Influencers versus profesionales de la salud: la batalla contra las fake news EntrelíneasPor Agustín Rogel - 28 octubre, 2022 El rápido y fácil acceso a las plataformas de la web y la baja verificación de los contenidos recae en mitos que especialistas han tenido que derribar. Es fácil encontrar en las redes sociales contenido educativo, sin embargo, aunque no todo el material de Internet es verídico, es posible encontrar información de calidad escrita por profesionales. Asimismo, en los últimos años y debido a la pandemia, es que trabajadores de centros médicos comenzaron a limitarse a ejercer sus labores y consultas mediante la telemedicina, lo cual permitió evitar el contacto físico y disminuir la tasa de contagios. De esta manera, el tiempo en casa permitió que se reinventaran ciertas modalidades y se adaptarán a lo que los cibernautas demandaban, como ocurrió con el aumento del uso de las redes sociales como TikTok e Instagram. Así se impulsaron con más fuerza estas plataformas y rápidamente los profesionales de la salud comenzaron a ver el potencial educativo que estas tenían, además, por la cantidad de fake news que es posible encontrar y la necesidad de corregir y derribar ciertos mitos que estaban rondando por la red debido a la búsqueda rápida por la contingencia mundial. Es por esto que se comenzaron a activar este tipo de cuentas llenas de datos principalmente del área de la salud física y mental, cuyos creadores generaban contenido con consejos para sobrellevar de mejor manera la situación mundial que cambió los hábitos de la población. La rápida respuesta del público objetivo llamó a que más médicos, nutricionistas, matronas, psicólogos y otros profesionales, se sumarán a aprovechar el boom que estaba en las plataformas y combatir la desinformación, además de ganar futuros pacientes que ahora contaban con el tiempo y los medios económicos para atender temas de salud que estaban pendientes. Cómo funcionan en redes sociales Actualmente las redes sociales se han convertido en un fenómeno que ha trascendido la realidad, siendo cada una de ellas un sistema complejo lleno de personas que se hacen más identificables en estereotipos que el propio Internet les va dando. Es debido a lo anterior que toda la información proviene de diversas fuentes y que, en su mayoría, son replicadas por incalculables usuarios fuera y dentro de la red. Por lo tanto, es difícil de contrastar. Uno de cada cuatro niños de nueve a 10 años cree que rociar alcohol en el cuerpo previene el Covid-19. Fuente: Universidad de Chile. Nathaly Vásquez, nutricionista que complementa el trabajo de oficina con la creación de contenido en plataformas sociales, comentó que “mucha gente llega con conocimiento basado en Internet, en influencers que no se han dedicado a estudiar el tema de la nutrición y que hablan en base a su experiencia. Por ende, he tenido que derribar muchos mitos y, hasta el momento, me han tocado pacientes muy dispuestos a aprender e informarse mejor”. La falta de rigurosidad que se ve en las social networks sería un factor determinante a la hora de informar a la comunidad, pero habría que preguntarse si realmente se ha logrado combatir con los llamados coach de vida. En este sentido, la profesional agrega que “muchos influencers que hacen referencia al tema de nutrición suelen ser personas fitness y tienen un cuerpo idealizado, por lo que hablan más a través de sus experiencias que de sus estudios. Yo siento que siguen hacia dónde está la multitud y ven también cambios físicos sin importar si hay una evidencia científica detrás. Ha sido una lucha constante y, por lo mismo, trato de mover harto mi redes sociales para poder llegar a más gente”. No obstante, para la matrona Jennifer Barraza la utilización de su cuenta en Instagram como medio de difusión fue complejo en un principio. “Durante la pandemia tuve pacientes que me escribían por sintomatologías que implicaba una revisión”, explicó. Esto, sumado a que muchas no querían exponerse por miedo a contagiarse de Covid, “fue difícil al comienzo pero ahora sigo atendiendo a la mayoría de las mujeres que alguna vez me pidieron ayuda desde sus casas”. Nuevas herramientas Javiera Schaaf, estudiante de fonoaudiología en la Universidad de las Américas, creó una cuenta de Instagram con el propósito de compartir sus apuntes mientras estudia, sin embargo, comenzó a entregar información debido a que cada vez más sus seguidores le preguntaban por temas específicos en los que ella podía ayudar. Así, la alumna de último año decidió empezar a entregar contenido educativo para complementar lo que le solicitaban, pero se dio cuenta que algo le faltaba. Schaaf, se percató de sus deficiencias en el área de diseños y estrategias para crear publicaciones, por lo que comenzó a buscar cursos en línea para aprender, pues considera que los conocimientos básicos de