Ciberacoso: el doble filo de las redes sociales

Uno de los principales peligros que se esconden en las redes sociales es el acoso y hostigamiento, fenómeno que se ve mayormente prominente entre los jóvenes y tiene graves consecuencias personales.

Son múltiples los beneficios y las facilidades que las nuevas tecnologías nos han proporcionado en distintas áreas: desde un acceso rápido y fácil a la información, hasta la comunicación instantánea entre personas. Sin importar la lejanía de estas, siempre y cuando poseamos un teléfono celular, podremos ser capaces de hablar con individuos de todos los rincones del planeta.

En la actualidad, gracias a la globalización del mundo en el que vivimos, las redes sociales forman parte de la cotidianeidad de una gran mayoría de la población a nivel mundial, especialmente de las generaciones más jóvenes. Y a pesar de los palpables beneficios que estas redes comunicacionales nos pueden ofrecer, también existen peligros mucho más prominentes de lo que se puede notar a simple vista. Uno de los más comunes es el ciberacoso.

Este fenómeno se describe como el uso deliberado de las plataformas sociales para hostigar y atacar a otros, y lamentablemente se ha convertido en una realidad cada día más común entre los jóvenes, dejando secuelas psicológicas muy difíciles de tratar y borrar.

El Ministerio de Educación ha instaurado el Día contra el Ciberacoso, invitando a los establecimientos educacionales de todo el país a conmemorar y participar en este día.
Fotografía: Romántica.

Efectos psicológicos del ciberacoso

En Chile, y de acuerdo con un estudio elaborado por Ipsos1 el año 2018, un 8% de los padres tiene un hijo o hija que ha experimentado ciberacoso, mientras que un 31% declaró que un niño o niña cercana lo ha sufrido.
Fotografía: tepongounreto.

Una de las áreas donde más daño puede hacer este tipo de ataques es en la salud mental de la víctima. Debido a la naturaleza omnipresente de este tipo de agresiones y la dificultad de poder defenderse, junto con el anonimato que ofrecen las redes sociales, resulta fácil para los agresores calar dentro de la persona objetivo del bullying

La psicóloga Fabiola Haro Rodríguez comenta que este tipo de acoso deja una huella en el desarrollo del funcionamiento social del sujeto, generando tendencia al aislamiento, sensaciones de inseguridad y dificultad para interactuar con otros. «En general, las víctimas de ciberacoso se tienden a aislar y, además, a largo plazo puede generarse depresión crónica, fobia social y trastorno de estrés postraumático», señaló.

Los ataques repetidos y los comentarios negativos pueden destruir o distorsionar la autopercepción de una persona, junto con llevarle a experimentar niveles elevados de ansiedad y estrés debido a la constante preocupación por lo que otros puedan estar diciendo o compartiendo sobre ellos en internet. Esto puede llegar a tal extremo donde algunos pueden considerar medidas que atenten contra su propia vida para detener el dolor emocional y escapar del acoso.

Factores sociológicos del ciberacoso

Ahora, dentro del entorno social y cultural, también existen elementos que contribuyen a la aparición y perpetuación de este fenómeno. Todos estos están estrechamente ligados a las dinámicas de poder dentro de la sociedad, la cultura del lugar donde se lleven a cabo los ataques y las normas sociales.

Con respecto a estas últimas, la socióloga Camila Cuevas Gutiérrez confirma que estas son cruciales para la perpetuación del acoso. «Si me desenvuelvo en una cultura que promueve una imagen de la mujer, donde esta es valorada según su cuerpo, voy a tender a relativizar lo dañino que puede ser para alguien que se le juzgue a partir de esto en una red social.» Dijo.

El rol de las redes sociales

La oportunidad de acceder a plataformas digitales ha facilitado que estos fenómenos se masifiquen, considerando que entregan facilidades para exponer a la gente y funcionar desde el anonimato.

En España, uno de cada diez niños lo sufre y alrededor de 200.000 jóvenes, de entre 14 y 28 años, se suicidan al año en el mundo por sufrir acoso, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Fotografía: Milenio.

Antonia Castillo, estudiante de Arquitectura, es un ejemplo de las miles de víctimas de ciberacoso que existen alrededor del mundo. A sus cortos 22 años cuenta que en su preadolescencia sufrió de comentarios maliciosos hacia su persona y sus seres queridos a través de perfiles anónimos en Instagram. «Era pan de cada día levantarme y encontrar mensajes de odio en mi perfil, era algo que al principio no le prestaba atención, pero poco a poco me fue afectando hasta apoderarse de mi cabeza», señaló.

A pesar de que ella tenía sospechas de quienes podrían estar detrás de los ataques, jamás pudo encontrar pruebas suficientes para señalar a un culpable. Vivió en carne propia los estragos que puede causar el hostigamiento en redes, pero gracias al apoyo de su familia y amigos más cercanos pudo salir adelante y ponerle un alto al bullying que estaba viviendo. «Le conté a mis papás sobre lo que estaba ocurriendo después de que mis amigos me incitaran a hacerlo y ellos me apoyaron y me cuidaron, se encargaron de denunciar lo ocurrido con el colegio y al poco tiempo todo paró», comenta.

En conclusión

Testimonios como el de Antonia son pan de cada día desde, prácticamente, la existencia de las redes sociales y esto es muy alarmante. Es extremadamente importante concientizar a los jóvenes de este peligro presente en la sociedad en línea. Promover una convivencia segura y libre de maltrato es tarea de todos los usuarios del internet, para así lograr que el número de víctimas de ciberacoso se reduzca cada vez más.

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Ian Morales
Estudiante de Periodismo UdeC
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