Julián Belmar: Perseguir tus sueños

Julián es un estudiante de Ingeniería Bioquímica Vegetal en la Universidad de Concepción. Para cumplir este sueño, debió dejar muchas cosas atrás. Se vio en la obligación de rehacer toda su vida en virtud de lograr su objetivo.

En la bella ciudad de Chillán, hace 21 años, nació Julián. Siempre fue un niño alegre y optimista. Desde muy joven tuvo claro a lo que quería dedicarse, estudiar la carrera de Ingeniería Bioquímica Vegetal. Sin embargo, esta no se encontraba en el campus de su localidad, por lo que se vio obligado a emigrar hacia la Región del Biobío para perseguir su meta. Este es el comienzo de su historia en Concepción.

Arribo a la ciudad penquista

Debido a que la carrera que deseaba estudiar no se encontraba en su natal Chillán, Julián se vio en la obligación de arribar a Concepción para ingresar a Ingeniería Bioquímica Vegetal: “Decidí venirme a Conce por conveniencia, ya que no estaba mi carrera en la sede de Chillán y estar haciendo el viaje ida y vuelta toda la semana no tenía sentido”.

La búsqueda de un lugar donde quedarse es posiblemente lo más difícil al momento de arribar a una ciudad nueva, por fortuna él logró encontrar un hogar para quedarse: “Me vine a vivir con una señora y así poder instalarme aquí, comer, aprender, y tener un techo al cual regresar”.

Fotografía cortesía de Julián Belmar.

Nuevas experiencias

Ser nuevo en una gran ciudad como Concepción no es fácil, más aún cuando estás solo. Esa situación te obliga a realizar muchas cosas, independizarse a la fuerza, aprender los recorridos para ir al supermercado, hospital, lugares recreativos, y a la casa de estudios. “La universidad en sí era un cambio gigante, la gente es distinta y las exigencias también, es como una vida nueva, es totalmente diferente a lo que conocía, la convivencia es desigual y complicada y el movimiento de la misma ciudad no es igual a lo que estaba acostumbrado, fue difícil, el sistema, el ruido, la soledad, todo apareció de golpe por este cambio”.

El factor más difícil es que te obliga a independizarte forzosamente. Para un adolescente de 17, 18 años, que ha pasado toda su vida conviviendo con familiares, se le dificulta mucho lograr autovalerse. “Ha sido diferente, de pasar de mi ciudad natal, que era pequeña en comparación con Concepción, es un choque grande, fue demasiado, mis amigos cambiaron, mis papás no estaban, aprender a ser independiente y autosuficiente es complicado”.

Fotografía cortesía de Julián Belmar.

Forzosa Independencia

La mayor dificultad que vivió Julián fue la de vivir por sí mismo, tener que aprender a llevar un hogar es un desafío gigante para un adolescente. «No me gustó al inicio, el primer día me llegó la percepción de que realmente estaba por mi cuenta. La soledad no me gustaba, es lo más complejo, pero me adapté de todas maneras, tenía que estudiar y avanzar igual, al principio fue extraño saber que estaría solo».

No todo fue negativo, su independización también le brindó aspectos positivos que le permitieron notar un crecimiento en su persona. «Es satisfactorio realizar los deberes de la casa por tu cuenta, aprender a resolver problemas cotidianos de un hogar me hacía sentir bien, como un individuo independiente. Es un logro que, por cosas muy random del día, me hace sentirme orgulloso de mí mismo, de ser capaz de sobrellevar todos los desafíos que he tenido en la persecución de mi sueño».

Malas experiencias

Las cosas casi nunca salen bien al primer intento. Para Julián no fue la excepción, se vio en la obligación de aprender a realizar múltiples tareas en un corto periodo de tiempo. «Me ha pasado de todo: accidentes domésticos, como baños tapados, hornos que no funcionan. Problemas que deben solucionar los adultos del hogar, pero en este momento yo era el adulto que tenía que resolverlos».

