El desconocimiento del clítoris: «Nadie me enseñó»

La superficialidad e insuficiencia de contenido respecto a los órganos sexuales femeninos, vistos únicamente por su función reproductiva, ha generado un gran vacío de conocimiento para la comunidad, especialmente, mujeres y disidencias.

Durante décadas, los tópicos relacionados con sexualidad se han categorizado como incómodos de tratar, adquiriendo el carácter de tabú e influyendo negativamente en el conocimiento sexual de la población, en especial, de mujeres y disidencias. Mientras que el estudio de cuerpos masculinos considera ampliamente la morfología, sexualidad y salud, en el caso de las corporalidades con órganos femeninos solo se han basado en la patología junto a la capacidad reproductiva, perpetuando el gran desconocimiento que existe.

La poca información que se tiene en lo que se refiere a la fisiología de la vulva ocasiona deficiencias, sobre todo, a la salud sexual. “Si una persona no conoce bien, por ejemplo, su anatomía, cómo funciona o no se mira un órgano del mismo modo en que nos miramos las manos o como nos preocupamos de otras partes del cuerpo, cuando ocurra algo malo no se va a saber o cuando haya algún cambio no lo vas a notar”, comenta la educadora sexual Mayerling Rojas.

El «interés» académico por el clítoris

“Cliterizarse es la fuerza emergente entre las niñas y mujeres para que conozcan este órgano que ha sido físicamente mutilado durante miles de años, pero también ha sido difamado, ignorado e incluso omitido en el estudio de la anatomía» Helen O’ Connell. CC: Pictoline.

A mediados de 1550 el clítoris se reconoció como un micropene, asociándose directamente con la sexualidad masculina, aun cuando físicamente no se encontrara en ello. Luego, en 1950, la sexóloga Virginia Johnson y el ginecólogo William Masters profundizaron en estudios de sexualidad donde, contrarios a la filosofía de Freud que planteaba la sexualidad femenina a la imagen de varonil, descubrieron que el clítoris estaba estrechamente enlazado con el deleite, entendiéndose como una de las razones por las cuales es un tema invisibilizado. Al consultar con la educadora sexual Mayerling Rojas sobre la materia, indicó que “a las personas con vulva, históricamente hablando, se nos ha negado ese derecho al placer, ya que el hecho de sentir satisfacción y poder conocer sus cuerpos con sus genitales, eso es algo que se le ha permitido a los hombres, explorar su libido y sus órganos sexuales desde pequeña edad”.

Pese a la existencia de artículos e investigaciones acerca de ginecología y anatomía del cuerpo humano, no fue hasta 1998 que la cirujana especializada en urología Hellen O’Connell describió por completo el clítoris, tras un arduo trabajo de exploración que culminó en 2005 con la exposición de la constitución y estructuras adyacentes como las glándulas vestibulares. Su labor abrió una de las ventanas claves de información en torno al único órgano humano destinado al placer, logrando quitar la idea de que solo era, coloquialmente denominado, “un porotito” que se veía por fuera, sino que tiene toda una rama interior con más de 10 000 terminaciones nerviosas.

La escasez de material relacionado a los genitales femeninos, en conjunto con centenares de años de ciencia hecha para y por hombres, han sido un problema para la comunidad en general. Conforme a lo anterior, la ginecóloga y directora de Ginecólogas Chile, Andrea Von Hoveling Schindler, señaló que “el clítoris se marginó de cualquier estudio por no tener un rol reproductivo claro ni enfermedades de forma frecuente. Al final, el placer femenino siempre ha sido un tema más que tabú, un asunto que se busca suprimir”.

El poco financiamiento para la investigación sexual femenina estrecha el camino de la educación, afectando no solo el conocimiento de la población, sino también directamente la salud. Ante ello, la matrona Natalia Díaz hace hincapié en que no tener gran contenido sobre la anatomía de los genitales femeninos es uno de los factores por lo que muchas mujeres y/o personas con vagina tienen relaciones sexuales dolorosas, no placenteras e incómodas, señalizando que “sentir aflicción y sangrado no es agradable, y como no tienen entendimiento de qué es lo que está mal, por ejemplo, no saben que primero es la estimulación previa para poder lograr la lubricación -por eso se produce el dolor-, y como no conocen de la existencia del clítoris en este caso, no advierten que antes tienen que excitarlo, yéndose de lleno a la penetración”.

Más allá de la teoría

La evidente falta de conocimiento sobre el órgano sexual en el mundo académico sobrepasa los límites teóricos, manifestándose en deficiencias para entender el cuerpo de las personas que tienen vulva y que, en la práctica, estas mismas no comprendan el funcionamiento de su corporalidad.

Recién en primero medio realmente me enteré de la existencia del clítoris, tenía 14 años. No sé si realmente en enseñanza básica me lo pasaron, recuerdo con más claridad que nos enseñaron el aparato reproductor masculino más que el femenino”, dice Paz Gallardo, una joven universitaria de 21 años.

Intervención de clítoris gigante en jornada de «Educación Sexual Integral y su impacto en la Salud Mental», 2022. CC: Radio Universo.

