El superclásico de la nostalgia

Ha pasado una semana desde aquel empate en el Estadio Nacional. Universidad de Chile y Colo Colo nos regalaron momentos que evocaron gloriosos hitos en nuestro fútbol profesional. Mauricio Isla y Arturo Vidal en el cuadro albo, en combinación con Charles Aránguiz y Marcelo Díaz por los universitarios, le añadieron un condimento al enfrentamiento entre los dos equipos más populares del país.


Estos cuatro futbolistas, que dejaron una marca indeleble en la selección nacional, entregaron alegrías a una sociedad que desconocía de victorias. Creemos que su reconocimiento debe ser eterno, sin importar el color de la camiseta. Son jugadores que están en las últimas etapas de sus caminos como profesionales y juegan con el entusiasmo de jóvenes debutantes.


Ellos son el ejemplo de que, en el fútbol, los colores son secundarios cuando se defiende una misma bandera. El profesionalismo y lo humano los distinguen. Aún perduran en la memoria aquellas jornadas inolvidables, entre ellas, cuando con centro del «Huaso» Isla, aparecía el «Rey» Arturo para ganarle a Perú, o cuando el «Chelo» Díaz junto al «Príncipe» Aránguiz sellaron el primer título internacional de la «U» en 2011.


El superclásico nos recordó que el fútbol, más que un deporte, es una narrativa que une a todo un país. Cada pase, jugada o grito de gol revive la mística de lo que significa ser chileno. Aunque estos jugadores están en la recta final de sus carreras, sus legados trascienden más allá del terreno de juego. Siguen enseñándonos, a través de su entrega y pasión, que el verdadero amor por el fútbol se refleja en cada rincón de Chile. La rivalidad se transforma en respeto y la competencia en admiración.

Esta vez, el superclásico no solo nos ofreció un espectáculo tácticamente deficiente, sino que también nos invitó a reflexionar sobre la importancia de valorar a quienes han dado todo por el país, nuestra historia y la identidad futbolera. Al final del día, el resultado queda en segundo plano.

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