Sociedad de consumo: lo bueno, lo malo y lo feo

FOMO es una sigla que significa “miedo a perderse de algo”, viene del inglés: “Fear of missing out”. Si bien es cierto que calzar en la sociedad y cumplir expectativas es una preocupación permanente, la masificación de las redes sociales y las modas exprés han intensificado este fenómeno.

La sociedad de consumo nos brinda muchos beneficios, como la globalización, facilidad para acceder a información con la interconectividad, y lograr que más personas mejoren su calidad de vida a través de la distribución de la tecnología. Desde una perspectiva histórica, actualmente la humanidad goza de privilegios que hace 1 000 años ni el emperador más rico pudo haber tenido.

Por supuesto, no hay mal que por bien no venga, y con esto me refiero a los daños que han provocado la inmediatez y el fácil acceso a cualquier bien o servicio. Un ejemplo puede ser la costumbre antigua de remendar objetos o prendas de ropa para aumentar su vida útil; hoy el valor de cualquier bien está dado por el prestigio inmediato o estatus que da, y no el uso o las aplicaciones que tenga.

No es secreto que la obsolescencia programada es una práctica común para los empresarios, y lo más lamentable es que se trata de una estrategia que genera un retorno económico considerable. Hoy los objetos son casi desechables, y descansan su valía en el estatus que otorga el tener productos nuevos.

Imagen: Universidad Autónoma de Sinaloa

La industria actual va viento en popa, pero esta corriente trae consigo múltiples fallas que subsanar. El resultado de las modas pasajeras se ve en los vertederos de ropa del desierto de Atacama, en los ideales de belleza utópicos, presión social por estudiar “una buena profesión”, abuso de sustancias e incluso situaciones como comprar ropa solo para mostrarla en redes sociales y luego desecharla.

Visibilizar estos problemas de la sociedad es importante para contribuir a solucionarlos, sobre todo antes de que lleguen a un punto de no retorno. Es precisamente por ello que en la edición de esta semana toca abordar temas sensibles, que quizá no sean particularmente fáciles de digerir, pero representan una realidad incómoda a la que tarde o temprano vamos a tener que enfrentar.

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Antonia Ferrada
Estudiante de periodismo periodístico en la Universidad de Concepción. Quinto año (con asignaturas de cuarto).
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