Un ambicioso nicho a explotar, el duro camino del fenómeno k-pop en Chile

La industria musical pop coreana ha logrado posicionarse en el país, creando una gran base de admiradores que esperan por ver a sus artistas presentarse en vivo. Pese a que los indicadores demuestran la rentabilidad del género, pocos se han arriesgado a invertir en él.

La música es uno de los productos culturales más queridos por los seres humanos, ya que es un generador de emociones. Sin embargo, no solo se limita a esto, sino también a ser un artículo fácil de vender y exportar, alcanzando que producciones musicales se escuchen por todo el mundo. Actualmente, la masificación del sector ha generado que en Chile podamos disfrutar de trabajos originarios de Estados Unidos, México e incluso Corea del Sur.

Respecto al último mencionado, el k-pop es un fenómeno global que ha producido grandes ingresos para Corea del Sur. De acuerdo con Forbes, su industria musical introdujo doce mil millones de dólares a la economía del país en 2019. Por lo mismo, no solo se trata de una categoría de música, sino también de un diseño de mercado. En realidad, según explica el medio digital Galio, este estilo surgió con el fin de generar más dinero a partir de la promoción del sector cultural.

Impacto del k-pop en Chile

La música pop coreana se ha posicionado como un pilar dentro de la industria del entretenimiento, avanzando con ambición por la escala de popularidad a nivel global. Cruzando todas las fronteras, este género musical cuenta, de acuerdo con un artículo publicado por el sitio Nación Rex, con más de 365 bandas debutadas a 2021, demostrando la gran magnitud que este estilo proveniente de Corea del Sur tiene dentro de su comunidad. 

En 2013, el K-Pop ya causaba furor en el territorio chileno con la venida de Super Junior. CC: Agencia Uno.

En los últimos años la música popular de origen coreana ha llegado para ser más que una “moda pasajera”. Según los datos informados por Spotify, desde 2014 a 2020 el género musical tuvo más de cuarenta mil millones de transmisiones en el país. Al mismo tiempo, a nivel global, Chile se posicionó como el decimoquinto territorio que más escuchaba k-pop.

Desde otro ángulo, en 2020, el sitio K-pop Radar en conjunto con la plataforma Twitter, en el marco de la celebración bajo el hashtag#KpopTwitterrealizaron un estudio que abarcó la red social durante un año -entre julio de 2019 y junio de 2020- donde se identificó que Chile se ubicó en el puesto décimoctavo a nivel mundial de los que más twittean respecto a la música pop coreana, demostrándose el nivel de popularidad que esta cultura tiene en el territorio nacional.

A la fecha, en consideración con el avance de lo digital, la cantidad de contenido que circula dentro de plataformas como TikTok e Instagram relacionado al área es inmensa, especialmente en la creación de cuentas dedicadas a los artistas en cuestión. La magnitud de su influencia ha destacado con fuerza en la coyuntura nacional, repercutiendo hasta en lo político del territorio: en pleno período de protestas durante el estallido social, un estudio de Big Data revelado por el Ministerio del Interior apuntó a que, tras la publicación de contenido en contra de carabineros y la violación de derechos humanos por agentes del Estado, los fandoms estaban implicados en la incitación de las protestas como agentes extranjeros.

¿Cómo se vive realmente?

De acuerdo con los datos de Spotify, el grupo que ha liderado la lista de los más escuchados en Chile durante el último tiempo es BTS. Gracias al éxito y masificación que ha tenido su música, han sido una de las principales razones por las que personas se han comenzado a interesar por el género musical. Así sucedió con Francisca Cortez, quien relata que conoció la música popular de origen coreana en el 2015 gracias a una amiga, sin embargo, no llamó su atención hasta que se topó en internet con un miembro de la banda. “Yo escuchaba mucho a Eminem en esos tiempos, entonces, no creía que el k-pop me diera ese estilo, hasta que un día en YouTube me salió un video de Park Jimin y me flechó de manera impresionante”, afirma Cortez.