La experiencia es parecida con Carolina Illino, una mujer de 41 años, quien no relaciona su entendimiento del clítoris a su etapa escolar. “Tuve alguna noción con un capítulo de Sex and the City, pero creo que recién fui realmente consciente cuando tuve mi primer vibrador Japi Jane. Ahí supe exactamente lo que era el clítoris y cómo se veía y comportaba el mío”, explica.

Ambas terminan el relato de su experiencia mencionando que el conocimiento que han adquirido del órgano ha sido por su propia necesidad de entender su cuerpo. “Finalmente, supe por mí misma, investigando, por curiosidad en internet, nadie más me enseñó”, afirma Paz.

El tardío autodescubrimiento que tienen las personas con vulva genera que su salud sexual se vea afectada, sobre todo, lo relacionado con la posibilidad de sentir placer, ya que “no saber para qué sirve, cómo poder estimularlo o que por dentro también sigue el órgano, niega el derecho de poder tener encuentros placenteros con otras personas y con una misma, poder autoexplorarme sin culpa, miedos y presiones”, señala la educadora sexual Mayerling Rojas.

Efectivamente, la falta de conocimiento sobre lo relacionado con el órgano sexual se encuentra en niveles que generan alarma. En el libro “Entre mis labios y mi clítoris: confidencias de un órgano misterioso” (2018) de Alexandra Hubin y Caroline Michel se menciona que una de cada cuatro mujeres de 15 años desconoce la existencia del clítoris. En relación a esto, la ginecóloga y directora de Ginecólogas Chile Andrea Von Hoveling Schindler dice que “es impresionante el desconocimiento de la anatomía en general y de la constitución genital en particular. El clítoris es probablemente la estructura vulvar menos reconocida de todas, incluso para quienes lo poseen”.

Aunque las personas con vulva se ven afectadas por la falta de conocimiento que les proporciona su entorno, no es impedimento para que su autodescubrimiento termine en términos positivos con su cuerpo y, en este caso, con su clítoris. “Es la parte más personal para mí, es lo más íntimo. A pesar de que después de los 16 años le empecé a dar la importancia que merecía y la relevancia en mi vida, siento que tengo una relación buena y sana”, menciona Gallardo. 

Asimismo, Illino afirma que, a criterio personal, el clítoris “es importante porque al estimularlo con vibrador logró llegar al orgasmo -algo que me costó mucho-. Con el tiempo diría que es útil y efectivo, sobre todo, para poder darme ese tipo de placer a mí misma”.

Insuficiente educación sexual

El proyecto «ESI en primera infancia» plantea que los establecimientos educacionales deberán incluir en todos los niveles de enseñanza educación en afectividad, sexualidad y género con una perspectiva de derechos humanos. CC: Agencia ATON.

Así como relata Paz, sumado a los datos registrados en el libro de Hubin y Michel (2018) en el que se señala que el 84 % de las niñas no sabe representar su órgano sexual, aunque el 54 % sí sabría representar el masculino, muchas infancias y disidencias crecen en entornos donde los temas sexuales no son comunes en la cotidianeidad. Si bien, la mayoría de las generaciones actuales tiene la posibilidad de educarse de manera autodidacta, no siempre es así. 

Sea por motivos familiares, culturales o religiosos, muchos espacios continúan perpetuando la sexualidad como un tabú, limitando la educación al respecto. Visto desde el área educacional, la estudiante de tercero medio Suyay Fuentealba señala lo complejo que es definir si realmente se les educa en estas materias, porque cuando profesionales y alumnos del área de la salud se contactan con el establecimiento para dar charlas, se pide autorización a los apoderados para la asistencia, limitando que algunos puedan acudir por decisión del adulto responsable. “Es como… no sé, raro que terminen pidiendo permiso para algo que debiesen enseñar diariamente. Se deja de lado a quienes no tienen conversaciones sobre el cuerpo en sus espacios, aumentando el desconocimiento. Además, como nunca hablan sobre el clítoris, creo que lo tienen casi como una palabra prohibida en las materias”, sentenció. 

La búsqueda de alternativas educacionales, tal como el seguimiento de cuentas en plataformas digitales que se enfoquen en materias de sexualidad, han marcado precedentes en cuanto al tratamiento y difusión de la información. Las tres especialistas consultadas coinciden en que la gente más joven y nuevos profesionales se encuentran en el camino de visibilizar el libido femenino desde todas sus aristas, sin embargo, se evidencia la necesidad de un largo trabajo de reconocimiento. “Quizás hacen falta más instancias en donde las mujeres se sientan realmente cómodas para hablar de estos temas porque sigue siendo un asunto muy tabú, que implica mucha vergüenza, y no solamente para generaciones antiguas, sino también para las recientes. Para las personas que hoy en día son adolescentes o tienen más de 20 años, sigue siendo un contenido muy vergonzoso el hablar de sus genitales, la vulva, el clítoris o del placer y de que se tienen que conocer, tocar y masturbar”, comentó la educadora Mayerling Rojas.

Por Soraya Coñuecar e Isis Fuentealba

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