas de psicoterapia y psiquiatría. 

“He tenido que intervenir con niños menores de seis años bajo mi escaso conocimiento en salud mental, solo aplicando el sentido común”, relata Rosa Faúndez, quien ha trabajado por años como enfermera en una UCI infantil pública. 

El protocolo dice que el paciente al llegar a urgencias es estabilizado, para luego pasar a pediatría general, donde se evalúa si es derivado o no a un médico con conocimientos en psiquiatría, para luego enviarlo a terapia o prescribir medicamentos. Sin embargo, en esta etapa es cuando la salud pública chilena deja ver una vez más sus problemas.

“Aún no se cuenta con psicólogos clínicos que puedan tratar a los pacientes mientras están hospitalizados. El paciente debe iniciar las terapias en forma ambulatoria en la Atención Primaria de la Salud o en su respectivo colegio, y es aquí donde a muchos se les pierde la pista hasta un nuevo episodio”, agrega Rosa. 

La atención infantil es la principal opción ante los $80 000 que cuesta aproximadamente una sesión psiquiátrica. Fotografía: hinfantil.org

Alternativas a un sistema insuficiente

Pese a esto, no todo es negativo. La consciencia que se ha ido creando al respecto, ha llevado a que un centenar de profesionales de la salud estén ofreciendo opciones tanto gubernamentales como independientes.

Tal es el caso de Imhay, para cuya  directora, la Dra. Vania Martínez, es claro que “si alguien presenta factores de riesgo, lo que se debe hacer es favorecer los factores protectores; es decir, contar con una red de apoyo y vínculos cercanos y afectivos, contar con hábitos de vida saludable, junto al desarrollo de acciones que permitan enfrentar los problemas de manera positiva”. 

Imhay cuenta con un equipo de investigadores provenientes de los ámbitos de salud, ciencias sociales y neurociencias. Fotografía: imhay.org.

De modo similar, a través del Programa Nacional de Salud de la Infancia se están realizando prestaciones como psicoterapia familiar, intervención psicosocial grupal o visita integral de salud mental.

¿Qué queda? Cabe la impresión de que hablar de suicidio sigue siendo un tabú. Una de las razones que podrían explicar la poca cobertura, al menos en los medios de comunicación, es el llamado efecto Werther, que consiste en cómo la observación o notificación de alguien que se quitó la vida puede llevar a otros a lo mismo. Aunque para Paula es todo lo contrario. 

“El hecho que medios de comunicación den una noticia relacionada a un suicidio puede ser una excelente oportunidad para prevenirlo, ya que verdaderamente lo que lo provoca no es que se hable del mismo, sino que no se haga. De esa forma, se adopta una actitud empática, se difunden redes de apoyo y se educa a la población para actuar con rapidez”. 

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