Perdidos en Tokio es una película escrita y dirigida por Sophia Coppola, y estrenada en el año 2003. Esta película trata sobre Bob, un actor de cine que tuvo que viajar a Tokio para grabar un anuncio de una marca de whisky, y sobre Charlotte, una joven en sus veinte que está de viaje con su esposo, un fotógrafo demasiado ocupado para prestarle algo de atención.

Ambos personajes pronto se conocen, y tras sentarse juntos en la barra a beber, empiezan a interactuar más y a salir constantemente durante los días que ambos permanecen en el hotel, buscando en cierto sentido, consuelo en el otro, puesto que ambos se sienten totalmente perdidos, tanto en una ciudad tan diferente a su lugar de origen, como en la vida en sí.

La película es, a mi parecer, bastante extraña. Para empezar, su forma de contar la historia es bastante “a saltos”, es decir, se te muestra una escena, luego saltas a otra bastante diferente, y hasta cierto punto, algo inconexa con la anterior. Los primeros veinte minutos sobre todo son una escena tras otra de momentos incómodos que viven los protagonistas, sobre todo Bob, en Japón.

Por el segundo acto de la película, la cosa no es muy diferente. La película entera en sí son un montón de escenas que saltan de una a la otra, pero, aunque se siente extraño, no pierden el sentido cronológico entre sí. Aunque el ritmo narrativo es algo extraño, funciona bastante bien. Eso sí, se siente como si pudieras casi que quitar todos los diálogos de la película, y la historia seguiría entendiéndose igual. Tampoco tiene un clímax muy definido, lo cual no es necesariamente malo. Solo es una película que carece de “tensión” narrativa.

En resumen, es una película extraña, pero es relajante, y lo suficientemente disfrutable cómo para pasar el rato. Incluso dentro de lo simple que parece, funciona bien, y es bastante profunda a su manera.