La inclusión de las discapacidades, un camino que aún falta por completar

En Chile se habla mucho sobre la inclusión, teniendo políticas públicas enfocadas en mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad. Contando con derechos y decretos que les aseguran, por ejemplo, el acceso a la vivienda y a recintos de diversa índole ¿Será esto suficiente? ¿Contamos con lo necesario para hablar de una verdadera inclusión?

Por Fernando Fierro y Francisca Heredia

Según la definición del Servicio Nacional de Discapacidad, esta se entiende como una construcción simbólica, un término genérico dentro del cual están presente condiciones de salud y déficits, limitaciones de actividades y restricciones. Dicho concepto tiende a tener una connotación peyorativa, pues resalta los aspectos negativos entre un individuo y los factores contextuales del mundo en el que se encuentran presentes.

Hoy en día existe mucha desinformación al respecto, desconocimiento del tema y pocas ganas de aprender. Es muy común que establecimientos privados que brinden un servicio a la comunidad no tengan en cuenta lo necesario para personas con alguna discapacidad, considerando letreros y señaléticas en braille, entradas para sillas de ruedas, entre otros. Sumado a esto la falta de conocimiento de la terminología correcta de las discapacidades.

Vivir con discapacidad

Una persona que vive con una discapacidad se ve envuelta en un mundo que no está adecuado para ellas en todos los ámbitos. Desde acciones tan “básicas” para el ser humano, tales como comer, hacer sus necesidades e interactuar con las demás personas hasta incluso el poder salir y gozar de tiempo recreativo solos o en compañía de algún ser querido.

Minerva Marín es una mujer que tiene una discapacidad, en la que su capacidad visual no supera el 10 %, comenta que muchas veces se ve envuelta en un mundo que no está adecuado para ella. Las acciones que para alguien que goza de todos sus sentidos resultan fáciles o simples, se transforman en actividades complejas para aquellos que poseen un rango limitado de visión. Comenzando con cruzar la calle en Talcahuano, donde reside actualmente, comuna en la que no existen semáforos adaptados para atravesar las intersecciones de manera segura, sumado a la impertinencia de muchos transeúntes, quienes suelen pasar con luz roja y empujando a los demás.

“Existen avances en materia de discapacidad, contamos con señalética en el suelo, para que nos guiemos en ciertas calles, sin embargo, las personas la desconocen o simplemente no las respeta. se quejan de que les pegamos con los bastones, pero no podemos hacerlo de otra forma, buscamos las señales para saber dónde termina una calle y no ser atropellados” Señala Marín.

Otro aspecto que de igual manera se ve afectado y es decisivo para las personas con discapacidad es el tema de la vivienda. Pues muchas veces están se tiene que ver adaptadas a las necesidades de sus usuarios, por ejemplo, una persona con problemas para caminar no puede tener una habitación en un departamento o casa elevada debido al impedimento que tienen para moverse.

El Artículo 45 de la Ley N° 20 422 establece que, a lo menos el 1 % de la dotación anual deberán ser personas con discapacidad, quienes deberán contar con la calificación y certificación que establece esta ley.
Imagen obtenida de cdc.gov.

Si bien el gobierno brinda algunas ayudas para adecuar las casas de las personas que lo necesitan, en muchas ocasiones son estas las que terminan buscando un maestro por sus propios métodos para realizar dicha reforma. Rodrigo Castro, vive con un problema en su columna que le restringe su movimiento, él relata lo complicado que resulta tener una restricción a su movilidad, sobre todo en su propio hogar.

“Yo tengo complicaciones para muchas cosas, una de ellas es subir y bajar escaleras, mi residencia consta de dos pisos, pero debo vivir en el primero. Hemos hecho modificaciones en la casa, agrandar ciertas zonas o poner otro baño, tener barandales, sacar la tina y todo eso” comenta Castro, quien además añade las dificultades que tiene al momento de movilizarse, debido a que los buses no están preparadas ni acondicionadas para las personas con movilidad reducida.

Además, las señaléticas, espacios habilitados e incluso en los juegos diseñados y pensados para niños en silla de ruedas son vandalizados o dañados por las personas. Quienes desconocen la importancia que tienen estos accesos para aquellos que necesitan hacer uso de ellas, causando un gran daño y retroceso en la independencia de los individuos con necesidades especiales.

Dificultades en el ámbito educacional y laboral

No es lo mismo una enseñanza para una persona discapacitada frente a una que no, los salones de clases tienen que adaptarse con el fin de brindar una educación de calidad a alumnos que presentan discapacidades. Desde aulas educativas adaptadas para personas en silla de ruedas, hasta intérpretes de señas en las salas, lo que facilita la inserción de los individuos sordos con los oyentes.

Existe una brecha muy grande entre aquellas personas sordas mayores a 40 años, con respecto a aquellos que son menores. Manifestándose claramente en la manera en la que se comunican mediante el lenguaje de señas, el que sería su lengua materna, donde se evidencian diversas maneras de comunicar lo mismo, llegando a tener múltiples gestos para un determinado concepto.

