Datos biométricos: La manera de identificarnos en lo digital

Datos biométricos otorgando acceso a identidad digital

Las contraseñas quedaron atrás, los datos biométricos son más cómodos, efectivos y rápidos de utilizar. En el mundo digital es cada vez más necesario identificar que las personas que estén conectadas sean reales y más aún que sean quien dicen ser.

La forma de la cara, el iris del ojo, las huellas dactilares, el ritmo cardiaco, la voz, entre muchas otras cosas más, forman parte de los datos biométricos. Básicamente, son características únicas en cada individuo de nuestra fisionomía o de nuestro comportamiento. Lo importante de estas, es que permiten identificarnos con mucha exactitud y junto a las inteligencias artificiales (IA) se pueden hacer muchas cosas. Desde otorgar accesibilidad a infraestructuras hasta detectar enfermedades.

La evolución de la biometría

Los datos biométricos se llevan usando hace siglos, la huella dactilar y las manos posiblemente son los datos biométricos más antiguos. Se tiene registro que los comerciantes chinos en el siglo XIV estampaban sus manos en papel con tinta para distinguir la edad de los niños.

Durante los años la biometría se diversificó, en 1879 el francés Alphonse Bertillon creó un sistema para identificar a las personas midiendo su cuerpo, desde su cara a sus dedos. Además, incorporó datos como las pecas, tatuajes o cicatrices, todo esto con el fin de generar un instrumento para identificar criminales.

En 1936 el oftalmólogo Frank Burch identificó que el iris del ojo era diferente en las personas. Sin embargo, muchos años después, en 1987, los doctores Leonard Flam y Aran Safir concluyeron que no existen dos iris iguales.

Estos avances, que si bien fueron tuvieron fechas muy distantes entre sí, son cada vez más necesarios para la identificación de las personas en el mundo digital.

El rol de los datos biométricos para la identidad digital

La necesidad de crear una identidad digital surge principalmente desde la ciberseguridad, es relevante tomar en cuenta todo lo que podemos llegar a hacer en internet con nuestro nombre. Más allá de estar conectados en redes sociales, podemos hacer trámites, realizar movimientos de dinero, inscribirse a causas o partidos políticos.

Nuestros datos biométricos, bien utilizados, nos otorgan seguridad, pues, son en teoría intransferibles a otras personas, por ende son solo nuestros. Esto permite que podamos dejar de lado nuestras contraseñas y hacer todo con nuestra voz, cara o huella dactilar. De esta manera, no solo es el nombre y fecha de nacimiento para acceder a prestaciones en internet, sino que tendremos una barrera de seguridad con nuestros datos biométricos.

El mal uso de nuestros datos biométricos

Cuando nuestros datos biométricos entran a lo digital se convierten en números, el problema es que pueden ser copiados y utilizados maliciosamente. Últimamente, es noticia el uso de la inteligencia artificial sobre la voz y la cara de las personas, ya que con estos datos se pueden crear videos falsos ultra realistas. Lo que se presta a la realización de estafas o divulgación de información falsa. Además, a otros hechos malintencionados como la generación de pornografía o el ciberacoso.

Recientemente, se hizo muy popular la venta de iris a la empresa Worldcoin, fundada por los mismos desarrolladores de ChatGPT. Según Forbes, la firma busca «brindar a los usuarios una identidad digital única». Sin embargo, esto encendió las alarmas en algunos países debido al proceso para recoger los datos biométricos y el destino de estos.

La siguiente imagen interactiva contiene información simplificada sobre los datos biométricos y la identidad digital.

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