De la misma manera, gran parte de la tendencia por conocer el género musical ha partido por encontrarse con un grupo que se adaptaba a sus gustos, haciendo surgir el mismo impacto que anteriormente relataba Francisca con BTS. En el caso de Isabella Salinas, “cuando estaba en el colegio me llamaba mucho la atención SHINee, me parece que ahí empezó a gustarme el k-pop como tal, porque fui conociendo más bandas y uniéndome a todo lo que es el fandom”, dice.

Aunque se encasilla al k-pop como un mero estilo musical, sus oyentes se mantienen atentos e interesados en lo que se va desarrollando gracias a su diseño de mercado. Principalmente, se trata de un modelo diferente del que tradicionalmente se escucha, donde “la dinámica es muy distinta a la de los grupos de música o cantantes solitarios norteamericanos”, sentencia Nancy Norambuena

Asimismo, la relación que el público desarrolla con la música se describe como “más profunda”. Al consultar a las tres entrevistadas si sentían que el k-pop había impactado en su vida, todas respondieron afirmativamente, señalando que ha interferido en su “personalidad, gustos e incluso estilo de vestir, encuentro que marcó un antes y después en mí (uno bueno)”, expresa Norambuena. También, Isabella expresa que “más allá de ser un gusto, cuando me siento mal o estoy estresada, me distrae de todo y me mantiene mejor”.

Respecto a lo último, Francisca igualmente comparte ese sentimiento, ya que dentro de las letras ha encontrado mensajes potentes, por ejemplo, de amor propio, aprendiendo de ellas a quererse y respetarse. Ella señala queel k-pop, primero, me mostró otra cultura, y BTS me enseñó a ser segura de mí misma. Impacto de una manera positiva para mí”.

La accesibilidad de los productos

El fenómeno de las photocards se ha expandido por todo el mundo. CC: XIAHPOP.

Producir canciones es solo una parte de todo lo que involucra al diseño del mercado de la música de origen coreana. “El marketing del k-pop atrae mucho al comprador, empezando por los discos físicos y lightsticks. Entonces, existen productos muy variados, desde peluches a maquillaje”, dice Nancy. Por lo mismo, al notar la demanda y diversificación del sector, se han comenzado a establecer múltiples tiendas que ponen en acceso artículos relacionados al género musical, como lo es Chingu Store, de donde señalan que existe bastante competencia. “Antes no había tanta como ahora, actualmente salen negocios a cada rato. Cada vez es más difícil posicionarse“, afirma Deylin D. Giacomo, dueña del comercio mencionado.

Pese a la diversidad de mercados y manufacturas, esto no significa que sean de fácil acceso económico, ya que los precios de los artículos terminan viéndose afectados por los procesos de importación. Referente a esto, Deylin menciona que “en Chile es absurdo lo que la aduana te cobra, es molesto todo lo que termina encareciendo el producto”. En consecuencia, “a veces te venden [mercadería original] al triple o más y es un abuso”, dice Francisca.

Producir conciertos

La creciente popularidad que mantiene la industria del k-pop cruza las fronteras físicamente con las diferentes demandas de presentación en vivo que se desarrollan globalmente. Mientras algunas agrupaciones se encuentran en hiatus o enfrentando la asistencia obligatoria de sus integrantes al servicio militar obligatorio de su país por un período, otras, no cesan sus giras y conciertos por distintos extremos del mundo.

Ahora, pese a que todos los antecedentes del impacto del género musical podrían ser factores para que las productoras que trabajan en Chile dieran prioridad a la realización de eventos que involucren a artistas de música popular coreana, tal como lo hacen con intérpretes del reguetón o el pop, al parecer no se encuentran dentro de sus parámetros. Conociendo el nivel de consumo que el país ha tenido durante el último año respecto a lo exitosos que han sido conciertos y festivales, recordando las exhaustivas filas digitales en las plataformas de ventas de entradas, los anuncios de carteleras con una gran variedad de reconocidos headliners, no han sido muy positivo para los fandoms de k-pop. Algunas especulan que se trata de falta de riesgo por invertir en estilos diferentes, “tal vez aún no se dan cuenta de la gran magnitud de fanaticada qué hay o simplemente no quieren romper su enfoque de norteamericano”, menciona Francisca.

