Cuando la bella pisó el metaverso… EntrelíneasPor María Garrido - 25 noviembre, 2022 Ryū to sobakasu no hime o Belle, como se le conoce internacionalmente, es una película de animación japonesa que se estrenó el año pasado bajo la dirección de Mamoru Hosoda, ganándose diversas valoraciones que fueron desde obra maestra, hasta «belleza incoherente». Belle nos abre las puertas de su mundo con un estereotipo bastante usado en cualquier tipo de narración: una protagonista adolescente que perdió trágicamente a su madre durante la infancia. En este caso, dicha muchacha se llama Suzu, quien presenta rasgos de personaje también frecuentes, tales como la timidez, el auto aislamiento y un fuerte deseo de encajar. Pero sobre todo, la añoranza de volver a cantar, habilidad que desapareció de su vida junto con la presencia materna. La cantante Kaho Nakamura dio voz a Suzu. Foto: Studio Chizu. ¿Significa esto que es una mala película? En absoluto. Los clichés, en sí, no tienen por qué ser negativos: todo depende de su ejecución, que en este caso, satisface. Especialmente con sus recursos audiovisuales, los cuales siguen fielmente distintos escenarios de la trama, que se desata por el encuentro de la protagonista con “U”, un mundo virtual donde puedes conectar los sentidos físicos y tener la apariencia que te plazca. Ahí, bajo el cómodo anonimato y un avatar hermoso, Suzu puede cantar. Por lo que no tarda en convertirse en una artista admirada por miles de usuarios: “Belle”. Con este contexto base, la película se vale muchísimo de los colores, la animación y la música para crear atmósferas cautivadoras. No es raro, pues, que obtuviera calificaciones altas en distintos sitios de crítica… pero sí lo es el hecho de que, a pesar de ello, los mismos espectadores la describen como una obra incoherente. Repetidamente. A modo personal, me parece una historia clara de principio a fin, pero que no se entrega en bandeja de plata ni oraciones explícitas. Para entenderla, es necesario quitarse los lentes de crítico lógico y tomar la película por lo que es: una experiencia visual, auditiva y emocional. La mayoría de los “huecos argumentales” o “saltos abruptos” que se mencionan en muchos comentarios internautas, en realidad, no lo son. Porque las “piezas” y “puentes” narrativos necesarios están ahí. Ya sea en planos paralelos o una melodía de fondo que se repite dos veces, frases discretas, silencios, etc. Por lo tanto, Belle es una película que se analiza mejor a través del sentir. No hay que simplemente mirarla, sino también dejarse llevar por ella. Si puede hacerlo, probablemente la disfrute mucho. Pero, si su estilo es más pragmático, como mínimo encontrará una pieza audiovisual impresionante y digna de visitar. Belle también destaca por tener hermosos planos generales. Foto: Studio Chizu. Foto destacada: Studio Chizu.