Violencia escolar: Los docentes también son víctimas SociedadPor Natalia Medina Contreras - 12 abril, 2024 Desde 2022 sólo se ha registrado aumento de casos de violencia escolar bajo el concepto de convivencia escolar, lo que involucra enfrentamientos en dependencias de los establecimientos, donde se espera que sean los docentes quienes solucionen o sancionen. La violencia escolar El aumento de casos de la violencia escolar en los últimos años es una más de las tantas problemáticas vinculadas al área de la educación. Los enfrentamientos pasaron de ser riñas en los recreos, a peleas grupales con arma blanca en las salas, patios o a las afueras de los establecimientos, e incluso hay casos registrados de disputas con algún tipo de revólver. “Nos sentimos solos en esta tarea” es el desahogo de una de las profesoras de la Escuela Villa Jesús de Coelemu al referirse a la violencia escolar. Precisamente el día once de abril de 2024, en el mismo establecimiento las docentes y los docentes realizaron una paralización de sus actividades durante el día con el propósito de visibilizar y concientizar, además de exigir seguridad en el establecimiento con el aumento de los actos de violencia entre alumnos y hacia profesores. El actuar de los profesores Escuela Villa Jesús de Coelemu en paralización.Fotografía de Constanza Karen Figueroa es profesora y la representante del gremio en la Escuela Villa Jesús, además de pertenecer activamente al Colegio de Profesores. Ante todos los conflictos del actuar en situaciones complejas, ella resalta que “esta carga no incluye sólo el hecho de buscar estrategias o herramientas, sino que también hablamos de una carga emocional y física, ya que en muchas ocasiones somos nosotros los que recibimos insultos y golpes por tratar de ayudar o resolver conflictos”. El rol de las familias es fundamental en el proceso educativo, es parte de la formación personal, social y emocional del estudiante. Frente a esto Karen afirma que no cuentan con este apoyo, lo que dificulta e imposibilita el natural desarrollo del estudiante, junto con crear un conflicto entre el docente y el apoderado. “Todo esto nos provoca un deterioro en nuestra salud mental, de la que nadie se hace cargo, pero si muchos son responsables”, concluyó. La salud mental de los docentes Un estudio realizado por el Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE), de la Universidad de Chile; indica que el 20 % de los profesores se retira en los primeros 5 años de vida laboral, no pudiendo soportar el estrés, presión, poca ayuda, y baja comprensión que reciben por parte de sus trabajos como de los estudiantes. La cantidad de docentes que presentan licencias psicológicas o psiquiátricas también va en aumento, lo que es, lamentablemente, cada día más normalizado. Como profesores en el aula, tener a aproximadamente 30 alumnos con distintas personalidades y realidades es complejo nivelar el trato entre ellos y hacia el o los educadores. Ley 20 536 sobre violencia escolar El Coordinador y Jefe de la Unidad Técnico Pedagógica en el Colegio Santa Teresita de Coelemu, Esteban Bravo Parra, asegura que hay “desprotección y vacíos legales en la ley en relación a los protocolos ante situaciones de amenaza, pelea o cualquier tipo de enfrentamiento con docentes” esto debido a que el establecimiento está obligado a reincorporar al estudiante tras cualquier tipo de sanción. Esta ley, promulgada en 2011, trata materias de violencia escolar, convivencia escolar, acoso escolar, bullying y maltrato escolar que sin duda necesita que su contenido sea actualizado y modificado según el escenario actual. “Es de suma urgencia tomar decisiones claras y consistentes como Ministerio de Educación, para dar seguridad con soluciones que amparen y den protección a los trabajadores de la educación”, resaltó Esteban. Imagen de UNLIREC La percepción y el rol de los apoderados Constanza, además de ser madre y apoderada, es profesora, lo que le ayuda a tener ambas perspectivas en el tema. “Entiendo y comprendo los dos lados, pero mi apoyo va con los profes, no se sabe qué tanto debe involucrarse uno como docente sin salir perjudicado física o psicológicamente”. La edad, amistades y contexto social en general es lo que influye en la personalidad que forma un estudiante, “no es mi caso, pero sí tienen razón algunos papás en que hay un momento en que los hijos te dejan de escuchar y ahí es donde se complica”. A pesar de coincidir en ese punto, Constanza recalca que “es molesto que en vez de entender la situación, prefieren culpar a los profesores por hacer mal su trabajo, cuando no es responsabilidad de ellos”. Entonces ¿cómo actuar? La solución, en parte, está en dejar de buscar culpables y trabajar en conjunto por mejorar las políticas públicas educacionales, modificar la ley sobre violencia escolar y apoyar psicológicamente a quien lo necesite, sea profesor, apoderado o estudiante. De ese modo, antes de lo que se espera, mejorará la calidad, disposición y compromiso de quienes hoy entregan su tiempo y salud a la sociedad del presente y futuro. Te puede interesar: ¿Mamá, qué me tomo para el resfriado?: el desafío de aprender a ser adulto