Estas dificultades que Julián debió enfrentar le entregaron la confianza necesaria para seguir adelante y ser consciente de que puede valerse por sí mismo, por más difícil que sea.

La mayor pasión de Julián

Los sueños son inherentes al ser humano, son un motivo de esperanza para la gran mayoría, comúnmente hay que esforzarse y dejar atrás muchas cosas para hacerlos realidad. Julián no fue una excepción, siempre tuvo claro a lo que dedicarse: «Me gustaba harto matemática y pensé en que todas las carreras que eligiera, inevitablemente habría matemáticas, además de que iba a tener que usarlas frecuentemente. Por su relevancia no me disgustaban, al notar que podía construir algo con ellas, me propuse hacerlas importantes en mi vida. Mi carrera es bien específica, tengo química y biología, que son cosas que me gustan. Las plantas que también me agradan, mi puntaje encaja perfecto, fueron varios factores los que me permitieron elegir Ingeniería Bioquímica Vegetal».

Fotografía cortesía de Julián Belmar.

Complicaciones

Lograr nuestras metas y objetivos no es simple, el camino no está lleno de rosas, siempre habrá dificultades e imprevistos en este. Ser capaces de sortear todos los obstáculos que haya en nuestras vidas es la clave para volver realidad los sueños. «La dificultad de los ramos no me la espere, la carrera evalúa demasiados aspectos, pero todas las mallas de la universidad son igual de exigentes, así que no es una característica tan específica de mi área. Ahora, con los laboratorios que son más específicos y complejos, se me ha ido dificultando. De similar forma, se dificultan las asignaturas al ir pasando de año, pero es algo que ya tenía en consideración, nadie dijo que sería fácil».

Nostalgia

La nostalgia es un sentimiento que todos hemos sufrido, frecuentemente lo asociamos a una emoción negativa, ya que esta nos provoca la añoranza de tiempos que ya se han ido. Pensamientos intrusivos, dejar de lado las cosas que nos incomodan y seguir en nuestra zona de confort, pero al final del día, lo que realizamos fuera de la propia comodidad es lo que nos brinda el mayor crecimiento. «No he sentido ganas de abandonar la carrera, sí de volver a mi antigua casa, siempre frecuentaba mi domicilio en Concepción, terminaba solo mucho tiempo y constantemente extrañaba mi hogar en Chillán, sentía la necesidad de regresar, porque dentro de todo estábamos haciendo vidas aparte y me causaba melancolía, pero así es la vida. Sabía que al irme las cosas serían de esa manera, es necesario para mi futuro».

Lo que queda atrás no nos olvida

Para lograr nuestros objetivos y metas en la vida, a veces es necesario sacrificar o dejar de lado ciertas cosas, para darle lugar a las nuevas. Hay que estar dispuesto a realizar estas acciones, ya que las decisiones difíciles son las que forjarán nuestro carácter para el futuro. Para Julián no fue extraño volver, él no dejó atrás su pasado. “Fue como poner mi vida en receso más que dejarla atrás, porque todo me espera cuando vuelvo, obviamente las cosas avanzan y las vidas siguen sin mí ahí, pero no me siento fuera de lugar al volver, sentía que iba a ser un gran cambio separándome de lo que conocía, finalmente resultó que al regresar siempre estarán para mí”.

Salir al mundo

Emprender un viaje a lugares desconocidos puede ser enriquecedor, te obliga a expandirte, a buscar nuevos retos y, en definitiva, a crecer. Julián también lo ve de esa manera, él señala: “Se te expande el horizonte de una manera impresionante, pocas experiencias te pueden dar algo parecido a lo que yo siento que hizo por mí el irme de mi casa para estudiar. Hay gente que vive y muere en un mismo lugar y no tienen este tipo de oportunidad o la dejaron pasar, se condicionan a un solo ambiente y a las mismas personas».

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