¡Páguelo con la “Master Plop”!: el endeudamiento temprano en jóvenes universitarios

Cuotas sin interés, facilidades de pago y precios más bajos al utilizar la tarjeta de crédito. ¿Cuál es la verdadera finalidad de la entrega de un producto bancario?

Propuestas comerciales atractivas sin un respaldo financiero o poder adquisitivo. Esta es la realidad del chileno de hoy, quien cae en la tentación de un crédito de consumo plastificado. Sin duda, el público objetivo de un banco para una tarjeta de esta categoría, son los jóvenes. Así lo respaldan los economistas, quienes afirman que el mercado actual se rige bajo la capacidad de endeudamiento de una persona. Mientras más joven, más años de su vida puede pasar pagando.

La estrategia comienza sutilmente, a través de una cuenta corriente exclusiva para estudiantes de educación superior. Múltiples beneficios en locales de comida y sin costo de mantención hasta los 30. El usuario se siente feliz, deja atrás la Cuenta RUT y se convierte en un auténtico cliente. Y un día, llega el correo electrónico tan esperado: una tarjeta de crédito lista para retirarse en sucursal.

La carencia de educación financiera en los chilenos

“Me lo merezco”, “Dios proveerá” o “después veo cómo lo pago” son algunas de las frases que reflejan una ausencia de educación financiera en los jóvenes de hoy. Una vez adquirida la tarjeta, rápidamente consumen todo el cupo y acumulan una enorme cuota, que, en la mayoría de los casos, representa más del 40 % del presupuesto mensual.

Marco Cabrera, ejecutivo del banco BCI, reveló que el entregar productos a personas jóvenes no es una acción al azar, muy por el contrario, “busca integrar a futuros clientes a la institución financiera”. Cabrera es claro en indicar que la responsabilidad “recae directamente en el usuario y es insostenible sacar un producto si no se tiene dinero para pagarlo. La recomendación es simple, si no tiene plata, no contrate una tarjeta”.

24, 36 y hasta 48 cuotas sin interés

Créditos: Avery Evans en Unsplash. Según el SERNAC, 100 798 jóvenes entre 18 y 29 años, que no poseen ingresos propios, tienen tarjeta de crédito; con una deuda promedio de 207 913 pesos.

Los altos costos de la vida, la inflación y la necesidad, fomentan en los jóvenes la toma de decisiones impulsivas, sin medir las consecuencias. Ese fue el caso de Rocío Nazal, estudiante de Psicología. Para mediados del 2022, su computador ya no funcionaba. Era urgente renovarlo y Nazal no contaba con el dinero suficiente para adquirir un nuevo dispositivo al contado: “Iba a comenzar con la tesis y en los últimos años de la carrera estás constantemente redactando informes. Era demasiado necesario”. Fue así como tomó la decisión y se acercó a la entidad financiera para retirar la tarjeta y comprar el aparato.

Un saludo, una firma de contrato y una fecha de pago. Esa fue toda la información que Rocío Nazal recibió de parte del banco. Todo iba de maravilla, hasta que un día se quedó sin trabajo: “No podía ponerme al día y ahora estoy recién estoy haciéndolo. Sé que tengo que pagarla y para mí es un peso aparte de la universidad”.

Al preguntar a Nazal acerca de la facilidad de los bancos en entregar tarjetas de crédito a estudiantes universitarios, ríe. Afirma que “lo primero que hacen al verte es ofrecerla. En este tiempo, yo tenía un trabajo de medio tiempo y me dieron un cupo relativamente alto. Saben que los estudiantes tenemos necesidades y se aprovechan”. Actualmente, la deuda que acumula representa aproximadamente el 50 % de su sueldo.

No es un fenómeno reciente

El endeudamiento temprano en jóvenes que cursan educación superior no es algo actual, de hecho, lleva años ocurriendo. Así lo recuerda Silvana Betanzo. Es titulada en Administración Gastronómica Internacional y en sus tiempos universitarios también cayó en la tentación de la tarjeta de crédito.

“Me ofrecieron 400 mil pesos de cupo y mi motivación fue el comprar ropa. Creía que tenía la madurez o la educación suficiente para manejar una tarjeta de crédito a esa edad”, relató Betanzo. Al igual que Rocío Nazal, no recibió ninguna orientación al respecto del uso responsable del producto: “De hecho, fue muy fácil el acceso a la tarjeta. Tú entrabas a la tienda y te la ofrecían. La entregaban de inmediato”.

Créditos: Rupixen en Unsplash. Una columna de opinión de tres investigadores de la Universidad de Chile, reveló que «el 40% de los morosos chilenos mantiene deudas con la industria del retail, mientras que el 28% corresponde a compromisos impagos con entidades bancarias».

Silvana Betanzo está de acuerdo con que las casas comerciales “se aprovechan de la poca educación financiera de los estudiantes, pues son clientes fáciles”. Actualmente sus finanzas son estables, pero mantiene esas deudas desde la universidad que califica de “eternas” y que significan el 20 % de sus ingresos mensuales.

El escenario del endeudamiento temprano en jóvenes universitarios es el resultado de un sistema sostenido por la morosidad. Las entidades bancarias continúan su cacería, aprovechando cada oportunidad para atrapar nuevos clientes, prometiéndoles beneficios a corto plazo.

Tal y como afirman los expertos, la clave está en romper el ciclo y entregar a las futuras generaciones las herramientas necesarias para afrontar un mundo financiero complejo. Cada tarjeta entregada, condena al cliente desinformado a un historial de deudas que parece no tener fin. O quizá sí, por allá en el 2028 y en la cuota número 48 de 48.

Sofía Meier Améstica
Estudiante de Periodismo UdeC. Periodista de Diario La Tribuna. Colaboradora Fundación Salvemos el Mundo Hoy. Mamá-gato, hermana, hija, novia. Hablante de alemán, inglés y español.
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