El perfume: desde siempre y en cualquier lugar

Frascos de perfume, Freepik.

El perfume de una persona forma parte importante de quién es, la etapa de su vida e incluso al lugar al que se dirige. Conseguir un aroma agradable que represente a quien lo usa es una tarea importante y la industria de la perfumería es prueba de ello. Hay tantas fragancias como personas y la búsqueda de una que transmita las emociones o potencie la personalidad de su portador se remonta al inicio mismo de la civilización.

Origen del perfume

El primer registro encontrado referente al trabajo de perfumería pertenece Al año 1200 a.C en Mesopotamia. “Los primeros perfumistas de la historia de los que existe constancia serían mujeres. (…) Creando perfumes con mezclas de flores y plantas como el Cyperus calamus, la mirra y bálsamos” distinguió el portal Academia del Perfume. Estas sustancias también eran utilizadas tanto para perfumar como de manera medicinal.

Tallado de proceso de extracción de esencias en el antiguo Egipto, siglo IV a.C. Créditos imagen: Bridgeman Images.

Mientras tanto, en el antiguo Egipto los aromas tenían una gran importancia tanto cosmética como espiritual. Una de sus principales fragancias era el Kephi. El cual se consideraría hoy un incienso y “se empleaba en templos, en medicina, en momificación y como perfume personal” describió el portal Shekem Essencia. Además, desarrollaron técnicas como el enflorado, la maceración en aceite y la extracción por presión, enumeró la Fundación Academia del Perfume.

Posteriormente, en el siglo XIII a.C., Grecia desarrolla sus propias fragancias. Según relató la fundación cultural Academia del Perfume, utilizaban los aromas para perfumar a las mujeres y atletas, además de darle origen a la aromaterapia. Hipócrates, el padre de la medicina, aseguró que realizar baños aromáticos de determinadas plantas y untarse aceites de hierbas eran metidos curativos y preventivos para la buena salud.

Inicio de las Perfumerías y Avances en Roma

recipiente de perfume roma
Ungüentario romano, I-II d.C. Créditos de imagen: Drouot.com.

Tras la conquista de Roma a Grecia, el imperio se adhirió al gusto y creación de fragancias, de hecho, hay registros de laboratorios de perfumería romanos. Además, perfeccionaron la composición de las fragancias, utilizando mayores bases oleosas que fijaban el olor por más tiempo, o el uso de colorante para la conservación de la sustancia. Los griegos reemplazaron la cerámica por el vidrio en los contenedores de perfume (almatrostes o ungüentarios), pues era más barato, y preservaba mejor el producto. National Geographic también nombra que los romanos tenían tiendas dedicadas al comercio del perfume.

Tras la caída del imperio romano, durante la era medieval, el desarrollo de los perfumes se detuvo hasta el siglo VIII. Dado que la iglesia consideraba que estos aromas eran sensuales y frívolos. 

Reconocimiento de la perfumería:

Lovel Perfumes en su web señaló que en 1190 el rey Felipe II Augusto de Francia reconoce al rubro perfumistas y los categoriza como expertos. A partir de esto los perfumistas podían comercializar su trabajo formalmente y se crean las primeras escuelas del oficio. Desde aquel momento, Francia seguiría desarrollándose en la industria hasta la actualidad como el “reino de perfume”. Otro cambio imporante fue el uso de una base de alcohol para las fragancias desde el siglo XIV.

Con el paso del tiempo la perfumería creció, para los siglos XVII y XVIII Europa y sobre todo Francia convirtieron las fragancias, en piezas artísticas y culturales. Haromatics cuenta en su artículo que mientras se acercaba el siglo XX, surgían más casas de perfumería, entre ellas la compañía Pierre-François Pascal Guerlain en 1828, una de las principales de la época.

Ya avanzado el siglo XX y a partir del Chanel N° 5 de Coco Chanel, más casas de alta costura empezaron a entrar al rubro, formando la industria del perfume que se conoce hoy.

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