Para Paulina Soto, estudiante de periodismo en la Universidad Católica, partícipe de la radio de su institución e integrante de un dance cover, la mínima convocatoria de eventos de este tipo se relaciona con la “falta de ingresos que las productoras tienen”. Traer a una banda de pop originaria de Corea del Sur “no es tan simple como montar un escenario en menos de una hora como lo hacen en Lollapalooza, porque la mayoría de grupos no solo se centran en el sonido, sino también en el baile y el entorno, entonces, deben cumplir con las condiciones mínimas sin reducir el nivel de cómo se presentaron en otros países”, señala. Ante ello, el encargado de comunicaciones de Los Tres y Petinellis, Nicolás Vásquez, indica que “puede ser lo mismo traer a Guns N’ Roses que a un grupo coreano, pero la primera agrupación tiene un público más directo y fidelizado con el tiempo. Además, muchas veces la queja de las productoras son los valores de la visa de trabajo”.

Experiencia Music Bank

Un show de calidad siempre va de la mano con una producción que entregue óptimas condiciones en las distintas aristas involucradas, incluyendo transparencia. La única productora que se ha “arriesgado” frente a la realización de eventos con artistas k-pop es NoiX Entertainment, a pesar de tener problemas económicos por ello. Según señala La Máquina Medio en un reportaje publicado en 2019, NoiX tenía millonarias deudas con Movistar Arena, Costanera Center e incluso con el Diario Publimetro tras distintos eventos realizados. 

The Boyz fue una de las únicas bandas que se alcanzó a presentar en el evento. CC: Nación Rex.

Ciertamente, lo anterior no fue motivo suficiente para detener la cadena de malas prácticas. Si ya en 2012, según indica Norambuena, el primer Music Bank en Chile “fue muy desastroso en cuanto a organización a manos de la misma productora”, su versión 2022 no quedó exenta de problemas. Aunque los expedientes corren libremente por internet, la jornada realizada durante el segundo fin de semana de noviembre, culminó de la peor manera posible, tanto para los asistentes como artistas por la mala gestión de la empresa. “Compré entrada en un sector y me dieron otro, donde no se veía ni escuchaba, porque sobrevendieron el mío”, relata Ignacia Cofré.

Conociendo el pronóstico del clima en Santiago con tres semanas de antelación, la empresa mantuvo en pie la realización del Music Bank en el Estadio Monumental, ubicado en Macul, sin tomar las medidas necesarias para su correcta realización. Con una intensa lluvia y artistas presentándose en condiciones peligrosas para su integridad, además de los asistentes expuestos a distintos riesgos por las pésimas instalaciones del lugar, el evento se terminó cancelando a horas de su inicio, sin mayores explicaciones por la organización, misma que, días antes había anunciado en sus redes que tenían todo bajo control. 

La situación ocurrida no quedó fuera de polémica en redes sociales, puesto que, la cantidad de jóvenes perjudicados por la situación fue inmensa. Acusando falsas ilusiones e incumplimiento de servicios, la comunidad k-pop del país ha levantado denuncias colectivas a la empresa, en la búsqueda de compensaciones, despertando el llamado a otras productoras para la realización de shows con artistas del pop coreano. Sin embargo, la notable falta de interés por parte de otras, según Francisca, genera que “aunque cometan graves errores en sus conciertos, como admiradores queremos ver a nuestros artistas, entonces lastimosamente caemos en la necesidad de comprar entradas para apoyar y verlos, porque si no ese grupo se irá con la idea de que no los apoyamos en Chile y eso nos destrozaría”

A raíz de la dificultad de traer grupos pertenecientes al k-pop y el poco interés de productoras u organizaciones por realizar conciertos de este género, a los seguidores de este estilo musical solo les queda seguir dándole oportunidades a NoiX. “Si vuelven a sacar un evento, varias personas volverán a comprar solo por lo difícil que es que exista la posibilidad de que vengan a Chile por otros medios”, afirma Isabella.

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