Autoestima en jóvenes: la influencia de las redes sociales

Las plataformas digitales se han vuelto una amenaza contra la salud mental de las nuevas generaciones debido a los estándares y estereotipos de belleza impuestos.

La autoestima es un punto de inflexión en la juventud, con la reciente popularidad de la social media con aplicaciones como TikTok e Instagram. Plataformas que han despertado el interés de los menores en lo superficial, como las imágenes armoniosas y llamativas, creando un estilo de vida ideal. Repercusión masiva que genera inconformidad de parte de los espectadores, causando presión estética.

Los cánones de atractivo son uno de los aspectos más afectados a causa de los portales en línea, Originando en el género femenino la necesidad de ser parte de los estándares hegemónicos plasmados en pantalla como el peso, maquillaje, estilo, facciones, entre otros. En 2022, La Rebelión del Cuerpo realizó un informe que evidenció que el 85 % de las chilenas encuestadas siente temor a subir algunos kilos, como se mencionó en el medio El Mostrador.

El body positive y sus repercusiones

A lo largo de los años, la sociedad ha consolidado los modelos a seguir para las mujeres de todas las edades, en áreas como la publicidad, las películas, los medios de comunicación, marketing, etc. Actualmente, las creadoras de contenido promueven la aceptación y el amor propio, con la idea de “cuerpos reales”.

El body positive se define como poseer una visión positiva del físico, un movimiento que se viralizó en TikTok con cuentas de chicas que muestran sus figuras sin ediciones o poses en la búsqueda de normalizar sus diferencias. La universitaria Damary Salgado explicó que “he visto que la generación Z ha intentado hacer un cambio positivo, fomentando la validación propia. Sin embargo, aún estamos preocupados por los estereotipos de belleza que hemos establecido en la sociedad”.

Un avance que se ve opacado por las críticas y opiniones externas, debido a que las supuestas imperfecciones, comenzaron a tener mayor relevancia y visión cuando se divulgaron por las redes. “Yo no sabía que eran las hip dips, lo descubrí gracias a TikTok, donde afirmaban que no eran razón para avergonzarse y quedé sorprendida porque nunca lo asocié con algo negativo”, abordó Isidora Cisterna, estudiante de Derecho.

Cultura de la comparación y los filtros

Uno de los factores fundamentales en las inseguridades de las muchachas es la utilización de edición y retoques para las fotografías. Son formatos que alteran la perspectiva del aspecto de las personas que utilizan redes sociales, provocando que las chicas se comparen entre sí.

La influencer Catalina Gajardo comentó sobre el impacto de la comparación y el querer verse de cierta forma gracias a las modificaciones visuales. “Te ayudan a verte mejor, por lo que es frustrante no percibirse igual. Situación que puede causar una dismorfia corporal de no saber cómo te ves realmente”, aclaró.

Por otro lado, la renombrada Instagram face, estándar de belleza basado en los efectos de embellecimiento y personas populares en la página, es uno de los cánones estéticos actuales. Jia Tolentino en 2019 escribió La cara de la era de Instagram, donde expresa su inquietud y preocupación por el rostro de las mujeres, ya que todas empezaron a parecerse imitando rasgos y operaciones estéticas.

El impacto de los Influencers

Niñas imitando rutinas de influencers como los «Get ready with me». Foto: El País.

Una moda dañina con la percepción de lo atractivo, que puede llegar a perjudicar la salud física y mental de los individuos que consumen material online. Los referentes desempeñan un rol fundamental, debido a que son una presencia pública que influye en las jóvenes.

Si los creadores de contenido generan un ideal irreal y utópico, al ser modelos para seguir, los espectadores sucumbirán a las inseguridades y autoestima. “Últimamente, volvió el estereotipo de los 2000, con una apariencia extremadamente delgada, casi enferma como Kate Moss. Es preocupante para los nuevos grupos etarios”, detalló Valeria Ortiz, estudiante de Tecnología Médica.

Gracias a la era digital, las plataformas virtuales han modificado e influenciado los parámetros de lo visualmente atractivo, abarcando a las generaciones más pequeñas. Como la reciente moda, los Sephora kids, tendencia de preadolescentes no mayores de 10 años que testean y compran cosméticos en las tiendas. Un interés por el maquillaje, asociado a la imitación en la búsqueda de la maduración precoz.

En consecuencia, las madres han tenido que prohibir las redes a sus hijas o controlar el consumo de horas para evitar este tipo de presión. María Teresa Sandoval, madre de una niña de nueve, señaló que “le tengo prohibido el TikTok a mi Juli, no quiero exponerla a videos que puedan afectar su autoestima”.

Pese a que en el último tiempo hay una creciente movilización de body positive y difusión de la aceptación física. Los estándares visuales siguen siendo parte de la sociedad. Según el estudio de 2016 y 2017 de la marca Dove, un 35 % de niñas entre 11 y 21 años sufren presión por verse perfectas y el 77 % intentan cambiar u ocultar su cuerpo en las publicaciones, como se indicó en Crónica Global.

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