Los otros comerciantes de Barros Arana

Pese a que la Cámara de Comercio de Concepción afirmó que las ventas en el paseo peatonal aumentaron un 50 %, los locatarios de las galerías no lo sienten así.

El paseo peatonal de Barros Arana es el corazón del comercio penquista, y un punto neurálgico entre algunos de los puntos más destacados del centro de Concepción como el palacio de tribunales, la plaza de independencia, y la gobernación regional.

Es por lo concurrido que resulta ser el paseo peatonal, en especial entre las calles Castellón y Caupolicán, que en periodos recientes ha visto cómo las veredas se han sobrecargado con el comercio ambulante. Esto respondiendo por lo pronto a una necesidad tras dos años y medio de crisis económica.

Pronto, no se tardó en generar conflicto entre los comerciantes establecidos y los ambulantes, terminando en peleas callejeras en los cuales ha debido intervenir Carabineros.

La situación llegó a tal, que el pasado 2 de junio el municipio de Concepción anunció el inicio del “copamiento policial”. Aunque en realidad había empezado tres días antes, la intervención de Carabineros no tardó en dar frutos, y durante los días posteriores, Barros Arana lucía abierto y sin comercio informal.

La Cámara de Comercio de Concepción, en base al éxito del reforzamiento de la calle, afirmó que subieron las ventas un 50 %, y solicitara al municipio poder aplazar de las 7 a las 8 de la tarde la hora para el cierre del comercio.

Seguridad

La hora señalada anteriormente, que era el antiguo horario de cierre del comercio, puede potencialmente funcionar para las grandes marcas ubicadas en el paseo peatonal, pero no para las más pequeñas, muy en especial las ubicadas dentro de las varias galerías que componen el centro comercial.

Un claro ejemplo de aquello es Verónica Chamorro. Ella ha trabajado durante 12 años junto a otros tres empleados en la boutique “Piacere”, dentro de la galería Martínez, y según ella, ni el copamiento policial ni el comercio ilegal han tenido un efecto en las ventas de su negocio.

Aunque la presencia de Carabineros ha significado una disminución de ambulantes, estos aprovechan cada retirada de la autoridad para poder vender. Foto de autoría propia.

Verónica reconoce que no estaba enterada de la solicitud formal entregada por la Cámara de Comercio, pero afirma que “aunque así fuera, nosotros no podemos estar hasta esa hora”.

“Antiguamente teníamos un horario hasta las ocho y media, pero ahora no se puede, primero por la delincuencia, y segundo porque ya no hay público a esa hora”, continuó. “A las seis de la tarde ya nadie anda por las galerías”.

La principal inquietud de la vendedora recae en temas de seguridad, afirmando ser testigos de eventos delictuales, incluso en horarios donde el patrullaje de Carabineros se hace efectivo.

Transporte

Más en dirección a calle Castellón, en el Bouleveard Gascon, Rosa Guzmán atiende otra pequeña tienda de ropa femenina. Ella coincide en algunos puntos con Chamorro en lo que respecta a la sensación de delincuencia, aunque reconoce no haber sido testigo de nuevos incidentes en el sector desde la instalación del copamiento policial.

En su lugar, Guzmán afirma que la principal complejidad recae, en primer lugar, en la posibilidad de sufrir un asalto en los paraderos, donde no hay presencia policial; y en segundo lugar, la falta de transporte público.

Falsa sensación de éxito

Junto a Guzmán se encontraba María Rebolledo, una locataria que atendía otra tienda vecina. Ella, suscribiéndose a las palabras de Rosa, afirma que las ventas de su negocio de prendas no se han visto afectada tras la salida de los vendedores ambulantes.

Afirmó que el fuerte de las ventas es en horarios diurnos, mientras que en la tarde “yo no vendo. Es hora muerta, como le decimos, nosotros”.

“Los días viernes y sábado se vende más, pero de lunes a jueves se mueve lento. Imagínate estar hasta las ocho acá, sería horrible”, afirmó.

El Boulevard Gascon, que se encuentra justo entre una tienda Ripley y otra de Falabella. Foto de autoría propia.

Las declaraciones de María contradicen de forma contraproducente a las palabras de la Cámara de Comercio de Concepción, además de que, en palabras de las locatarias mencionadas, nunca se llegaron a contactar.

Incluso si este reajuste en el horario de cierre del comercio en Barros Arana fuese específico para las grandes tiendas de Ripley, Paris y Falabella, que tienen sus sucursales en la zona, las galerías estarían en una mayor desventaja con respecto a mantener sus portones abiertos.

“Si le preguntan a los dueños de los locales (si existe la posibilidad de cerrar más tarde), te van a decir que cerremos a las diez de la noche. Eso no es correcto”, afirmó María Elena, otra vecina de Rosa y María en el Boulevard Gascon.

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