Moda circular: redefiniendo el estilo

La compra en tiendas de segunda mano ha aumentado gracias a las redes sociales, promoviendo el reciclaje textil, especialmente entre las personas más jóvenes.

En los últimos años, la ropa americana ha ganado popularidad, impulsada por los algoritmos de la social media, como TikTok e Instagram. Estas plataformas han visto un incremento en el interés por la tendencia. A través de estas aplicaciones, distintos influencers muestran las prendas que adquieren a precios accesibles y de gran calidad, lo que termina atrayendo a miles de seguidores.

Por otro lado, las tiendas de retail que venden piezas de fast fashion, aumentando la fabricación y consumo de artículos de vestir, como Zara, H&M, Falabella, Shein, entre muchas otras, se ven amenazadas por la notoriedad de la moda sustentable. Sin embargo, han adoptado estrategias de marketing para propagar sus marcas en formato online, además de patrocinar etiquetas ecológicas para aparentar una imagen verde y sostenible.

¿Cuál es la justificación tras estos acontecimientos?

La Confederación Europea de Industrias del Reciclaje realizó un estudio acerca de los atuendos de segunda mano, concluyendo que el impacto ambiental de la reutilización de estos es 70 veces menor que la producción de textiles nuevos. Una opción amigable con el ecosistema que también aporta a la vida útil de las prendas.

Stephanie Monsalve, vendedora de la tienda ReUSA, explica que “la indumentaria americana ha sido un boom, principalmente por la calidad. Son piezas que permanecen por mucho tiempo, no como en el retail, donde es todo chino”. Monsalve se refiere al origen de la ropa, precisando que la vestimenta reciclada tiene un nivel superior de confección y detalles. Los materiales y la fabricación son factores clave en la notoria diferencia que existe entre las dos opciones.

Las grandes tiendas normalmente confeccionan con textiles sintéticos, lo que afecta en el estándar y periodo de duración. En cambio, los productos de moda circular, al poseer mayor antigüedad, suelen tener componentes más naturales o resistentes. Ejemplos de esto son el algodón, cuero o cotelé, etc.

ReUSA es una tienda con dos sucursales en Concepción que tienen el ideal de moda y consumo sostenible. Fotografía: Pamela Muñoz.

Precio, originalidad y estilo propio 

Otro aspecto es la accesibilidad a ropa de calidad con precios bajos. A través de esto, el bolsillo de las personas chilenas se ve beneficiado, ya que aumentó la proyección de inflación para el segundo semestre del 2024, que pasará de 3,8 % a 4,2 %, según el Banco Central, como se mencionó en el medio La Tercera, dificultando la economía en la nación.

Consuelo López, una cocinera que a menudo visita tiendas de segunda mano, comenta: “Yo compro vestimenta que está en buen estado, normalmente con etiqueta, nueva y muy barata. Cosas que cuestan alrededor de tres mil pesos aquí, tienen un valor más alto en el retail, siendo lo mismo”. Una diferencia económica abismal, que los clientes consideran como una oportunidad de adquirir artículos de marcas reconocidas a montos reducidos.

La popularidad de estos establecimientos es un aporte a la sustentabilidad y al ahorro. No obstante, la llegada de una mayor cantidad de clientes ha impactado en el alza de precios en diferentes locales comerciales. Renato Fonseca, adolescente que desde muy pequeño compra en las “americanas”, señala que “aumentó mucho el costo por la difusión en redes sociales. Por ejemplo, el Berlintexx, ahora, está carísimo”, destacando cómo los medios se convierten en un arma de doble filo. 

La búsqueda de prendas de calidad persiste entre los clientes, a quienes les interesan los materiales y diseños únicos a un precio menor. Fotografía: Pamela Muñoz.

Las tendencias incrementan el consumo material de los jóvenes, principalmente entre quienes están detrás de un estilo propio y original. De esta forma, en la búsqueda de la expresión a través de la moda, muchos optan por el thrifting, que se refiere a la adquisición de diversos artículos usados para crear nuevos conjuntos de vestir.