diseño gráfico son importantes. “No se me hizo difícil hacer contenido en las redes sociales pero ahora estoy buscando un curso para poder meterme un poquito en el tema del marketing, que igual me ha interesado porque quiero darle más dedicación a las redes sociales”, agregó. TikTok fue la aplicación más descargada en marzo del 2020 con más de 115,2 millones de descargas. Fuente: El Deforma. Sin embargo, la llegada de nuevas plataformas rápidas del diseño podría afectar en la creatividad y conocimientos de la industria de este rubro. Un claro ejemplo es Canva, un sitio donde se pueden encontrar innumerables plantillas para hacer contenido para redes sociales. El diseñador gráfico, Guillermo Uribe apunta que “esta plataforma es nuestro gran dolor de cabeza. Si bien es fácil y útil para alguien que está recién aprendiendo, para quienes vivimos de esto es terrible porque nuestro trabajo y nuestra creatividad se ve desplazada”. Ciberactivismo Por otro lado, están quienes utilizan estos medios para difundir un mensaje según la experiencia que algunos pudieran tener. Un ejemplo para estos casos, podrían ser quienes promueven una alimentación vegana de acuerdo a sus propios conocimientos y la pericia que han adquirido con el tiempo. En este caso, el periodista y docente de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, Javier Martínez Ortiz, explica sobre cómo éstos tienden a ejercer una influencia política que busca llegar al receptor, “es por ello que no importaría la profesión del emisor, ya que el objetivo del mensaje es convencer al receptor de una idea o un sistema de creencias en particular, más allá de dar un consejo de tipo profesional”, explicó. Respecto a qué tan diferente puede ser el activismo online de la propaganda, ya que en ambos se busca convencer al receptor de que cambie de parecer, Martínez dice que “yo no veo diferencias mayores entre ellos. Ambos buscan instalar un sistema de creencias o una ideología en la sociedad”. Y agrega que “el ciberactivismo y la propaganda solo difieren en la fuente de financiamiento”. El licenciado en Comunicación Social realiza una comparación entre ambos puntos, y explica que “mientras el ciberactivismo se cimienta en la acción comunitaria y en el uso de espacios virtuales de forma masiva, la propaganda es una industria que moviliza mucho dinero, especialmente en el pago de espacios publicitarios en redes sociales”. Es por ello que la diferencia, para él, se encuentra en el emisor del mensaje, ya sea un particular o una empresa pública o privada. Por otro lado, para profundizar sobre la manera en que se mueven los cibernautas, Javier explica que la forma en la que impactan los profesionales de la salud que divulgan datos en redes sociales es un fenómeno complejo, ya que tener conocimientos específicos “puede convertir automáticamente a las personas en influencers, y puedes tener un grupo que asuma que la información es verídica solo porque un profesional lo explicó”. El ciberactivismo comenzó 10 años después de la expansión del Internet con el desarrollo de las redes sociales. Fuente: BBC. Con lo anterior, el Magíster en Comunicación Creativa, declara cómo el estar capacitado no necesariamente es pase libre a ser irrefutable. Ante esto, apunta que “como en el ejercicio de cualquier profesión, la generalidad nos sirve como punto de referencia, pero las particularidades son las que hacen la diferencia. Por este motivo, es riesgoso seguir consejos de salud en redes sociales, por mucho que vengan de un profesional, ya que se dan en este contexto general” puntualizó. Actualmente el uso de la red se ha masificado cada vez más, al punto de que otros medios, como la televisión, comienzan a perder público en pos de la mayor accesibilidad y comodidad del entretenimiento que ofrece el ciberespacio. Lo anterior no se limita solamente a los servicios de streaming, sino también a las propias redes sociales, las que son ocupadas como lugares de ocio. Ante esto, añade que “en la actualidad, con el fenómeno de las audiencias activas, el rol de verificador ha sido traspasado a las mismas fuentes. Antes entrevistabas a un líder de opinión y realizabas la tarea de redacción y edición antes de publicar”. Además existe un nuevo problema, “ahora compites contra una fuente que ya no requiere tu medio para publicar, lo que deriva en que la información sale al público sin un proceso de verificación ni contrastes”, explicó. Debido a lo anterior, el experto habla sobre cómo esto ha llevado a replantearse el rol de los servicios de noticias, cambiando esta revisión previa por espacios de verificación de información (fact checking). Por ello, critica a la prensa nacional: “Creo que esto sigue siendo una asignatura pendiente para los medios de comunicación chilenos, que muchas veces se aferran al modelo antiguo, el cual está superado hace varios años” finalizó.