Pokémon Oro y Plata (1999) la consagración del género

La segunda edición de la consagrada franquicia de Pokémon fue lanzada en Japón en el año 1999 y no vió la luz en occidente hasta el año 2000 cuando el título llegó a las tiendas estadounidenses, mientras que su arribo en Europa tardó hasta el año 2001. Fue entonces cuando cada niño encantado con las primeras ediciones rojo y verde (rojo y azúl en occidente) encontró en la secuela una obra capaz de retener la atención que le había brindado desde el comienzo.

Pokémon Oro y Plata es un videojuego de rol ambientado en un mundo de fantasía con flora y fauna que orquesta la ambientación perfecta para un viaje a lo desconocido. Nos ponemos en los zapatos del joven Gold, un chico local que consiguió la edad suficiente para ser dotado de una criatura acompañante con la que iniciará su travesía por la región de Johto con el propósito de completar su recorrido a través de las ocho medallas disponibles tras vencer a cada uno de sus guardianes.

Aunque la premisa es simple, se convierte en una de las grandes virtudes narrativas al conectar con los entrenadores que se ponen el mismo objetivo que el del protagonista con un sueño perfectamente alcanzable, ser el mejor. De este modo, para la salida de la segunda entrega, el mundo Pokémon contaba con 251 criaturas de diferentes especialidades y habilidades, todo un hito para el cartucho de la Game Boy Colour, pues resulta en una cantidad de personajes jugables inigualable para la fecha y de este modo, la experiencia de los jugadores es virtualmente irrepetible, esto al poderse multitud de combinaciones en los seis espacios disponibles para las bestias escogidas como acompañantes de aventura.

A medida que nos acercamos al final del juego, habremos desarrollado empatía por esas criaturas que nos acompañaron por cada uno de los desafíos que la región de Johto puso para volver más épica la aventura, siendo material de relatos y recuerdos. Pues es sencillo para cualquiera que haya jugado el título sin importar la edad, recordar algún momento icónico junto a ese pokémon especial que a punto de esfuerzo se ganó un lugar para compartir el sentimiento de logro y satisfacción.

Fotograma del duelo final.
Fotografía: The Pokémon Company.

Lo que vuelve tan particular a la edición Oro y Plata es su clímax, pues tras completar el juego se nos da la posibilidad de viajar a Kanto, el escenario de la precuela. Esta es la localidad del rival final de la aventura que espera por nosotros en la cima del monte plateado. Red, nada menos que el entrenador jugable del pasado. Lo anterior, resulta en un hito narrativo que a través de la metáfora ejemplifica con su gameplay la superación del entrenador al poner en frente como último rival a su yo del pasado. La destacable narrativa acompañada de épicas batallas, incluso con la modalidad por turnos que no resta dinamismo, demuestran que la primera secuela de la saga Pokémon supo pulir la fórmula original para volverse un referente.

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