Joaquín Vera, un hombre de 20 años, expresa que “uno puede encontrar su tipo de personalidad más fácilmente y puede verse de una manera distinta a los demás, opuesto a lo que se consigue en el retail”, confirmando el deseo de sobresalir más allá de lo que viste la mayoría. Una exclusividad que se encuentra en prendas únicas y distintivas. 

Una nueva alternativa hacia la sustentabilidad

Los variados métodos de reciclaje permiten a los consumidores modificar un pantalón gastado y convertirlo en una cartera o mochila, en función de su originalidad. Chile, uno de los principales países receptores de prendas de segunda mano, se transformó en el sitio ideal para estas prácticas. 

En 2021, el país “fue el cuarto importador mundial de ropa usada” y el número uno de América Latina, según Noticias ONU.  Macarena Aguayo, jefa del local comercial de moda circular Damir, afirma que, este fenómeno, “es positivo para el medioambiente, porque, ¿cuánta agua se gasta en hacer una sola prenda? Son miles y miles de litros”.

Otro de los acercamientos que comparte la Organización de las Naciones Unidas, a través de Noticias ONU, es que para la fabricación de tan solo un par de vaqueros (pantalones de mezclilla) se utilizan cerca de 7500 litros de este líquido. Por ende, el impacto en la elaboración de vestimentas es altamente nocivo para el ecosistema. Entonces, ¿por qué algunas personas siguen optando por la moda rápida, también conocida como fast fashion? “El retail daña al medioambiente. Como dicen en los medios, existen cementerios gigantes de estos desechos y eso es de cero conciencia sustentable”, señala Consuelo López.


Las montañas de ropa y basura abarcan gran parte del norte de Chile. Según el Servicio Nacional de Aduana, el ingreso de ropa al país aumentó en un 50 % desde 2018, como fue mencionado en el Clarín. Fotografía: Jason Mayne/X.

El desierto de Atacama, ubicado al norte de Chile, es reconocido por ser el más árido del mundo. Sin embargo, también por transformarse en uno de los focos de mayor contaminación debido a sus vertederos de ropa. El consumo desmedido de nuevas prendas de vestir desechables se convirtió en una amenaza para la vida en todas sus formas. Es más, según la página de la Universidad Anáhuac Querétaro, “los bajos estándares de calidad de producción de este tipo de textiles la vuelven desechable al poco tiempo y obliga al usuario a comprar con más frecuencia”.

En contraste a este conflicto, Joaquín Vera considera que, adquiriendo indumentaria en tiendas de segunda mano, “se reutilizan piezas que pudieron haber terminado en la basura, dándoles una nueva oportunidad”. A comparación del fast fashion, la moda circular ofrece la esperanza de una realidad sin sobrecarga productiva y con una conciencia medioambiental más profunda.

La transformación del consumo

El auge de las vestimentas de reúso ha alcanzado su punto máximo de popularidad. Aunque este movimiento haya sido impulsado gracias a las redes sociales, la responsabilidad adquisitiva que promueve representa un cambio en la manera en que los jóvenes perciben el planeta y consumen tendencias modernas.

¿La industria de la moda rápida y descartable será capaz de alcanzar los estándares que diariamente ha ido generando la ropa de segunda mano? Como se mencionó, las alternativas ecológicas del retail existen. Sin embargo, estas nacieron a raíz de la crítica por la gran cantidad de recursos que se utilizan y por la contaminación masiva que se genera por el fast fashion

Las destacadas tiendas comerciales se han tenido que ajustar a las nuevas necesidades que surgieron a través de un cambio sociocultural. Actualmente, las personas están prefiriendo una mayor calidad con precios accesibles y que se adhieran a la sostenibilidad antes que algo desechable o sin carácter.

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