El trabajo infantil

Después de tumultuosos años de crisis sanitaria y efervescencia social, una emergencia anteriormente detenida esta lista para ser enfrentada.

Cuando niño, uno debiese de encontrarse divirtiéndose y aprendiendo, aunque esa es una cuestión de la que no todos pueden disfrutar. Según un informe de Unicef y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a principios de 2020, alrededor de 160 millones de menores estaban forzados a laborar, lo que corresponde a 8,4 millones más que hace cuatro años. Una cifra extremadamente preocupante.

En Chile, la ley N 21.271 define el trabajo permitido como, aquel realizado por adolescentes entre 15 y 17 años, que no sea considerado peligroso y que, por su naturaleza, no perjudique su asistencia regular a clases o su participación en programas de orientación o formación profesional. Las situaciones laborales que incumplan estas normativas corresponden a situaciones abusivas.

Cortesía El Mostrador

La niñez es una de las etapas más importantes en el proceso de formación, es por esto por lo que el trabajo infantil resulta ser peligroso, ya que interrumpe el proceso normal del crecimiento e inflige una carga física y emocional que los menores no debiesen experimentar a tan temprana edad. Si bien las entidades beneficias y de protección a la niñez han continuado con su labor, se ha evidenciado una falta de organización por parte de las autoridades.

Los peligros del trabajo infantil

Según la OIT, el trabajo infantil corresponde a las actividades laborales que son perjudiciales para el desarrollo físico, moral o psicológico de niños y adolescentes. Esto puede generar un círculo vicioso, puesto que niños que hoy están en situación de trabajo infantil mañana podrían ser adultos con problemas económicos, lo que también podría conllevar a que sus hijos se vean forzados a trabajar.

En el país hay 3.328.005 niños entre 5 y 17 años, de los cuales el 48.3 % son hombres y el 51,7 % mujeres. Del total de menores entre ese rango etario, 219.624 se han visto forzados a trabajar por su situación económica. El 90 % realiza labores consideradas peligrosas, al menos esos son los datos que se disponen.

La Encuesta Nacional sobre Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (EANNA) que estaba a cargo del Ministerio de Desarrollo Social, no se ha realizado desde el año 2012, por lo que todos los datos corresponden a esa fecha y actualmente se encuentran desfasados. La versión actualizada del informe debió efectuarse en 2020, pero fue suspendida por la crisis sanitaria hasta el día de hoy.

Sector comercio

Al caminar por las calles de Concepción, se pueden observar a niños vendiendo o acompañando a sus padres mientras ellos trabajan. Pamela Reyes, coordinadora subrogante de la Oficina Local de la Niñez, relató alguna de sus experiencias en su trabajo.

«Me confiesan que no pueden pagar a alguien que lo cuide. Me dicen que el niño se encuentra abrigado, bajo techo y mejor que si lo dejaran solo. Probablemente no se encuentre en las mejores condiciones, pero ¿qué otras condiciones puedes ofrecerles?».

En sus palabras no se desprendió ningún intento de justificar esta situación, sino comprensión y preocupación por lo que están viviendo. En su trabajo promoviendo los derechos de la infancia se ha encontrado con múltiples situaciones, al ser consultada por sobre las causas del trabajo infantil responde: «Por la situación económica, a nadie como mamá le gustaría que su hijo trabaje siendo tan chico».

Del total de adolescentes entre 15 y 17 años que trabaja en Chile, el 41 % lo hace en el sector comercio. En cuanto a las regulaciones, las jornadas no pueden ser más de 30 horas semanales y con una jornada máxima de seis por día. 

Sector agrícola 

La OIT estimó que, en el mundo, el 70 % de los niños y adolescentes en trabajo infantil lo realiza en el sector agrícola. El 29 % de niños, niñas y adolescentes entre 5 y 14 años en trabajo infantil en Chile están en este mismo sector. El 69,3 % de niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17 años ejecuta labores en los sectores de cultivo de la tierra, silvicultura, la ganadería, la pesca y acuicultura.

Muchos niños suelen trabajar con sus familias en sectores rurales, haciendo ejercicios de tradición y legado familiar. Reyes afirmó que las comunas que contienen mayor ruralidad es donde el impacto infantil genera un impacto más fuerte, puesto que muchos menores «postergan la educación por el trabajo y dejan de asistir por las temporadas».

Cortesía Diario Concepción.

Medidas

María Paz Rodríguez, directora ejecutiva de la protectora de la infancia Leonor Mascayano, afirmó que muchos de los niños vulnerables que acogen trabajan los fines de semana en sus propios emprendimientos, siempre con la base principal de mantener el estudio y su bienestar. Algo que por supuesto se han visto obligados por su situación económica.

El municipio de Concepción y la Seremi del Trabajo celebrarán un seminario el 24 de junio, que tratará de manera transversal el trabajo infantil y sus diferentes aristas en la región. Se espera que los diferentes actores de la zona planteen inquietudes, propongan soluciones y en definitiva generen planes de acción. «Decir este es el insumo y estas son las propuestas con las que vamos a abordar el trabajo infantil. Si nosotros garantizamos recursos, infraestructura, materiales recursos, ingreso a empleos de una familia. Los niños no tendrían necesidad de trabajar», sentenció reyes.

Marcelo Vega Montenegro
Estudiante de periodismo en la Udec.
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