Una chica del siglo xx: Encantadoramente predecible

Probablemente no suene tentadora una premisa que mezcla la trama del primer amor y la infravaloración del uso de la tecnología, pero al final es inevitable no quedar inmerso en ella.

Añoramos las épocas anteriores y repetimos el dicho “todo tiempo pasado fue mejor”. Y es cierto, fueron eras especiales, pero porque las evocamos desde una perspectiva más romántica, haciendo que todo eso que ya no tenemos se vuelva preciado. Precisamente, ese sentimiento de nostalgia es el real protagonista de la película surcoreana Una chica del siglo xx.

Escrita y dirigida por Bang Woo-ri, la cinta nos traslada a la melancolía del primer amor desde una época donde la mensajería instantánea no estaba tan desarrollada como lo está ahora. La historia inicia en 1999, cuando Bo-ra se despide de su mejor amiga, quien debe irse a Estados Unidos para someterse a un trasplante de corazón, pero antes le promete que seguirá al chico que le gusta para enviarle información acerca de él. Comprometida con su misión, vemos como la protagonista hace todo lo posible por su amistad, incluso anteponiendo sus sentimientos.

La película utiliza todo tipo de dispositivos acordes a 1999. Foto de Netflix.

Pese a que el largometraje apuesta por un argumento sencillo, con el que es fácil conectar con Bo-ra, el elemento especial de la producción son los giros de la trama. Principalmente, la manera en que se desarrolla este recurso es lo que llama la atención, ya que son cambios esperables, pero no por eso menos sorpresivos. En realidad, se sienten muy bien pensados y situados, demostrando que lo conocido puede volver a ser innovador.

Revivir el fin del siglo xx es por completo una experiencia con la película. Por encima de todo, es nostálgico ver a los personajes utilizar beeper, cintas de casete y de video, computadoras voluminosas y teléfonos públicos. Sin embargo, el elemento que más destaca son los problemas que surgen por la falta de conectividad inmediata, ya que no solo ayuda a comprender la temporalidad de la cinta, sino también aporta los momentos cómicos y dramáticos.

Asimismo, gracias a los personajes evocamos cosas que la tecnología nos ha ido quitando, tales como la importancia de vernos físicamente y vivir el momento. Por lo mismo, es agradable ver una historia de amor que no se basa en contestar mensajes o en subir fotos a redes sociales, sino en sentir que cada momento puede ser el último.

En definitiva, Una chica del siglo xx es un filme sencillo, apasionante y que pone tus emociones alerta. Por tal razón, la categoría de “película de vista casual” no se aplica a ella, haciendo que la simplicidad del argumento no sea sinónimo de facilidad de entenderla.

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