Salud mental de los profesores: un problema sin resolver

La realidad en las aulas ha empeorado, hay más violencia y el interés de los estudiantes por aprender ha disminuido. Además, el gremio de los profesores está desarticulado, en comparación con años anteriores. En este escenario, durante el 2024, se han registrado dos suicidios de docentes que sufrieron diferentes vulneraciones en sus trabajos.

Uno de los factores que más se repite como consecuencia del agobio laboral de los profesores es no ser escuchados en asuntos pedagógicos, tanto en la gestión de material educativo como en políticas para mejorar el sistema. Por otro lado, las historias de vida de los estudiantes, en ocasiones, son difíciles de sobrellevar para los docentes.

Ivana Espinoza tiene 34 años y es profesora de Contabilidad del Liceo Comercial de Talcahuano hace más de una década. Aseguró que la salud mental de los docentes ha empeorado desde la pandemia.

Ivana Espinoza realizando una clase de Contabilidad junto a un estudiante.
Fotografía cedida por Ivana Espinoza.

Por años los profesores han estado a la deriva en esta materia y es fundamental que reciban apoyo emocional para poder enseñar y formar a los estudiantes: “A nadie le importa cómo están los docentes. Es imposible crear bienestar en los demás si los educadores no se encuentran bien”.

Recordó algunos eventos traumáticos que ocurrieron en el liceo durante el 2022: “Un apoderado apuñaló a un profesor. Después de eso, hubo mucho miedo y en ningún momento nos brindaron contención. Incluso, a un alumno lo asaltaron dentro del colegio. Llegó un punto donde normalizamos que carabineros estuvieran en el establecimiento”.

Declaró que años atrás sufrió acoso laboral en el liceo, por eso logró ponerse en la situación de los dos profesores que se suicidaron: “Estar gran parte del día en un lugar donde te hacen la vida imposible, debe ser lo más triste que le puede pasar a una persona. Es terrible tener que trabajar y vivir así. Que te den ganas de llorar antes de ir al colegio y que prefieras morir”.

La falta de atención médica para la salud mental

María Paula Ortiz tiene 47 años y es profesora de Historia hace dos décadas. Actualmente, realiza clases en el Liceo Industrial de Talcahuano. Aseveró que las condiciones laborales de la educación chilena son pésimas: “Trabajamos en establecimientos con infraestructuras deficientes. En el invierno las aulas son muy heladas y el colegio se inunda cuando llueve”. Asimismo, declaró que no existe protección legal para los docentes ante hechos de violencia o vulneración.

Sostuvo que a los profesores les provoca estrés la actitud de los apoderados y la evaluación docente, entre otras cosas. Afirmó que “continuamente estamos siendo juzgados. Sentimos más presión que comodidad al trabajar”.

Los últimos años ha vivido situaciones muy difíciles en el trabajo, como conflictos con apoderados y hechos de violencia por parte de estudiantes y de directivos. “Desde la pandemia he pedido muchas licencias por salud mental, incluso he estado en la Mutual de Seguridad, la cual estableció que tuve una enfermedad laboral. Es difícil que dictaminen eso porque se dan mil vueltas. Con esa declaración conseguí que hicieran cambios en mi entorno profesional”, reconoció.

Sobre los dos docentes que se suicidaron, indicó que es una situación límite y extremadamente triste. “Los profesores tienen arraigado el tema de la vocación y cuando eso se ve manchado a través de ofensas y denigraciones, se desmorona todo. Te hieren como persona, pues a algunos les cuesta separar el trabajo con la vida privada”, manifestó.

La realidad de las escuelas básicas

Guillermo Puentes realizando una actividad con estudiantes en el Palacio del Deporte de Talcahuano.
Fotografía cedida por Guillermo Puentes.

Guillermo Puentes tiene 34 años y es profesor de Educación General Básica. Trabaja en dos establecimientos de Talcahuano, en la Escuela Libertad y en la Escuela Dama Blanca. Comentó que lo más complejo de ser docente es la violencia que existe en los colegios, con la manifestación de la narcocultura y la delincuencia. Sin embargo, expresó que lo que más ve en el trabajo son problemas de segregación a las personas migrantes o con alguna necesidad educativa especial.

Según Guillermo, la principal causa de estrés es la contención emocional que cumplen los profesores con los estudiantes: “Muchas veces los docentes se apropian de esos problemas y se los llevan a la casa, incluso tratan de buscar soluciones”. Adicionalmente, informó que en la comuna están bajando los sueldos.

Finalmente, los tres docentes concluyeron que debería existir una entidad especial que los apoye con respecto a la salud mental y que es necesario elaborar una legislación adecuada contra todo tipo de violencia. Además, concordaron que es fundamental que los escuchen para mejorar el sistema educacional.

Al menos 12 años las personas estudian en un colegio. Los profesores durante todo ese tiempo están a cargo de la enseñanza y la formación de los niños y adolescentes. Por ende, es primordial que exista acompañamiento psicológico para los pedagogos, pues su labor es educar en las etapas más importantes de la vida de cada ser humano. Es evidente que la sociedad está desgastada mentalmente, hoy en día es común tener ansiedad, depresión y estrés. Tanto estudiantes como docentes se someten a amenazas, violencia y carencias, ya que generalmente los establecimientos públicos no cuentan con servicios de calidad. 

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Antonia Ortiz
Estudiante de cuarto año de Periodismo en la Universidad de Concepción.
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