Romina Sierra, mujer sorda de 26 años, nos cuenta parte de las dificultades que ha presentado a lo largo de su formación académica. En un inicio estudió en el Colegio Bio Bio, pero luego de un programa de inserción escolar, completó su educación media en el Colegio República del Brasil, acompañados de intérpretes, quienes trabajaban en sala junto a ellos, además de apoyarlos en la relación con sus compañeros oyentes.

“Compartir con personas oyentes es complicado, nosotros aprendimos a leer los labios, sin embargo, a veces nos cuesta un poco más, normalmente hablan muy rápido y entendemos la mitad del mensaje. En otras ocasiones intentamos llamar su atención hablando, pero es difícil, no notamos el tono que usamos y terminamos gritando, eso los pone incómodos” comenta Sierra.

Añade además que la gente erróneamente suele utilizar “sordo mudos” para referirse a las personas con discapacidad auditiva. Sin embargo, el no comunicarse verbalmente es una decisión consciente, que algunos individuos sordos a veces toman debido a que no tienen pleno control de su volumen de voz.

“Podemos hablar, sin embargo, requiere mucho esfuerzo y práctica, además no somos capaces de oír las respuestas y es extraño porque piensan que los conseguimos entender si hablan más fuerte, pero no es el caso” finaliza Sierra.

La Unidad de Estadísticas del MINEDUC indica que 1 210 estudiantes sordos se encuentran matriculados en la Educación Especial y se estima que 1 200 se encuentran integrados en la Educación Regular en todo el país.
Imagen obtenida de benefits.gov.

Alexander Villablanca, también una persona sorda, comenta que ha presentado múltiples problemas al momento de buscar trabajo, previo a la pandemia, trabajaba como empaque en el Supermercado del confite, esto le ayudaba a solventar sus gastos personales y le otorgaba mayor independencia. Pero, debido al COVID-19, debió abandonar su puesto por el recorte de personal y los aforos de las salas de venta.

“Busqué trabajo, sin embargo, era difícil porque a nadie le parecía importante incluir a alguien sordo. En la vega me quisieron dar la oportunidad, pero era lento para algunas cosas, esperaban que todo fuera al mismo ritmo de ellos y no podía ponerme al día. Terminé trabajando ahí alrededor de dos semanas” sostiene Villablanca.

Una esperanza para la inclusión

Pese a las dificultades que enfrentan los individuos con alguna discapacidad, existen medidas, gubernamentales o no, que brindan ayuda para sus diferentes necesidades. Un ejemplo de esto es la aparición de los smartphones, pues estos constan con un modo de lectura en voz alta, el cual está pensado para las personas que padecen algún tipo de limitación visual.

Existen empresas que de manera independiente realizan trabajos enfocados en otras discapacidades. Este es el caso de Comercializadora Braille, quienes se encargan de realizar material en dicho sistema, para estudio, trabajo o recreación. Además de señaléticas en acero y otros materiales, para utilizarse en diversas edificaciones.

De antaño esta función se realizaba en Coalivi, corporación que ayuda a personas en situación de discapacidad visual a insertarse en todos los ámbitos de la sociedad, pero que al momento de consultar si esto seguía siendo igual, nos comentaron que anteriormente contaban con una amplia biblioteca de libros de estudio, entregados directamente a los establecimientos con individuos invidentes, además de algunos recreacionales. Sin embargo, con el paso del tiempo estos han ido disminuyendo, quedando con tan solo unos pocos que se facilitan a los usuarios.

¿Qué dice la ley al respecto?

Está regulado en la televisión que durante cada evento de interés popular y en ámbitos nacionales, los canales de noticias tengan un intérprete de señas que pueda entregar la información a las personas no oyentes. Cristian Rivera, abogado miembro del Servicio Nacional de Discapacidad, menciona que, si bien existen artículos al respecto, no tienen tanta densidad.

“La verdad es que encontramos bien poco al respecto, en la ley solo figura la lengua de señas y el braille como reconocimiento, se habla de que son las lenguas nativas de dichas personas en discapacidad, pero no se menciona una obligación, por ejemplo, para que locales promueven cursos de éstas. En materia de calidad aún faltan muchos detalles y temas que añadir, es por eso que es importante que la gente vaya tomando conciencia sobre esto, si, a fin de cuentas, más allá de las leyes, debemos tener un cambio en nuestra forma de ser y pensar”.

Según datos de la Fundación Con Trabajo, existen más de tres millones de personas con discapacidad en Chile, de las cuales el 39,3 % tiene empleo.
Imagen obtenida de di-capacitados.com.

El término discapacidad ha recorrido un largo camino, no es lo mismo como aparecían en las leyes chilenas hace 50 años y ahora, si bien se ha avanzado, aún queda mucho por hacer. Es gracias a esto, que las personas discapacitadas pueden optar a una mejora en su calidad de vida.

Lo que se ha realizado y el trayecto recorrido en materia de discapacidad, sin duda ha sido un impulso y un puntapié para continuar con la meta de ser un país más inclusivo, donde se reconozca la diversidad en todo ámbito. Nuestra labor es contribuir a que esto suceda de manera eficiente, dando importancia a la incorporación social y laboral de muchas personas que hoy en día necesitan de toda la colaboración posible para formar parte de actividades sociales que anteriormente se podían ver muy lejanas.

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