Las Personas Altamente Sensibles (PAS) son aquellas que viven de manera más profunda y que se caracterizan por ser perceptivas a los estímulos de su alrededor. En 1996, surgió por primera vez el término por Elaine N. Aron, doctora en psicología y autora del libro El don de la sensibilidad.

¿Te has preguntado una y otra vez lo mismo, pero que no conduce a ninguna respuesta en particular? ¿Algo que pareciera carecer de motivo y justificación? Es una cuestión que se asemeja a una profundidad de la que no estás segura de que puedas sentir, por lo que tampoco sabes ponerla en palabras. Es como si hubiese una pieza del puzle que no encajara y una llave que no entrase en una cerradura.

Desde temprana edad me preguntaba a mí misma, de forma casi inconsciente, el porqué debía sentir de esta manera todo a mi alrededor. ¿Es posible guardar algo de eso dentro tuyo? ¿Acaso no puedes ser como los demás? No, no se puede. 

Cuando sientes con mucha profundidad tu realidad piensas que deberías ser más cauta y almacenarlo para ti. El único pensamiento que se viene a tu mente es que, el sentir con aquella magnitud, debiese mantenerse dentro de sí, encarcelado. 

Ninguna persona puede brindarte acompañamiento, por la sencilla razón de que no son capaces de experimentar tus emociones. No podrían entender el porqué te abrumas con el desorden, te agotas con facilidad o sientes de manera intensa.

Sentir intensamente lo que te rodea es como si existiera una tonalidad más oscura que el negro o una enfermedad que nadie ha descubierto. Es convivir con un sentimiento de que ninguna persona te comprenderá jamás, de que nunca será suficiente por muchas palabras o letras que le agreguemos a ello.

La respuesta a mis preguntas las contesté cuando existía la posibilidad de que fuese una Persona Altamente Sensible. En ese instante, las piezas del puzle encajaron y la llave se introdujo en la cerradura. 

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