Extensión de las vacaciones de invierno: ¿Un aporte o una complicación?

Para la mayoría de las personas, especialmente los estudiantes de Educación Media y Básica, contar con más días de asueto en invierno es algo bueno. Al menos en primera instancia, ya que las complicaciones recaen sobre los apoderados de los estudiantes infantes, preadolescentes y adolescentes que son más dependientes de ellos. Más todavía si los trabajos y las redes de apoyo son escasas o inexistentes para estos adultos responsables de los menores.

Esta medida implementada por parte del Gobierno, a todas luces fue una sorpresa para la ciudadanía, considerando las mermas educacionales que se generaron por las clases virtuales impartidas durante la época más álgida de la pandemia entre 2020 y 2021. Deficiencias educativas que tomará bastante tiempo poder subsanar.

Por otra parte, es entendible la preocupación por la salud del estudiantado, debido a que la pandemia, que se sumó a las enfermedades respiratorias invernales de cada año, ha complicado al sistema público de salud. Lo que transforma esta medida en una especie de “solución paliativa” para descongestionar y proteger a los integrantes más jóvenes de las familias que conforman nuestra sociedad.

Caras de una misma moneda

La extensión de las vacaciones de invierno complica a los apoderados que no tienen flexibilidades laborales. Fotografía: Javier Salvo/Aton Chile.

Priscila Baeza, madre y apoderada, comenta que su hijo de 2 años se ha enfermado más que nunca con esta vuelta al jardín infantil, ya que, por la pandemia no había tenido contacto con otros niños: “Su sistema inmunológico no está preparado, la circulación viral es alta y, por tanto, es una buena iniciativa para cuidar su salud”, declaró ante la situación.

En cuanto a su situación laboral, Priscila se considera una persona afortunada: “Hago teletrabajo la mayoría del tiempo y puedo pedir permiso para cuidarlo un par de días. Además, recibiré ayuda de otra persona, lo que facilitará las cosas”. También enfatiza en que no todas los padres y apoderados cuentan con su situación.

“Hay muchas mamás que no tienen facilidades de ningún tipo, en ese sentido es necesario ofrecerles alternativas para solucionar esos problemas. Y, por otra parte, hay que acelerar la vacunación de los más chicos, porque están expuestos a todos los virus”, enfatizó.

Por otra parte, Natalia Espejo, cuyos hijos tienen 12 y 8 años, sabe que este cambio en el calendario le traerá algunas complicaciones: “Mis hijos tienen trimestre y me preocupaba que tuvieran vacaciones, menos mal esta disposición no les afectará. Esta medida les ayudará a resguardarse pues me angustia que se contagien o enfermen en esta época”.

“Trabajo como TENS en un liceo y me darán una semana libre que coincide con la extensión; pero las otras dos me tocará volver al trabajo y eso no será cómodo porque tendré que confiar el cuidado de ellos a mi madre u otros familiares”. Expresó la apoderada respecto al escenario, demostrando que esta situación es el reflejo de muchos apoderados que se verán en un problema a la hora de cuidar a sus hijos mientras deben seguir trabajando.

Nada está libre de complicaciones

Las enfermedades respiratorias infantiles son un problema de todos los años en Chile. Fotografía: Agencia Uno.

Todo tipo de familias, consideran esta extensión como algo positivo y beneficioso. A pesar de que genera ciertos inconvenientes logísticos relativos al cuidado de estos menores. Considerando además que los niños pequeños son capaces de portar y contagiar enfermedades, como por ejemplo el COVID-19, situación que ocurrió en muchos hogares con la vuelta a las clases presenciales; en los cuales, los niños se contagiaron e infectaron a su núcleo familiar más cercano.

Karina García trabaja, estudia y es mamá de un niño de 7 años. Su opinión es favorable con esta extensión de las vacaciones de invierno, pero hizo énfasis en la responsabilidad de los apoderados en la prevención de las enfermedades de esta estación del año: “La medida de adelantar las vacaciones de invierno la veo como adecuada a la situación sanitaria que se vive actualmente. Los niños pequeños son grandes vectores de enfermedades, y con mi hijo lo he vivido, él fue quién trajo el COVID a nuestro hogar. Y quién, sin querer obviamente, nos ha tenido contagiados de influenza y resfríos todos estos meses”, expresó.

A su vez fue tajante con los cuidados respectivos al COVID-19, debido al peligro que implica pese a los avances de la vacunación. “Esto pasa porque no todos los apoderados son responsables al momento de evaluar el enviar o no a su hijo o hija al colegio si presenta síntomas, haciendo que todos se terminen contagiando”. Este tipo de situaciones reafirma su opinión positiva de la medida gubernamental.

En lo laboral, es independiente y eso le da cierta libertad. “Trabajo en casa con mi emprendimiento, y estaré en vacaciones de invierno de la Universidad en la fecha en que mi hijo esté de vacaciones. Claramente no todos los tutores tienen ese privilegio. Por tanto, es entendible que muchos tendrán que buscar cuidadores para sus hijos porque no los pueden cuidar mientras trabajan y siempre es importante recordar que los colegios no son guarderías”, manifestó.

De parte de los apoderados, tutores, cuidadores, la mayoría de las opiniones son positivas. Finalmente, que los hijos estén en casa con ellos o con alguien de confianza, es una seguridad que agradecen.

No todos agradecen la medida

Desde otro punto, la mayor complicación se la llevan los profesores, cuya labor ya está precarizada por varios motivos. Tendrán que reacomodar la planificación del semestre e, incluso, la anual. Con el fin de entregar los contenidos y lograr sus objetivos de aprendizaje. A raíz de esta medida y todo lo que la rodea, surgen las dudas sobre si se lograrán subsanar los problemas de la Educación en Chile. Finalmente, el tiempo y los resultados lo dirán.

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