La nueva imposición que busca regular el flujo automotriz en la capital regional sería bien recibida por los conductores, pero su eficacia es cuestionada.  

Concepción y sus alrededores han experimentado de primera mano el crecimiento urbano, y con ello el aumento del tráfico vehicular en las principales arterias metropolitanas.

Sin embargo, este incremento en la cantidad de automóviles en circulación ha traído consigo obstrucciones en una serie de corredores viales de la capital del Biobio.

La congestión vehicular en el Gran Concepción, focalizada principalmente en rutas como la autopista hacia Talcahuano, la ruta 160, el camino a Penco y las avenidas Prat, Los Carrera y Paicavi, han motivado que la semana pasada se llevara a cabo una consulta ciudadana para imponer una restricción vehicular en las zonas metropolitanas.

Esta encuesta, que contó con más de 50 mil participantes, señaló por una abrumadora mayoría que el 68% de la muestra se mostrarían a favor de la implementación de una restricción vehicular, mientras que un 26% tomó una postura contraria.

Una de las principales voces a favor, el gobernador regional Rodrigo Díaz, indicó en su momento que de imponerse esta medida ayudaría a aliviar la congestión de las principales calles de la ciudad. Aun así, hay quienes cuestionan que esta orden pueda tener los efectos deseados.

Una medida bien recibida

Beatriz fue una de las 50 mil personas que participaron de la encuesta ciudadana, siendo una de las que manifestó su postura a favor de la medida.

Ella, junto a su pareja, Alberto, viven en la comuna de Chiguayante, y señalaron que pese a que usan regularmente su auto por motivos recreacionales, una restricción vehicular ayudaría a mejorar el tránsito en zonas concurridas durante la mañana, horas en las cuales la congestión se hace notar en las rutas de acceso a Concepción.

“En un tránsito normal, en el que me demoro 10 minutos desde Chiguayante hasta Concepción, durante la mañana demoro 40”, indicó Beatriz, en relación a los habituales tacos en la avenida Pedro de Valdivia, la única ruta vehicular que conecta ambas comunas.  

Por su parte, Alberto señaló que “mucha gente que sale a trabajar con su vehículo no le va a complicar realmente dejar el auto en la casa un día”, posteriormente reafirmando su aprobación a la medida impulsada por el GORE.

“Una aspirina ante una enfermedad”

Sin embargo, no todos consideran la medida como una solución a la saturación de las calles de Concepción.

En conversación con Leonel Ramos, director del departamento de urbanismo de la facultad de arquitectura de la Universidad de Concepción, señaló que la implementación propuesta por el GORE solo serviría de “una aspirina en un mar de problemas”.

Ramos aseguró que varios estudios han demostrado que las personas buscan eludir la restricción vehicular bajo una serie de métodos, desde la inversión en un segundo automóvil o la utilización de formas alternativas de traslado, en respuesta a la deficiencia del transporte público.

“(La restricción vehicular) no ataca el problema de fondo. Genera una sensación falsa de que la congestión se va a solucionar de un día para otro”, señaló el académico. Sumado a ello, indicó que “cuando uno va a Santiago, se da cuenta de toda la infraestructura vial que hay, perforan cerros y hacen de todo. Aquí no se logra terminar un puente”, en referencia al Puente Chacabuco, el cual fue habilitado de forma inconclusa luego que no se pudiera completar el tramo completo sobre la población “Aurora de Chile”.  

Además, el docente señaló que el problema de vialidad en la capital regional recae más en la falta de infraestructura para grandes afluencias de automóviles que en la cantidad de los mismos.

Estas vías, las que no han recibido una apropiada actualización al constante crecimiento desde hace años, requieren una nueva adaptación frente al crecimiento de la zona metropolitana, que ya cuenta en conjunto con más de un millón de habitantes.

“Los flujos que vienen desde San Pedro a Concepción en la mañana tienen las alternativas de los puentes, pero en el Chacabuco se juntan los flujos que vienen de Santa Juana, de ahí se juntan con los de la rotonda a Talcahuano y forman un embudo al otro lado, y estos a su vez se juntan con otro flujo que viene desde Chiguayante. Son cuatro flujos vehiculares en una autopista de una sola vía”, señaló.

Un mejor sistema público

Por su parte, también recalcó la necesidad de elaborar nuevas políticas públicas orientadas a invertir y mejorar las líneas de transporte público, apuntando principalmente a los taxibuses y el Biotrén.

Cabe recordar que en la misma encuesta ciudadana, en el apartado sobre la eficiencia de los medios de transporte público, el Biotrén fue el mejor evaluado con una nota 5,5 en una escala de notas del 1 al 7, mientras que las líneas de taxibuses recibieron la peor calificación, con un 3,3.