Cilantro, cebolla y limón: Una mezcla sellada por el calor

Muchas veces cometemos el error de creer que la comida es una moda, por lo que fácilmente dejamos atrás preparaciones que asociamos a otra generación, cuál es el propósito de extinguir tradiciones que no nos implican más que enriquecimiento.

Cilantro, cebolla, limón, aceite, sal y agua hirviendo encima. Quisiera ser más específica, pero ni siquiera sé cuál es el nombre, tampoco conozco las proporciones exactas, pero sé que lo hacía mi abuela, la abuela de un amigo que vive a  más de 3 horas de mi casa, lo hacía mi mamá y hoy lo hago yo.

Es simple, no creo que pueda intentar hermosear esta descripción, ni tampoco quisiera hacerlo, creo que en la cocina no hay porque avergonzarse de la simpleza. En el campo, probablemente consecuencia de una herencia cultural muy influenciada por la escasez, he escuchado de la asociación de la comida simple con la pobreza, pero hoy no tiene porqué ser así.

El minimalismo es algo por lo que no suelo sentirme inclinada, pero al probar esta curiosa mezcla no puedo evitar desear que la tendencia de simplificar las cosas esté mucho más ligada a la gastronomía. Sabores de temporada, puros, en los que sabes identificar los ingredientes desde el primer bocado.

Otra de las cosas que hace tan única a esta preparación, es que nos lleva a romper ideas preconcebidas y sin darnos cuenta terminamos utilizando un infusionado de cilantro y cebolla para agregarlo al pan. ¿Un remojo de verduras para tu once? eso no parece tener sentido, es casi una sopa, pero más parecido a una ensalada. 

No se trata solo de una mezcla de sabor reconfortante, es una curiosidad para la cotidianidad de la mesa. Es un tesoro de la memoria.

Foto: unsplash @lindsaymoe?

Podría interesarte El vínculo emocional con la comida y la tradición de las churrascas maulinas

Top