Educación fantasma: ¿necesidad o negocio?

La primera causa de deserción en la educación superior es la falta de orientación vocacional y la escasa vinculación del sistema educativo con el mercado laboral.

A pesar de que la legislación chilena apunta al fin del negocio en la educación, aún podemos vislumbrar cierto ánimo de lucro en el funcionamiento de algunas instituciones educativas.

Algunos factores que propician este hecho se relacionan con la falta de orientación vocacional efectiva en la enseñanza media. Si bien existen instancias de casa abierta o visitas de universidades a colegios y liceos, es común que los estudiantes no comprendan del todo el funcionamiento del mercado laboral, ya que el foco no está puesto en ello.

Así también sucede con la extensión innecesaria de carreras universitarias, los ramos de relleno abundan en las mallas curriculares. La duración de los estudios superiores en Chile supera el promedio internacional.

Es cierto que existen carreras con alta demanda, pero no todas presentan índices positivos de empleabilidad en el mercado laboral. Esta información es sabida por las universidades; sin embargo, no siempre se transparenta a los nuevos estudiantes.

Según ADN Radio, para fines de 2023, la carrera de Licenciatura en Artes, se posicionó con el porcentaje más bajo de empleabilidad con un 26 %. Imagen Universidad de Chile.

La promesa de egreso y la decepcionante realidad

Un ejemplo es la carrera de Teatro en la región del Biobío. Su existencia carece de sentido considerando que no existe una industria regional en torno a la profesión. Según el portal mifuturo.cl, habilitado por la Subsecretaria de Educación Superior, el porcentaje de empleabilidad a lo largo del país no supera el 20 %, al primer año de egreso.

Misma situación para la carrera de Técnico en Prevención de Riesgos, cuya demanda no justifica que siga siendo impartida al nivel de oferta actual, según el mercado laboral.

Las instituciones de educación pueden aumentar la transparencia respecto a la empleabilidad de sus estudios. De esta manera sería posible asegurar trayectorias exitosas a los egresados y acortar el porcentaje de cesantía.

Además, mediante el desarrollo de programas de orientación vocacional efectivos para enseñanza media, mejorarían los índices de desempleo y se promovería la construcción de una educación sin fines de lucro.

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